El ejército canadiense contempla la compra de un nuevo sistema de defensa aérea terrestre.

El ejército canadiense ha iniciado el proceso de compra de un nuevo sistema de alta tecnología valorado en unos 1.000 millones de dólares que será capaz de derribar aviones, misiles y drones enemigos.

Los especialistas en adquisiciones del gobierno solicitarán ideas a la industria en algún momento de este año, mientras el Ejército canadiense perfecciona los detalles de lo que quiere en dicho sistema.

Los analistas de defensa y los generales han señalado la invasión rusa de Ucrania como prueba de la necesidad de dicho equipo.

El gobierno liberal esbozó originalmente la compra propuesta en su plan de capacidad de defensa de 2018. En ese momento, el gobierno declaró que dicho sistema de defensa aérea terrestre costaría entre 250 y 499 millones de dólares.

Pero, incluso antes de que el proceso de adquisición haya comenzado en serio, ese precio ha aumentado. Durante una reunión informativa celebrada a finales de abril en Ottawa, los funcionarios del ejército dijeron a los representantes de la industria de la defensa que el coste se situaría ahora entre 500 y 1.000 millones de dólares.

El contrato se adjudicaría en 2026 y los primeros sistemas estarían en funcionamiento un año más tarde, se dijo a los funcionarios de la industria.

«La mayoría de los elementos que se adquirirán con este proyecto serán tecnología comercial de campo», explicó el portavoz del Departamento de Defensa Nacional, Dan Le Bouthillier, en un correo electrónico enviado a los medios informativos. «Los objetivos son municiones de cohetes, artillería y morteros, misiles y bombas aire-superficie y sistemas de aviones pilotados a distancia».

Durante la sesión informativa de abril, se informó a los funcionarios del sector de que el sistema también sería capaz de apuntar a misiles de crucero, helicópteros y aviones. El nuevo sistema no sería capaz de hacer frente a armas más grandes, como misiles balísticos de teatro o misiles balísticos intercontinentales.

El nuevo sistema podría estar equipado con cañones, misiles o ambos.

El ejército canadiense tendrá que examinar si quiere que el sistema de defensa aérea se monte en vehículos blindados ligeros o en algo más pequeño, como camiones.

Varias empresas de defensa ya han empezado a comercializar sus sistemas en Canadá a medida que el proyecto se va acelerando.

La invasión rusa de Ucrania ha demostrado el valor de los sistemas de defensa aérea, según los analistas de defensa. Ucrania ha podido impedir que las fuerzas aéreas rusas controlen los cielos del campo de batalla utilizando una variedad de misiles y armas antiaéreas.

La guerra ha puesto de manifiesto una laguna en las capacidades del ejército canadiense, que ha carecido de un sistema de defensa aérea durante la última década.

El ejército canadiense se equipó en 1989 con un sistema antitanque de defensa aérea de última generación conocido como ADATS. Se adquirió para proteger las bases en Alemania contra los ataques de los rusos, pero, poco después de la entrega del ADATS, la Guerra Fría terminó y los sistemas fueron enviados de vuelta a Canadá. El ADATS se utilizó ocasionalmente para la seguridad nacional, incluso para proporcionar protección contra posibles amenazas aéreas durante la cumbre del G8 en Alberta en 2002.

Pero, ante los recortes presupuestarios ordenados por el gobierno conservador, el ejército anunció que retiraba el ADATS del servicio en 2012.

La medida dejó a las fuerzas canadienses sin un sistema de defensa aérea primario. Los oficiales del ejército reconocieron en su momento que la decisión era arriesgada, pero el servicio había determinado que era aceptable a corto plazo. El ejército tenía planes para introducir un nuevo sistema de defensa aérea alrededor de 2017, pero ese proyecto nunca salió adelante.

En 2020, el entonces comandante del ejército Gen. Wayne Eyre declaró a la revista militar Esprit de Corps que la defensa aérea terrestre era una prioridad para el servicio. «Vemos la evolución de la amenaza de los drones, de los cohetes y de otras formas de fuego indirecto», dijo Eyre, que desde entonces ha sido ascendido a jefe del Estado Mayor de la Defensa. «Tenemos que ser capaces de protegernos».

Señaló que los sensores sofisticados capaces de identificar la ubicación de las posiciones enemigas, así como de detectar las ojivas entrantes, serían especialmente importantes para la defensa aérea basada en tierra.

David Pugliese