Ex analista de la Fuerza Aérea de EE.UU. que filtró información de drones, condenado a 45 meses de cárcel.

Un ex analista de inteligencia de la Fuerza Aérea que en su día ayudó a encontrar objetivos para los mortíferos ataques de aviones no tripulados de Estados Unidos ha sido condenado a 45 meses de prisión por filtrar detalles de alto secreto sobre el programa.

Daniel Hale, de 33 años, declaró ante un juez federal que se sintió obligado a filtrar información a un periodista por su propia participación en un programa que, según él, mataba indiscriminadamente a civiles en Afganistán, lejos del campo de batalla.

«Está mal matar», dijo Hale en una desafiante declaración en la que aceptó la responsabilidad de sus actos, pero también pidió clemencia. «Está especialmente mal matar a los indefensos».

Pero el juez de distrito Liam O’Grady le dijo a Hale que tenía otras vías para expresar sus preocupaciones, además de filtrarlas a un periodista. Citando la necesidad de disuadir a otros de hacer revelaciones ilegales, impuso un castigo más duro que la pena de 12 a 18 meses solicitada por los abogados de Hale, pero significativamente más indulgente que la sentencia más larga solicitada por los fiscales.

«Podrías haber renunciado al ejército» o haber dicho «a tus comandantes que no ibas a hacer más esto», dijo O’Grady a Hale.

La acusación forma parte de una serie de casos que el Departamento de Justicia ha presentado en los últimos años contra funcionarios y ex funcionarios del gobierno que han revelado secretos clasificados a los periodistas. El fiscal general Merrick Garland anunció este mes nuevas directrices que prohíben a los fiscales citar los registros de los periodistas en las investigaciones sobre filtraciones, pero el departamento no ha mostrado signos de reducir los esfuerzos para acusar a los funcionarios que identifican como filtradores de información de seguridad nacional.

Los fiscales han argumentado que Hale, que se desplegó en la Base Aérea de Bagram en Afganistán en 2012 y fue dado de baja con honores al año siguiente, abusó de la confianza del gobierno y sabía que los documentos que estaba compartiendo «corrían el riesgo de causar un daño grave, y en algunos casos excepcionalmente grave, a la seguridad nacional», pero los filtró de todos modos. Dicen que los documentos filtrados por Hale se encontraban en una recopilación en Internet de material diseñado para ayudar a los combatientes del Estado Islámico a evitar ser detectados.

La justificación de Hale de que intentaba sacar a la luz las injusticias que rodean al programa de aviones no tripulados del ejército le ha valido el apoyo de los defensores de los denunciantes y de los críticos de los esfuerzos bélicos del gobierno, algunos de los cuales mostraron pancartas de apoyo fuera del tribunal y asistieron a la audiencia de sentencia del martes.

Pero los fiscales pintaron un retrato diferente. El fiscal adjunto Gordon Kromberg dijo que el impacto de las acciones de Hale no fue contribuir a un debate público sobre la guerra, sino «poner en peligro a la gente que lucha». Dijo que, aunque la intención de Hale no era ayudar a una organización terrorista, eso fue lo que hizo.

Hale comenzó a comunicarse con un periodista en abril de 2013 cuando todavía estaba en las Fuerzas Aéreas. En febrero siguiente, mientras trabajaba como contratista de defensa en la Agencia Nacional de Inteligencia Geoespacial, Hale imprimió seis documentos clasificados que fueron publicados posteriormente. Proporcionó otros documentos al reportero que se publicaron en su totalidad o en parte, incluyendo 11 que estaban marcados como alto secreto o secreto, dijeron los fiscales.

Aunque los documentos judiciales nunca especificaron el destinatario de la filtración, los detalles del caso dejan claro que los documentos fueron entregados a Jeremy Scahill, un reportero de The Intercept, que utilizó los documentos como parte de una serie de informes críticos sobre cómo los militares llevaron a cabo ataques con drones contra objetivos extranjeros.

The Associated Press