Japón busca dos barcos Aegis más para tapar el agujero de la defensa antimisiles.
Japón ordenará dos buques de guerra más equipados con el sistema Aegis que servirán como alternativa al escudo antimisiles Aegis en tierra, construido por Estados Unidos, cuyo despliegue fue desechado este verano, según ha sabido Nikkei.
Se espera que el Ministerio de Defensa apruebe los barcos basándose en un informe provisional que se espera para finales de este mes de un estudio técnico del sector privado.
El movimiento viene mientras Japón lucha con el coste de defenderse por sí mismo, incluyendo cuánto pagar por acoger a las fuerzas de EE.UU.
Los barcos estarán equipados con el radar SPY-7 de Lockheed Martin, que originalmente se instalará en el sistema de Aegis en tierra. Esto requerirá gastos para modificar el radar para la transferencia, además del coste de construir los propios buques. Se asignará una financiación parcial en el presupuesto fiscal de Japón para el año 2021.
Los funcionarios también consideraron la opción de naves de propósito especial dedicadas a interceptar misiles. Esos buques costarían menos, pero se abandonó la idea porque son vulnerables a los ataques submarinos o aéreos.
Los misiles de Corea del Norte siguen siendo una amenaza, pero el Japón también tiene la mira puesta en China. Ante prioridades distintas de la defensa con misiles, como patrullar las islas del Mar de China Oriental, los funcionarios consideran que los nuevos destructores equipados con Aegis son una incorporación práctica a la flota basada en su maniobrabilidad y sus defensas.
La crónica falta de personal de la Fuerza de Autodefensa Marítima de Japón sigue siendo un obstáculo para operar los nuevos barcos Aegis. Japón eligió inicialmente el sistema Aegis en tierra para hacer frente a la falta de personal. Tokio tratará de ampliar las filas de las Fuerzas de Defensa Marítimas como parte de una reasignación más amplia de personal de las Fuerzas de Autodefensa.
El sistema interceptor Aegis en tierra estaba destinado a ser instalado en dos lugares de la isla principal de Japón, Honshu, con el objetivo de derribar los misiles procedentes de Corea del Norte.
Pero el plan fue abandonado después de que los oficiales se enteraron de un fallo de diseño que aumentaría el gasto del sistema, que habría costado unos 4.000 millones de yenes a lo largo de 30 años, incluidos el mantenimiento y la capacitación.
Y España también . Esa debería ser en realidad la noticia .