Japón presenta por primera vez una nueva versión de su misil antibuque.
Por primera vez, Japón ha presentado una nueva versión de su misil anti-buque supersónico ASM-3 desarrollado en el país.
El misil actualizado fue visto durante la visita del Viceministro de Defensa de Japón, Tomohiro Yamamoto, a la fábrica de Industrias Pesadas Mitsubishi Komaki Minami en Toyoyama, Prefectura de Aichi.
El ASM-3 es un misil anti-buque de largo alcance lanzado desde el aire diseñado para los aviones de combate multipropósito F-2 de la Fuerza de Autodefensa Aérea de Japón (JASDF). La unidad de guía del misil emplea un buscador compuesto de radar activo/pasivo, y el radar pasivo tiene la capacidad de continuar rastreando y derrotando al bloqueador o la sección de radar incluso si el radar activo está perturbado o es objeto de una guerra electrónica. Se especula que este radar pasivo le permitirá funcionar como un misil de radar terrestre (ARM) de forma limitada.
El período de desarrollo de la versión básica del arma se extendió desde 2003 hasta 2017, durante el cual se produjeron un total de 15 lanzamientos de prueba demostrado la viabilidad del diseño. Los costes de investigación y desarrollo han ascendido a 367 millones de dólares.
La versión avanzada tiene diferencias visuales con la configuración de la versión básica como: el misil actualizado tiene un nuevo diseño del cuerpo, la entrada de aire ha sido modificada y tiene mayores dimensiones respecto a la versión básica.
Algunas fuentes señalaron que el nuevo misil tendrá un alcance de más de 400 km.
Colton Jones
Lops Nipones muelen despacio pero muelen muy fino.
Japón es uno de los pocos países capaces de generar tecnologías novedosas. Muchos países tienen gran capacidad y estructura industrial desarrollada para copiar tecnologías y aplicar procedimientos novedosos e incluso mejorarlos, pero no crearlos. Tal es el caso de China, que ha llevado estos procedimientos hasta su adn industrial. Este procedimiento tiene muchas ventajas, como alcanzar muy rápido altos niveles tecnológicos, pero puede conducir a mesetas de desarrollo puntual que pueden llevar a retrasar los avances rápidos. Tal es el caso del J-20, que no puede desarrollarse por falta de motores adecuados; y no los tiene porque ha dispuesto de las tecnologías de ocultacion provenientes de un proyecto ruso de La Corporación MiG (1.44), pero no las que se necesitan para producir un motor con capacidad supercrucero. Las debe realizar por los medios tradicionales (I+D+i) y eso lleva mucho tiempo además de dinero y material humano necesario. Por ello los avances se han producido en tiempos distintos y eso conduce a mesetas difíciles de superar.
Lo descripto es la antítesis del país del sol naciente. Además, la amenaza China ha despertado a Japón de su sueño pacifista y ha empezado a volcar sus capacidades creativas a los armamentos. Es muy probable que en los años venideros Japón se convierta en uno de los principales desarrolladores tecnológicos de armamentos, especialmente en el área de la electrónica aplicada y sistemas robóticos, todo lo cual ya está muy avanzado en su aspecto civil.