La acción militar puede ser la única forma de detener a Irán, dice un ex funcionario de Trump.

Si Irán está «absolutamente decidido» a desarrollar un arma nuclear, la única manera de detener al régimen de los ayatolas puede ser militarmente, según Elliott Abrams.

Si esa suposición es correcta, entonces «en última instancia, Israel y Estados Unidos tendrán que enfrentarse a ello».

Abrams, investigador principal de estudios sobre Oriente Medio en el Consejo de Relaciones Exteriores, fue representante especial del presidente estadounidense Donald Trump para Irán y Venezuela. Declaró a The Jerusalem Post que, si fuera necesaria una acción militar contra Irán, Estados Unidos e Israel tendrían que gestionarla solos: es probable que China, Rusia y los europeos busquen una alternativa militar para detener la proliferación nuclear iraní.

Cuando se le preguntó cómo sabrían los países si esa acción era necesaria, dijo que «depende de los iraníes». Hasta ahora, Irán ha sido increíblemente cuidadoso, y desde 2003 se han movido lentamente. Han amenazado con enriquecer uranio hasta el 60% de pureza, lo que sería un paso muy grande. Pero por ahora, eso es sólo una amenaza. No lo han hecho».

Abrams dijo que los servicios de inteligencia de cada país estudian la cuestión del «cuándo» y cada uno ha llegado a una respuesta diferente, y en algunos casos, estas cifras son clasificadas. En su opinión, Irán podría disponer de un arma nuclear entregable en un año y medio.

«Pero nunca se sabe cuándo tratarán de reducirlo a unos pocos meses, lo que supone una grave decisión para Estados Unidos e Israel», dijo Abrams.

«Obviamente, Irán afirma que no busca un arma nuclear, pero sabemos cómo se comportan los países cuando realmente no buscan un arma nuclear», continuó. «Sabemos cómo se comportan los países cuando sólo quieren energía nuclear.  No es así como se comporta Irán».

Mientras tanto, la nueva administración estadounidense del presidente Joe Biden ha expresado su interés en volver a participar en el acuerdo del Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés) firmado en julio de 2015 por Alemania, China, Estados Unidos, Francia y Rusia.

Trump abandonó el acuerdo nuclear iraní en 2018. Abrams dijo que volver al JCPOA en 2021 no es una perspectiva sencilla.

«Creo que están atascados», dijo. «Está claro que quieren unirse al acuerdo, y si se les hubiera preguntado en noviembre, habrían dicho que en febrero o marzo se habrían reincorporado tras unas semanas de negociaciones. Pero no ha sido así.

«Estados Unidos no ha levantado ninguna sanción e Irán ha estado haciendo cosas cada vez más terribles», continuó. «Me pregunto hoy si realmente creen que es posible reincorporarse al JCPOA. No sé a qué conclusiones han llegado, pero creo que probablemente sean mucho menos optimistas ahora».

Ni EE.UU. ni Irán han mostrado voluntad de compromiso, dejando la situación en un punto muerto. 

Abrams dijo que mucha gente ha asumido que ambas partes quieren volver al JCPOA, por lo que sólo es cuestión de llegar a un acuerdo. Pero no está tan seguro de que el líder supremo de Irán, Alí Jamenei, quiera volver al JCPOA, y mucho menos negociar nuevos acuerdos.

«No creo que el líder supremo se preocupe por conseguir una buena economía de consumo en Irán, no creo que su objetivo sea que la economía iraní sea más próspera y que Irán se parezca más a Occidente», dijo Abrams. «Prefiere una economía de resistencia a una economía de consumo al estilo occidental… Habrá que persuadirle».

Además, aunque la administración Biden podría haber fijado sus aspiraciones en un acuerdo iraní alargado y reforzado, Abrams dijo que este objetivo podría ser inalcanzable sin tener que renunciar a la influencia que la nueva administración recibió de la administración Trump y que sería necesaria para lograr otros cambios necesarios en la política iraní.

«Hay un gran problema con la posición de la administración», dijo Abrams, explicando que para volver al JCPOA, la administración tendría que levantar las sanciones petroleras y financieras al régimen ayatola. Si Estados Unidos lo hace para volver al JCPOA, habrá renunciado efectivamente a toda su influencia para ir más allá del acuerdo actual, dejando poco espacio para las negociaciones en torno al programa de misiles iraní o el apoyo del país al terrorismo.

Dijo que un acuerdo exitoso extendería las cláusulas de caducidad del JCPOA y las haría más fuertes, reduciría el programa de misiles de Irán y detendría el apoyo financiero del país a Hamás, Hezbolá, los Houthis y las milicias chiítas -conocidas colectivamente como las Fuerzas de Movilización Popular- en Irak.

Actualmente, Irán es considerado el mayor Estado patrocinador del terrorismo en el mundo.

Abrams dijo que en los cinco años transcurridos desde la firma del JCPOA Irán no ha cumplido. En los dos últimos años de la administración Trump, Estados Unidos ha puesto en marcha un importante programa de sanciones que incluye, además de las nucleares, las de derechos humanos y las antiterroristas. La administración lo denominó «campaña de máxima presión» y tenía como objetivo presionar al país para que desistiera de las actividades mencionadas.

Por un lado, admitió Abrams, Irán se acercó al desarrollo de una bomba nuclear. Por otro lado, dijo, «si se observan las finanzas de Hamás y Hezbolá, se ve que reciben una cantidad bastante reducida de Irán».

Dijo que ahora era el momento de negociar con Irán independientemente de quién llegara a la presidencia, y que ese fue siempre el objetivo de Trump. Pero Abrams dijo que cree que los iraníes estaban aguantando para ver quién sería el presidente, porque el régimen iraní «esperaba no tener que negociar con el presidente Trump.»

Dijo que cree que Irán ha llegado al punto en el que sabe que tiene que buscar el alivio de las sanciones pronto. Las preguntas realmente son cómo de pronto es pronto, y qué precio tendrán que pagar.

Maayan Jaffe-Hoffman