La flota de dragaminas de la Armada de Estados Unidos se encuentra en mal estado.

El medio número uno de la Marina de EE.UU. para contrarrestar las minas marinas iraníes en el Golfo Pérsico debería haberse reemplazado hace mucho tiempo.

La envejecida flota de dragaminas de la Marina de Estados Unidos, la principal línea de defensa del servicio contra una de las armas más antiguas y efectivas de la historia naval, está tan deteriorada que no puede cumplir con su misión. Un nuevo informe de ProPublica alega que el servicio ha descuidado la flota y que los dragaminas son, en palabras de un oficial en servicio, «los barcos que la Marina olvidó».

A medida que aumentan las tensiones entre Irán y Estados Unidos, los barcos que podrían ver más acción son los menos preparados para ello.

Las armas de guerra más antiguas y peligrosas como son las minas navales, datan del siglo XIX. Al igual que las minas terrestres, las minas navales son municiones metálicas con un núcleo hueco diseñado para explotar si se tocan o golpean. Dejadas caer en un canal o vía marítima, a menudo son invisibles para los barcos regulares hasta que el barco contacta físicamente con la mina, o hasta que el campo magnético del casco de un barco activa el detonador. Esto hace que los dragaminas, los barcos de madera o casco de fibra de vidrio diseñados específicamente para cazar y eliminar las minas, sean vitales en un conflicto.

Los dragaminas de la clase Avenger, USS Devastator (MCM 6), USS Gladiator (MCM 11), USS Sentry (MCM 3), USS Dextrous (MCM 13), con el destructor de misiles guiados clase Arleigh Burke USS Mason (DDG 87) y un helicóptero MH -53E Sea Dragon asignado a los «Blackhawks» del Helicopter Mine Countermeasures Squadron (HSM) 15 maniobra en el Golfo Arábigo, el 6 de julio.

La Marina de Estados Unidos construyó 14 dragaminas de clase Avenger en los años 80 y 90. Con poco más de sesenta metros de eslora, lentos y armados con un par de ametralladoras calibre 50, los dragaminas están muy lejos de los elegantes y rápidos destructores, los enormes portaaviones y otros barcos de la Armada más sofisticados.

Pero son absolutamente vitales. Las minas han sido utilizadas en la mayoría de los conflictos navales de los siglos XIX y XX. La Fuerza Aérea del Ejército de Estados Unidos dejó caer miles de minas marinas durante la Operación Inanición,  un esfuerzo para estrangular la economía de Japón durante la Segunda Guerra Mundial. Los bombarderos estadounidenses B-29 arrojaron 12.135 minas y hundieron o dañaron 670 barcos japoneses, convirtiendo la iniciativa en una de las campañas navales más efectivas de la guerra, con muy poco esfuerzo.

A pesar de la utilidad de las minas, la Marina ha descuidado tradicionalmente su fuerza de desminado, confiando en los dragaminas europeos y japoneses para aumentar sus fuerzas en tiempos de guerra. Los buques de clase Avenger para la contramedida de minas (MCM) se encuentran en su mayoría en el extranjero, en Japón y Bahrein, donde están listos para despejar las minas de Corea del Norte y de Irán, en teoría.

En realidad, como señala ProPublica, los barcos sufren de unos índices de fiabilidad abismales. En los últimos años, los dragaminas «han sufrido la mayor tasa de problemas mecánicos de todos los buques de la Armada», y un barco, el USS Devastator, pasó tanto tiempo amarrado en un muelle de Bahrein que los marineros bromeaban diciendo que en realidad era un edificio.

Por otro lado, las tripulaciones de los dragaminas son descritas como capaces y ansiosas de realizar su misión, perjudicadas no solo por la edad y la dificultad de mantener sus barcos, sino también por una Armada que depende de simulaciones de misiones por computadora en lugar de entrenamiento y ejercicios prácticos.

En un mundo ideal, los dragaminas de la clase Avenger habrían sido retirados del servicio hace años. A mediados de la década de 2000, la Armada de EE.UU. comenzó a desarrollo la clase de buques de combate litoral (LCS), un buque pequeño, del tamaño de una fragata que utiliza «módulos de misión» de equipos especializado de despliegue rápido para adaptarse a amenazas específicas.

Uno de los muchos módulos de misión era el módulo de contramedidas de minas, una combinación de sistemas, algunos no tripulados, y tardó más de una década en desarrollarse. El módulo MCM solo ahora está alcanzando el estatus de Capacidades de Operaciones Iniciales (IOC), lo que significa que es mínimamente capaz de cumplir su misión … once años después de que el primer barco LCS saliera de los astilleros. Aun así, un informe del Pentágono sobre el paquete MCM puso en duda la disposición de los LCS para asumir el papel de caza de minas, afirmando en 2018 que «la Marina declaró la COI [capacidad operativa inicial] para los tres sistemas del paquete de misión MCM revisados ​​antes de demostrar que los sistemas eran efectivos y adecuados para los usos operativos previstos».

Kyle Mizokami

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