Los aliados de la OTAN prueban el sistema de defensa aérea en Rumanía con un ataque simulado.
Los aliados de la OTAN realizaron el miércoles un ejercicio militar para poner a prueba las defensas aéreas y antimisiles en Rumanía, una semana después de que un misil perdido se estrellara en Polonia y pusiera de manifiesto las deficiencias del escudo de la alianza para los cielos.
Un sistema francés de defensa aérea desplegado en Rumanía repelió un ataque simulado de aviones de combate aliados, dijo el Mando Aéreo Aliado de la OTAN en Ramstein, en el oeste de Alemania.
En el ejercicio participaron aviones de combate F-16 turcos, Eurofighters españoles, aviones growler estadounidenses diseñados para la guerra electrónica y aviones Rafale franceses que volaron desde el portaaviones Charles de Gaulle, añadió.
«En respuesta a la guerra de Rusia contra Ucrania, seguimos reforzando nuestra disuasión y nuestras defensas en la parte oriental de la alianza», dijo la portavoz de la OTAN, Oana Lungescu.
Dijo que la alianza había añadido más cazas y aviones de vigilancia de patrulla, junto con más defensas aéreas basadas en tierra y buques con capacidad de defensa aérea en el mar.
«Ejercicios como éste garantizan que las fuerzas de la OTAN sean capaces de operar juntas y estén preparadas para responder a cualquier amenaza procedente de cualquier dirección», señaló.
Francia ha desplegado su sistema de defensa aérea SAMP/T en Rumanía desde mayo. Está diseñado para proteger los campos de batalla y los lugares sensibles, como aeropuertos y puertos, contra misiles de crucero, aviones, drones y misiles balísticos tácticos.
Otros aliados también han trasladado este tipo de armas al flanco oriental de la OTAN tras la invasión rusa de Ucrania: Las unidades de fuego Patriot alemanas están desplegadas en Eslovaquia, Estados Unidos está operando Patriots en Polonia y España envió sistemas NASAMS a Letonia.
Sin embargo, la caída de lo que parece haber sido un misil ucraniano perdido en Polonia el martes de la semana pasada puso de manifiesto la necesidad de que la OTAN cubra más lagunas en su escudo aéreo.
Después de la Guerra Fría, muchos aliados de la OTAN redujeron el número de unidades centradas en las amenazas del cielo, reflejando la evaluación de que en adelante sólo tendrían que hacer frente a una amenaza limitada de misiles procedentes de países como Irán.
Esta percepción cambió drásticamente con la invasión rusa, que hizo que los aliados de la OTAN se apresuraran a aumentar sus reservas de munición y a hacer frente a las carencias de la defensa aérea.
Reuters