Northrop Grumman quiere construir el nuevo avión de combate japonés.

Northrop Grumman y Lockheed Martin se enfrentaron hace una generación para suministrar un caza de quinta generación a la Fuerza Aérea estadounidense con sus prototipos de aviones YF-22 de Lockheed y el YF-23 de Northrop. Ahora este enfrentamiento podría repetirse en el nuevo proyecto japonés para dotar a su Fuerza Aérea de un avión de combate.

El gigante de defensa estadounidense Northrop Grumman dice ahora que está «muy interesado» en el programa F-3 de Japón para construir en el país un nuevo avión de combate, estableciendo una gran competencia  contra Lockheed Martin. Tal batalla podría reflejar una que tuvo lugar en la década de 1990 y que dio como resultado el triunfo del F-22 Raptor de la Fuerza Aérea de Estados Unidos.

Cazas F-15J de Japón (izquierda) y F-2 (derecha).

La flota japonesa de aviones de combate es un pilar de la defensa del país. Tokio cuenta con una fuerza de más de 200 cazas F-15J, la mayor flota de F-15 fuera de la Fuerza Aérea de los EE.UU. La flota F-15 de Japón es también una de las más antiguas.

En un momento dado, el país apostó por reemplazar esos F-15 por F-22 Raptors. Pero una ley estadounidense de 1998, destinada a proteger los secretos del caza, restringió la exportación del F-22, incluso a un aliado. De repente, Japón se quedó sin ningún reemplazo viable para su flota de cazas de superioridad aérea. El país pasó varios años trabajando en un demostrador de tecnología nacional, llamado ATD-X, pero concluyó que sería demasiado costoso desarrollarlo solo.

Ahora, Japón está solicitando ayuda del extranjero, con la esperanza de reducir el tiempo que le llevaría dotarse de un nuevo caza. El gigante de la defensa Lockheed Martin, desarrollador del F-22 Raptor y del F-35 Joint Strike Fighter fue el primero en responder a la llamada , ofreciendo un híbrido de ambos aviones.

Ahora, según Reuters, otro gigante de la defensa estadounidense se ha ofrecido para el nuevo proyecto. Northrop Grumman ha respondido a la solicitud de Japón. La compañía seleccionó una lista de tecnologías que podría contribuir al programa de cazas F-3, pero por el momento, no ha presentado una propuesta formal. (Otros contratistas de defensa todavía podrían participar en la competencia del F-3, particularmente Boeing y BAE).

Lockheed Martin y Northrop Grumman se enfrentaron a principios de la década de 1990 durante la competencia del Advanced Tactical Fighter. Después de un vuelo entre el YF-22 de Lockheed Martin y el YF-23 de Northrop, el YF-22 fue declarado ganador y se convirtió en el F-22 Raptor.

Northrop llega a la competencia en desventaja. A pesar de que es una de las compañías de aviación más grandes del mundo, no ha diseñado ni construido un caza desde el YF-23. La compañía se ha centrado en aviones no tripulados, en particular en el RQ-4 Global Hawk, y en los bombarderos, tanto el B-2 Spirit como el próximo B-21 Raider.

¿Qué podría ofrecer Northrop a Japón? A pesar de su reputación de potencia tecnológica, la industria aeroespacial de Japón está rezagada en áreas clave, como la aviónica, la integración de sistemas, las redes y el sigilo. Japón podría eventualmente desarrollar todas estas cosas por sí mismo, pero a un coste asombroso. El tiempo tampoco está al lado de Japón, ya que el más antiguo de los cazas F-15J del país se acerca a los 40 años.

El caza F-3 necesitará tecnologías de vanguardia para compensar cualquier ventaja numérica que la fuerza aérea de China traiga a una batalla futura. Una flota de F-3 equipados con tecnología sigilosa y de redes podría coordinar ataques contra enemigos numéricamente superiores.

Northrop Grumman se promociona como un maestro de la tecnología de los aviones de combate, que incluye «diseño de sistemas, diseño de vehículos aéreos, controles de vuelo, sistemas de gestión de vehículos, tecnologías de habilitación de redes y supervivencia». Japón necesita toda la tecnología, especialmente «supervivencia», también conocida como tecnología sigilosa.  Como desarrollador del bombardero B-21 Raider, Northrop tendrá acceso a lo último en tecnología de sigilo estadounidense.

Un diseño de caza de sexta generación que apareció en un video promocional de Northrop Grumman 2016.

Cómo sería el avión de Northrop? Casi con seguridad tendría dos motores, un alcance más largo para permitir que más bases aéreas japonesas contribuyan a patrullar las fronteras nacionales frente a Corea del Norte y China, y la capacidad de realizar misiones por encima de Mach 1. En 2016, la compañía se burló de la imagen de un caza de sexta generación sin cola en un video promocional, pero puede que no haya tiempo ni dinero para desarrollar un nuevo fuselaje.

Una posibilidad es la recuperación del diseño YF-23, con una electrónica modernizada y un motor japonés. (Un resultado positivo del programa ATD-X han sido los avances japoneses en motores a reacción de alto rendimiento.) Si esa es la propuesta de Northrop, entonces podríamos estar viviendo la década de 1990 de nuevo, enfrentando el F-22/F-35 contra un reencarnado YF-23.

Kyle Mizokami

1 thoughts on “Northrop Grumman quiere construir el nuevo avión de combate japonés.

  • el 3 mayo, 2019 a las 23:21
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    Qué interesante noticia. Resulta apasionante notar cómo los grandes conglomerados de la industria aeroespacial norteamericana dedicados a la aviación de combate (Boeing, Lockheed-Martin y Northrop Grumman), se disputan cuanto mercado potencial exista. Lockheed-Martin ha llevado el combate aéreo a su máxima expresión en el S. XXI, desafiando las fronteras tecnológicas y haciendo posible aviones de combate que incorporan la furtividad no como concepto sino prácticamente. Aún no está clara la total superioridad de la aplicación de las tecnologías furtivas en el diseño de los aviones de combate, pero claramente establece un nivel tecnológico tal, que cualquier aeronave de combate que quiera supervivir en los campos de batalla aéreos del futuro deberá incorporar sino la totalidad, al menos algunos componentes de furtividad. Por ello, la casi totalidad de los nuevos diseños incorporan las tecnologías de ocultamiento desde el inicio de su diseño. En el caso japonés, el análisis de los costos y el tiempo de I+D+i para concretar el nuevo caza (F-3) aunque ciertamente realizable, es concluyente la conveniencia de la asociación con un grupo aeroespacial que cuente con la capacidad de diseño y desarrollo de todos los sistemas integrados que demandaría un avión de éstas características. Realmente existen muy pocas de éstas empresas en el mundo. Además de las tres norteamericanas ya mencionadas sólo existe la británica BAE Systems, cuya experiencia proviene de su cooperación en el desarrollo del F-35 (F-35 A/B). Pero realmente el grupo mejor posicionado es Lockheed-Martin. Ésta empresa es la única proveedora de aviones de caza de «quinta generación» (como prefiere denominarlos su casa matriz para diferenciarlos de todos los demás, pertenecientes a concepciones tecnológicas de generaciones anteriores) de la USAF desde hace décadas. Northrop Grumman le sigue en segundo lugar, pues ha acumulado enorme experiencia en el desarrollo del YF-23, el avión que perdió la competencia con el YF-22, y si bien carece de experiencia productiva, en el pasado ha producido el bombardero B-2 Spirit (de primera generación) y está desarrollando el B-21 Raider, ambos bombarderos furtivos estratégicos. El consorcio británico BAE Systems (aunque tiene filiales en EE.UU y en todo el mundo) sigue en tercer lugar, pues ya tiene un proyecto de caza avanzado (Tempest) en desarrollo y aunque liderado por el gigante británico ya tiene en cartera numerosos socios y está dispuesto a incorporar muchos más y asociarse a proyectos ya en marcha (como el TF-X turco). En cuarto lugar y con menores posibilidades se encuentra Boeing, que no tiene ninguna experiencia en el diseño y desarrollo de aviones de combate avanzados más que una participación menor en la producción e integración de sistemas del F-22 Raptor, que aunque sigue siendo quizá el caza más avanzado en la actualidad, es en realidad un diseño de los años ’80, desarrollado en los ’90 y que entró en servicio con la USAF en diciembre de 2005 y se mantuvo en producción hasta el 2009, cuando el congreso autorizó la interrupción de su producción debido a su alto coste unitario (cercano a los 330 millones de dólares). El F-3 tiene una alta prioridad para Japón, que debe reemplazar sus aviones más antiguos, especialmente sus cazas de superioridad aérea (F-15J). El reemplazo para sus aviones de ataque ya ha comenzado con el F-35, siendo Japón una de las dos únicas plazas adonde se ensambla el F-35 fuera de EE.UU (la otra es Italia). Por el tipo de enemigo que se espera podría enfrentar Japón (China) y su particular situación geográfica, la ventaja de una aviación de combate «furtiva» se hace muy evidente, ya que China no sólo posee aviones de éstas características ya en servicio (J-20) y en desarrollo (FC-31, bombarderos), sino también está desarrollando una muy poderosa fuerza de portaaviones que la capacitaría para realizar ataque desde cualquier punto de los mares circundantes. En éstos contextos las tecnologías de invisibilidad no sólo se presentan como una ventaja insustituible, sino una real necesidad.

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