Amenazas submarinas: el mar Báltico atrapado en las tácticas híbridas de Rusia.
El primer ministro sueco Ulf Kristersson resumió la situación sucintamente la pasada semana diciendo: “No estamos en guerra, pero tampoco estamos en paz”. Si bien no hay un conflicto abierto en curso, las operaciones hostiles atribuidas a Moscú han aumentado, mezclando sutileza con agresión.
Los incidentes incluyen cables submarinos cortados, uso sospechoso de buques civiles, interferencias del GPS que perturban la aviación y petroleros fantasmas que plantean riesgos de derrames catastróficos de petróleo, acciones que indican la explotación por parte de Rusia de las vulnerabilidades en una región que cada vez se considera más como una zona controlada por la OTAN.
El colapso de la Unión Soviética marcó un revés estratégico importante para Rusia en el Báltico. Las costas de la región, que antes estaba dominada por Moscú, ahora están bordeadas por ocho Estados miembros de la OTAN tras la adhesión de Finlandia y Suecia en 2023 y 2024.
El acceso de Rusia al Báltico se ha reducido a dos puntos: el enclave de Kaliningrado y el golfo de Finlandia, donde se encuentra San Petersburgo. Estos puntos de acceso limitados siguen siendo críticos para un país que depende de puertos libres de hielo a lo largo de su flanco occidental.
A pesar de estas limitaciones, Rusia ha mantenido su presencia en la región. En la década de 2000, los inversores rusos adquirieron tierras estratégicamente ubicadas cerca de bases militares finlandesas e islas frente a Helsinki, lo que les permitió supervisar rutas marítimas clave. Tras la invasión de Ucrania, Moscú ha intensificado sus actividades hostiles, aprovechando las aguas poco profundas del Báltico y la cartografía detallada de sus fondos marinos para llevar a cabo operaciones de sabotaje bajo la apariencia de actividad civil.
En los últimos 15 meses, los incidentes de sabotaje se han vuelto frecuentes. Al menos ocho cables de telecomunicaciones, un gasoducto y una línea eléctrica de alto voltaje han resultado dañados en el Báltico. El método suele ser similar: los buques civiles, como los cargueros o los petroleros que parten de los puertos rusos, arrastran sus anclas durante kilómetros, destruyendo la infraestructura submarina mientras mantienen activos sus transpondedores GPS. Esta táctica, identificada como un componente central de la estrategia híbrida de Rusia por el Wilson Center, refleja un incidente ocurrido en enero de 2022 en el archipiélago noruego de Svalbard. Si bien el impacto material suele ser limitado, el objetivo principal parece ser demostrar la capacidad de perturbar sistemas críticos e infundir preocupación entre las naciones occidentales.
Un incidente destaca por su escala y complejidad: las explosiones de 2022 en el gasoducto Nord Stream. La responsabilidad del ataque sigue sin estar clara, a pesar de las exhaustivas investigaciones. En 2024, se emitió una orden de arresto contra un buzo ucraniano, aunque Kiev niega su participación y atribuye el sabotaje a Rusia.
La amenaza se extiende más allá del fondo marino. En el mar, Moscú emplea una “flota fantasma” para eludir las sanciones internacionales. Esta flota, compuesta por unos 600 petroleros (200 de los cuales están vinculados directamente con Rusia), transporta petróleo ilegalmente a Asia y África. Estos buques, a menudo viejos, sin seguro y que navegan bajo banderas de conveniencia, plantean riesgos significativos. Un posible derrame de petróleo en el Báltico, un mar semicerrado con un ecosistema frágil, podría tener consecuencias desastrosas. En enero de 2024, Alemania evitó por poco un desastre de ese calibre cuando el Eventin, un petrolero que transportaba 99.000 toneladas de petróleo crudo, se desvió peligrosamente durante una tormenta.
Se sospecha también que estos petroleros se dedican a otras actividades. Las antenas inusuales observadas en ciertos barcos sugieren operaciones de recopilación de información. Algunos de estos buques han sido detectados cerca de cables submarinos críticos o lugares estratégicos como Gotland, una isla sueca que ha experimentado una creciente militarización en los últimos años.
En el aire, la situación es igualmente preocupante. Desde 2023, las interferencias del GPS en el Golfo de Finlandia y en los alrededores de Kaliningrado han perturbado la aviación, obligando a suspender algunos vuelos comerciales. En 2024, Finlandia notificó más de 2.800 incidentes de interferencias del GPS, en comparación con los 200 del año anterior. Estas acciones, combinadas con la “suplantación” (la manipulación de las señales del GPS para ocultar la ubicación real de un buque), ilustran la variedad de herramientas empleadas por Rusia en este conflicto híbrido.
En respuesta a estas provocaciones cada vez más intensas, la OTAN ha aumentado sus esfuerzos para proteger la región. El 14 de enero de 2025, los ocho Estados miembros de la OTAN que bordean el Báltico lanzaron la operación “Baltic Sentinel”, que combina barcos, aviones, drones y satélites para monitorear y proteger infraestructura submarina crítica. Esta iniciativa complementa los esfuerzos de la Fuerza Expedicionaria Conjunta liderada por el Reino Unido, que utiliza inteligencia artificial para detectar y denunciar actividades sospechosas en la zona.
El mar Báltico se ha convertido en un punto focal de la creciente confrontación entre Rusia y Occidente. Mediante sabotajes encubiertos, presiones económicas y provocaciones militares, Moscú sigue desafiando las normas establecidas a pesar de su creciente aislamiento. Mientras persisten las tensiones, esta región de vital importancia estratégica sigue estando a la vanguardia de las preocupaciones de seguridad de Europa.
Timothée
La escusa de la OTAN para militarizar aun más el Báltico,esto no se lo cree nadie a este paso los calvos le van ha echar la falta de pelo a Putin y a Rusia porque según parece tienen la culpa de todo.
Claro que si, Enrique.
Si es todo una paranoia de los Otanistas. Si rusia solo está de maniobras en maniobras. Lo demás son invenciones.
Que se lo digan a Ucrania.
Suecia acaba de detener otro barco éste fin de semana acusado de dejar caer sus anclas cuando pasaba por un cable submarino entre su país y Letonia. De esto los calvos no tienen la culpa pero Putin sí
Los esfuerzos de la OTAn deberían enfocarse en ahogar a Rusia en el Báltico y en el Mediterráneo.
¿Pues qué quieres que te diga? Con los EE. UU. «trumpistas» no descartando invadir Panamá ni hacer uso de la fuerza para conquistar Groenlandia, yo me siento más a gusto en una situación un poco más equilibrada, con los rusos con su base en Siria.
Los países no tienen amigos, sino intereses.
Víctor Demóstenes. Pues parece que sirvió de algo. Ahora Panamá decomiso la documentación de la empresa china que controla el canal y le otorga a los barcos chinos de carga, suculentas rebajas. Ojo, que esto no solo ha afectado a los barcos de carga gringos, también a los de carga europeos. Pero ya sabemos, el odio y la envidia contra USA, persa más que el sentido común. Y se las dan de muy eurpeos..
La super Unión europea con lo que le gusta legislar y multar a todos bicho viviente dentro de europa podría obligar a todo barco sin seguro ni permisos de navegación a no tocar sus costas bajo pena de incautación.
Si no sabes comportar, te deben educar.
Para todo lo demás las Armadas aliadas a incautar barcos sospechosos o poner en su sitio a la todopoderosa armada del admirador de todo lo soviético….. incluido el fondo del mar…..
Estamos en una guerra declarada, se quiera o no se quiera entender….hacer como una avestruz no ayuda….cuando enfrente está una hiena.
Exacto, de momento no vuelan pepinos pero estamos a punto. Y si aún no empezaron los disparos es porque siempre puede haber un tarado que tire una nuclear, que provocará una reacción en cadena y adiós a la vida en la tierra. Es lo único que impide una guerra abierta, pero si seguimos por este camino no faltará mucho.