El portaaviones chino Fujian finaliza sus quintas pruebas de mar.
El portavoz del Ministerio de Defensa Nacional de China, Wu Qian, anunció que las pruebas del portaaviones Fujian se estaban llevando a cabo según lo previsto. Asimismo, confirmó que se realizarán más pruebas a medida que se alcancen las establecidas por el constructor.
El Fujian representa un salto transformador en las capacidades navales de China, y resume la ambición del país de convertirse en una potencia marítima dominante. Como tercer portaaviones y el más avanzado de la flota china, marca un cambio con respecto a los diseños anteriores, muy influenciados por los modelos soviéticos, y muestra un enfoque local de la ingeniería naval.
El portaaviones, que lleva el nombre de la provincia costera sudoriental de Fujian, que se encuentra frente a Taiwán al otro lado del estrecho, simboliza los objetivos estratégicos más amplios de China, que incluyen la protección de sus fronteras marítimas y la proyección de poder a escala global.
El Fujian, botado en junio de 2022, es el portaaviones más grande y sofisticado que China ha construido hasta la fecha, con un desplazamiento de aproximadamente 80.000 toneladas. Su gran tamaño y sus características avanzadas lo sitúan en una categoría comparable a los superportaaviones de la Armada estadounidense, lo que demuestra el rápido progreso de la industria de construcción naval china.
A diferencia de sus predecesores, el Liaoning y el Shandong, que dependen de rampas de salto de esquí para el lanzamiento de aeronaves, el Fujian está equipado con un sistema de lanzamiento de catapulta electromagnética. Esta tecnología, similar al Sistema de Lanzamiento de Aeronaves Electromagnéticas (EMALS) de la Armada estadounidense, representa un importante avance. El sistema permite el lanzamiento de aeronaves más pesadas y diversas, incluidos aviones de alerta temprana, plataformas de guerra electrónica y vehículos aéreos no tripulados, lo que mejora la versatilidad operativa del portaaviones.
La cubierta de vuelo del Fujian es plana y amplia, sin la rampa de salto de esquí característica de los portaaviones chinos anteriores. Este cambio de diseño permite operaciones más eficientes, permitiendo un mayor número de salidas y acomodando una gama más amplia de aeronaves. La integración de un sistema avanzado de catapulta también reduce la tensión sobre los aviones de combate embarcados durante el despegue, ampliando su alcance y capacidad de carga útil.
Estas características mejoran colectivamente el papel del portaaviones como un activo estratégico capaz de proyectar poder mucho más allá de la periferia inmediata de China.
Además de sus operaciones de vuelo, el Fujian está equipado con sistemas de combate y radar de última generación, lo que refleja el énfasis de China en la guerra centrada en la red. Su avanzado conjunto de radares, probablemente capaz de detectar amenazas aéreas y marítimas, está diseñado para integrarse perfectamente con otros activos navales, lo que permite operaciones coordinadas en múltiples dominios.
Se cree que los sistemas de mando y control del buque incorporan inteligencia artificial y tecnologías de fusión de datos, lo que agiliza aún más los procesos de toma de decisiones en escenarios de combate complejos.
La construcción del Fujian fue una tarea monumental, completada en el Astillero Jiangnan en Shanghái, una instalación famosa por sus capacidades de construcción naval de vanguardia. El ensamblaje del portaaviones implicó avances significativos en soldadura, construcción modular y otras técnicas industriales, lo que subraya la capacidad de China para competir con las potencias navales mundiales.
Su botadura también pone de relieve la creciente autosuficiencia de la industria de defensa de China, ya que se cree que los componentes clave del portaaviones, incluido su sistema de catapulta, son de desarrollo nacional.
En el plano estratégico, el Fujian desempeña un papel crucial en la campaña de modernización militar de China, cuyo objetivo es transformar la Armada del Ejército Popular de Liberación (APL) en una fuerza de alta mar capaz de operar lejos de sus aguas territoriales. Se espera que el portaaviones opere principalmente en la región del Indopacífico, donde apoyará las reivindicaciones territoriales de China, asegurará rutas marítimas vitales y contrarrestará la presencia de otras grandes potencias navales.
Sus capacidades lo convierten en un instrumento clave para la proyección de poder, lo que le permitirá a China hacer valer sus intereses en áreas en disputa, como el Mar de China Meridional y el Estrecho de Taiwán.
Sin embargo, la aparición del Fujian también plantea importantes implicaciones geopolíticas. Sus características avanzadas y su posible papel en operaciones militares han aumentado las preocupaciones entre las potencias regionales y la comunidad internacional. La presencia del portaaviones en zonas marítimas sensibles podría exacerbar las tensiones, en particular con las naciones que ven el creciente poder naval de China como una amenaza a la estabilidad regional.
En respuesta, los países vecinos, incluidos Japón, India y Australia, han intensificado sus propios esfuerzos de modernización naval, lo que ha contribuido a una carrera armamentista en la región.
Timothée