Estonia reabre la base militar de Ämari para reforzar las defensas orientales de la OTAN contra Rusia.
Estonia ha abierto nuevamente la Base Aérea de Ämari tras finalizar unas importantes obras de renovación. Este proyecto, que ha supuesto importantes mejoras en las pistas y calles de rodaje de la base, refuerza el apoyo de Estonia a la misión de policía aérea de la OTAN y aumenta la capacidad operativa de la Alianza en su flanco oriental.
Supervisado por el Centro de Inversiones de Defensa de Estonia, este proyecto de renovación ha abarcado unos 275.000 metros cuadrados de superficies operativas, incluidas pistas, calles de rodaje y zonas de aparcamiento. También se han realizado mejoras cruciales en el sistema de drenaje de la base y en la señalización de pistas y calles de rodaje.
El coste total de esta renovación ha sido de 18,5 millones de euros, prefinanciados por Estonia (6,5 millones de euros) y Luxemburgo (12 millones de euros), y se espera su reembolso a través de la financiación común de la OTAN.
La OTAN garantiza la vigilancia y defensa del espacio aéreo báltico -Estonia, Letonia y Lituania- mediante la misión de Vigilancia Aérea del Báltico. Esta misión se apoya principalmente en dos bases aéreas clave de la región. La primera es la Base Aérea de Šiauliai (Lituania), que ha albergado destacamentos de cazas de la OTAN desde 2004, salvaguardando el espacio aéreo báltico.
Sigue siendo una de las principales plataformas operativas de la OTAN en esta zona estratégica. La segunda es la Base Aérea de Ämari, en Estonia, integrada en la misión desde 2014. Recientemente modernizada para mejorar sus capacidades operativas, esta base permite una mayor distribución de las fuerzas de la OTAN, proporcionando una cobertura aérea ampliada en la región del Báltico.
Además de estas dos bases principales, la OTAN utiliza ocasionalmente otras infraestructuras en los Estados bálticos para ejercicios o despliegues temporales, reforzando aún más la seguridad y las capacidades de defensa aérea a lo largo de esta línea de frente.
El ministro de Defensa estonio, Hanno Pevkur, ha destacado la importancia de la defensa aérea en el flanco oriental de la OTAN, afirmando que estas mejoras permiten a Estonia apoyar y acoger mejor la misión de Policía Aérea del Báltico. Esta misión, una parte crítica de la respuesta de la OTAN a las amenazas a la seguridad en la región, ha dependido de la infraestructura de Estonia desde 2014. Con esta renovación, Estonia reafirma su papel en la defensa del espacio aéreo aliado.
El teniente general Thorsten Poschwatta, comandante del Centro de Operaciones Aéreas Combinadas de la OTAN en Uedem (Alemania), elogió los esfuerzos de Estonia por mantener Ämari como un activo estratégico para la OTAN. Destacando el papel de la base como segundo punto de anclaje de la misión de Policía Aérea del Báltico, el General Poschwatta subrayó su valor simbólico y operativo para la postura de defensa aérea y disuasión de la OTAN en la región del Mar Báltico.
Como parte de las operaciones de policía aérea de la OTAN, Ämari ha acogido a lo largo de los años a diez destacamentos de cazas Aliados. Con la reapertura de las instalaciones modernizadas, Ämari acogerá los F-35 de la Real Fuerza Aérea Holandesa a partir del 1 de diciembre, lo que marcará la reanudación de las operaciones de policía aérea de la OTAN.
La llegada de estos cazas de quinta generación demuestra la avanzada interoperatividad que ahora ofrece Ämari, subrayando el compromiso de la OTAN con la estabilidad regional y la defensa colectiva de sus estados miembros.
La Base Aérea de Ämari, creada como unidad de las Fuerzas Aéreas en 1997, ha sido un componente esencial tanto de la defensa nacional de Estonia como de la defensa aérea regional de la OTAN. Tras el ingreso de Estonia en la OTAN en 2004, la base se modernizó para cumplir los estándares de la Alianza, integrándose plenamente en la red de defensa aérea colectiva de la OTAN.
En 2014, Ämari fue designada base de la misión de Policía Aérea de la OTAN, lo que reforzó las capacidades de defensa aérea regional, especialmente en un momento de gran preocupación por la seguridad.
En caso de ataque a los países bálticos, la OTAN aplicaría medidas coordinadas, utilizando plenamente las capacidades de las bases aéreas estratégicas de Šiauliai (Lituania) y Ämari (Estonia). Estas bases desempeñarían un papel central a la hora de garantizar el rápido despliegue de los cazas de la OTAN, proporcionando cobertura aérea inmediata y protegiendo los territorios bálticos. Con estas instalaciones, los cazas aliados podrían operar en rotación continua, reforzando así la protección aérea y disuadiendo directamente cualquier avance hostil.
Al mismo tiempo, estas bases servirían como centros logísticos cruciales, permitiendo el reabastecimiento de combustible, el suministro de municiones y el almacenamiento de equipos para las fuerzas desplegadas. Este apoyo logístico permitiría a las unidades aéreas y terrestres mantener operaciones prolongadas, un elemento clave para repeler cualquier agresión prolongada.
Las bases de Šiauliai y Ämari facilitarían también una estrecha coordinación entre las fuerzas aéreas y terrestres de la OTAN, unidas a las tropas ya estacionadas en Polonia y los países bálticos, garantizando el apoyo aéreo a las fuerzas terrestres y reforzando su posicionamiento estratégico.
Además, estas bases servirían como puntos de apoyo para las operaciones de inteligencia y vigilancia, desplegando drones y aviones de reconocimiento para recoger información en tiempo real sobre los movimientos y posiciones del adversario. Esta inteligencia es esencial para una planificación táctica eficaz y permite una toma de decisiones rápida en un conflicto activo.
Šiauliai y Ämari también están preparadas para recibir refuerzos de otros países de la OTAN, lo que permite una rápida acumulación de tropas y recursos militares en caso de escalada. La reciente modernización de estas infraestructuras garantiza su capacidad para recibir refuerzos considerables, reforzando así la resistencia de la defensa colectiva de la OTAN.
Por último, estas bases actuarían como centros de mando táctico, donde las fuerzas de la OTAN coordinarían las operaciones con las autoridades locales de los países bálticos. Esta gestión regional resulta crucial para ajustar los despliegues en función de la rápida evolución de las operaciones sobre el terreno, garantizando una respuesta específica y eficaz.
En resumen, Šiauliai y Ämari no sólo proporcionarían cobertura aérea, sino que también funcionarían como centros estratégicos, apoyando las operaciones terrestres, facilitando los refuerzos y garantizando un apoyo logístico continuo para una respuesta militar sólida y coordinada. Así pues, estas infraestructuras son esenciales para la estabilidad regional y la seguridad colectiva frente a posibles agresiones.
Rudis02ARG