Expertos en aviación naval de Reino Unido asesoran a Japón en el aterrizaje de los F-35B en portaaviones.
Según la información publicada por el medio especializado en defensa, Forces New, varios pilotos de la Royal Navy han estado ayudando activamente a Japón en su transición a las operaciones con el F-35B Lightning II, aportando su experiencia en pruebas de vuelo y procedimientos operativos para garantizar la perfecta integración de la aeronave en las fuerzas marítimas japonesas.
Japón lleva varios años operando con el F-35A, la variante convencional de despegue y aterrizaje. Sin embargo, la introducción del F-35B representa un cambio hacia el poder aéreo basado en portaaviones, ya que la capacidad de despegue corto y aterrizaje vertical (STOVL) del avión permite las operaciones desde cubiertas más pequeñas y bases desplegadas hacia delante.
A diferencia del F-35A, la variante B incorpora un ventilador de elevación accionado por eje detrás de la cabina y una tobera trasera giratoria para el empuje vertical, lo que le permite aterrizar y despegar en espacios reducidos.
Estas modificaciones de diseño requieren una formación especializada de los pilotos y ensayos de integración en el buque para determinar la plena eficacia operativa de la aeronave.
Las pruebas en curso incluyen procedimientos avanzados de aterrizaje en cubierta que no suelen asociarse a la aviación naval de ala fija, como aterrizajes hacia atrás y aproximaciones laterales a cubierta, que ponen a prueba la capacidad de la aeronave para operar en entornos restringidos.
Estas maniobras simulan los posibles requisitos operativos del mundo real, donde los pilotos pueden tener que ajustar sus perfiles de aterrizaje debido a obstrucciones en cubierta o a la limitación del espacio disponible. Las pruebas también recopilan numerosos datos de vuelo, incluida información sobre el calentamiento de la cubierta, los efectos de las ráfagas de chorro y las características de manejo de la aeronave en diferentes condiciones marítimas, que servirán de base para la doctrina operativa de Japón.
La transición a las operaciones del F-35B está directamente relacionada con la decisión de Japón de convertir sus destructores polivalentes de la clase Izumo en portaaviones, empezando por el JS Kaga. Diseñado originalmente para operaciones con helicópteros, el Kaga está siendo sometido a importantes modificaciones estructurales, que incluyen el refuerzo de la cubierta de vuelo para soportar el estrés térmico del escape de aterrizaje vertical del F-35B, ajustes en la forma del casco para mejorar el flujo de aire y la estabilidad, y la reconfiguración de la disposición de la cubierta para acomodar las operaciones con reactores.
A diferencia de los portaaviones tradicionales, el Kaga carecerá de un sistema de lanzamiento por catapulta, confiando en cambio en las capacidades STOVL del F-35B para lanzar y recuperar aeronaves.
La integración del F-35B en las Fuerzas de Autodefensa de Japón (JASDF) representa una inversión sustancial en el poder aéreo de nueva generación, ya que Japón se ha comprometido a adquirir 42 aviones F-35B para complementar su flota actual de F-35A. La introducción de esta capacidad se alinea con la estrategia de defensa más amplia de Japón, que se centra en la mejora de las capacidades de la aviación naval en medio de los crecientes desafíos de seguridad regional.
La capacidad del F-35B para operar desde portaaviones más pequeños proporciona a Japón una plataforma de proyección de fuerzas muy flexible, que salva la distancia entre las operaciones tradicionales de caza en tierra y la aviación de portaaviones a gran escala.
Como parte de la asociación de defensa entre el Reino Unido y Japón, los pilotos británicos volverán a volar los F-35 desde el buque japonés este verano, cuando el JS Kaga se una al Grupo de Ataque de Portaaviones del Reino Unido en el Pacífico durante una etapa de su despliegue en 2025.
Timothée
