Futuro incierto: La profunda crisis de la fuerza submarina de Polonia
Las últimas décadas han sido difíciles para la fuerza submarina polaca. A pesar de los numerosos planes para modernizar la flota submarina, la Armada polaca actualmente solo cuenta con un submarino diésel-eléctrico (SSK): el ORP Orzeł, un buque exsoviético de clase Kilo. Este buque está envejeciendo y no se ha modernizado a fondo, lo que significa que su capacidad de combate es muy limitada.
Tras el colapso de la Unión Soviética, la Armada Polaca se encontraba en una situación similar a la de las demás ramas de las Fuerzas Armadas polacas: sobredimensionada y prácticamente obsoleta. Con los problemas económicos del país, el consiguiente período de transición y el debilitamiento de Rusia bajo el régimen de Boris Yeltsin, el gasto en las Fuerzas Armadas y en defensa se redujo significativamente.
Para la Armada Polaca y su fuerza submarina, la década de 1990 significó mantener el statu quo. Esto significó que los recortes en el gasto en defensa imposibilitaron la compra de nuevos submarinos. En 1999, la Armada Polaca contaba con el mismo número de submarinos que en 1991: dos buques obsoletos de la clase Foxtrot y un SSK de la clase Kilo.

Sin embargo, la década siguiente trajo algunos cambios: hasta 2003, dos unidades de la clase Foxtrot fueron retiradas del servicio. No obstante, los buques de guerra postsoviéticos dados de baja no fueron reemplazados por submarinos nuevos, sino por buques de segunda mano (los llamados «rellenadores de huecos»).
Estos rellenos de huecos consistieron en cuatro submarinos de la clase Kobben recibidos de Noruega entre 2002 y 2004. Todos estos SSK eran antiguos, aunque estaban en buen estado técnico y, por lo tanto, suficientes para fines de entrenamiento. Durante un corto tiempo, esta fue una solución aceptable, pero no resolvió la necesidad de combatientes modernos.
En 2008, se debatió la compra de un moderno SSK Tipo 214 a Alemania. El submarino se construyó originalmente para la Armada Helénica, pero los griegos señalaron defectos en el buque y se negaron a ponerlo en servicio. Se estudió la opción de venderlo a Polonia, pero Grecia y Alemania finalmente llegaron a un acuerdo.
La década de 2010 puede considerarse una década perdida para la fuerza submarina polaca. A pesar de los diversos planes, se hizo muy poco para adquirir nuevos submarinos de propulsión ligera (SSK) o para modernizar el único submarino, el ORP Orzeł. El Plan de Modernización Técnica de las Fuerzas Armadas Polacas (tres ediciones: 2013-2022, 2017-2026, 2021-2035), el Concepto de Desarrollo de la Armada Polaca y el Concepto Estratégico de Polonia para la Seguridad Marítima enfatizaron la necesidad de adquirir nuevos submarinos.
Las autoridades polacas mantuvieron la visión de adquirir nuevos submarinos como un elemento crucial para la Armada polaca. En general, los documentos (y los responsables políticos) parecían similares: la adquisición de nuevos SSK debía ser inmediata. Mientras tanto, a través de numerosos documentos y declaraciones, la solución real fue esencialmente la misma: los planes se replicaron, pero nunca se implementaron.
En 2012, se lanzó un programa para la compra de submarinos de reconocimiento rápido (SSK) para Polonia, denominado Orka (ENG: Orca/Orca). Se suponía que Polonia compraría dos SSK para 2022 y un tercero para 2030. Sin embargo, hasta el momento no se ha firmado ningún contrato y parece que el programa Orka se ha pospuesto. Además, la Armada polaca recibirá tres nuevas fragatas multipropósito Miecznik.
Si no hay retrasos en la entrega, estos buques de guerra entrarán en servicio entre 2028 y 2033. El coste del programa plantea la preocupación de que los fondos destinados a la modernización naval se gasten en las fragatas en lugar de en los SSK, especialmente dado que las Fuerzas Armadas polacas han lanzado recientemente numerosos programas de modernización ambiciosos y bastante costosos.
En estas condiciones, existen dudas sobre la asequibilidad de los nuevos submarinos. En 2019, se planeó la compra de dos submarinos suecos de segunda mano de la clase Södermanland, pero las negociaciones fracasaron. Mientras tanto, en 2017, se retiró un submarino SSK de la clase Kobben, y los tres restantes se retiraron del servicio en diciembre de 2021 sin reemplazo.
Actualmente, el programa Orka solo existe funcionalmente en teoría y en el discurso político, aunque recientemente, el debate sobre submarinos para la Armada Polaca ha entrado en una nueva fase, ya que el Ministerio de Defensa anunció que el contrato del submarino Orka se firmaría en 2025.

¿Necesita Polonia submarinos?
Al analizar la situación actual de la flota polaca de submarinos de ataque SSK, cabe considerar si Polonia realmente necesita submarinos. En primer lugar, el mar Báltico es pequeño y poco profundo (solo 392.979 km² de superficie, con una profundidad media de 52 m) y está rodeado de diversas masas de tierra. Por lo tanto, a primera vista, parece inadecuado para submarinos. Sin embargo, un análisis más profundo muestra que, si bien el mar Báltico representa un desafío para las operaciones de los submarinos de ataque SSK, sus diferencias de salinidad y temperatura, combinadas con la contaminación del agua, dificultan la detección de submarinos.
De hecho, estados del mar Báltico como Alemania, Polonia, Rusia y Suecia mantienen fuerzas submarinas y tienen planes de modernización. En segundo lugar, existen algunas dudas sobre la utilidad de los submarinos de ataque SSK en un hipotético conflicto de alta intensidad con Rusia. De hecho, algunos analistas han argumentado que la utilidad de los submarinos de ataque SSK polacos se vería limitada por el hecho de que las principales batallas tendrían lugar en tierra, aire o ciberespacio. Además, dado que actualmente la Flota rusa del Báltico sólo tiene un SSK en servicio, ¿realmente necesita la Armada polaca un arma de guerra tan cara?
Analizar la utilidad del SSK polaco únicamente en el contexto de un hipotético conflicto militar ofrece una visión incompleta. De hecho, la Armada también tiene importantes tareas que cumplir en tiempos de paz. Proteger los intereses marítimos de Polonia es fundamental por muchas razones, incluyendo su creciente dependencia de los recursos energéticos marítimos. En 2015, se inauguró una importante terminal de gas natural licuado (GNL) en Swinoujscie, cerca de la frontera polaco-alemana. En octubre de 2022, el gasoducto Baltic Pipe comenzará a transportar gas natural desde el Mar del Norte a través de Dinamarca hasta Polonia; ambas instalaciones se consideran cruciales para la seguridad energética de Polonia.
También existe una terminal de petróleo crudo antigua, pero plenamente operativa, en Gdansk. Se prevé la construcción de parques eólicos marinos en un futuro próximo. Además, el comercio marítimo de Polonia está creciendo y se prevén nuevas inversiones en puertos marítimos. Por lo tanto, proteger los intereses marítimos es fundamental para la economía y la seguridad energética de Polonia. El posible sabotaje de Nord Stream 1 y Nord Stream 2 ha demostrado que dañar la infraestructura marítima de transporte energético no es una ficción. Mientras tanto, la capacidad de Polonia para responder a estas crisis es limitada. Sin embargo, la protección de la infraestructura submarina crítica también puede lograrse mediante buques de superficie y vehículos submarinos no tripulados, no necesariamente mediante submarinos costosos.

Desde una perspectiva militar, los submarinos son plataformas útiles para la vigilancia y la recopilación de inteligencia. Los SSK también pueden actuar como elemento disuasorio y complicar las operaciones navales del adversario. Los submarinos modernos, equipados con una amplia gama de armas, podrían emplearse contra combatientes de superficie, como SSK enemigos, buques mercantes e incluso objetivos terrestres.
Los submarinos equipados con misiles de crucero lanzados desde submarinos (SLCM) podrían incluso convertirse en un elemento de un sistema nacional de disuasión. Además, a pesar de su debilidad actual, Rusia puede reforzar su Flota del Báltico con relativa facilidad. De ser necesario, Rusia puede redesplegar buques de guerra de otras flotas a la región del Mar Báltico.
Actualmente, Polonia cuenta con capacidades de guerra antisubmarina (ASW) muy limitadas, por lo que, si un SSK ruso entrara en el Mar Báltico, la Armada polaca no podría rastrearlo si estuviera sumergido.
Una flota de submarinos moderna y plenamente operativa puede mitigar estos riesgos. Por otra parte, con Suecia y Finlandia ahora en la OTAN, Rusia está en una gran desventaja estratégica en el Báltico, y hay dudas sobre si la Flota rusa del Báltico representa una amenaza real para Polonia.
En conclusión, existen sólidos argumentos tanto a favor como en contra del mantenimiento de una fuerza submarina por parte de Polonia. Sin embargo, durante casi dos décadas, los gobiernos polacos (independientemente de su bando político) han adoptado la estrategia de posponer una decisión sobre el problema, a pesar de que el programa Orka ha atraído el interés de importantes empresas de Alemania, Francia, Italia, Suecia, España y Corea del Sur.
Los submarinos SSK disponibles son de diseño moderno y los fabricantes podrían adaptarlos a las necesidades del comprador. Sin embargo, por el momento, no se ha tomado ninguna decisión, y la flota polaca de submarinos SSK continúa disminuyendo lentamente.
Łukasz Stach