La Marina de Estados Unidos retira el tercer crucero de la clase Ticonderoga en un mes.
La medida señala un cambio en los esfuerzos de modernización naval a medida que la Armada de los EE. UU. retira su crucero clase Ticonderoga.
Con el desmantelamiento del USS Antietam, la Marina de los Estados Unidos prosigue su estrategia de modernización, equilibrando la retirada de activos heredados con la renovación de la flota.
El 30 de septiembre de 2024, la Marina estadounidense ha dado de baja al USS Antietam (CG 54), tras 37 años de servicio.
El USS Cowpens (CG 63) y el USS Leyte Gulf (CG 55), ambos cruceros de misiles guiados de la clase Ticonderoga, fueron retirados del servicio el mes pasado. El USS Cowpens fue retirado el 28 de agosto de 2024, tras 33 años de servicio, y el USS Leyte Gulf fue dado de baja el 20 de septiembre de 2024, tras 37 años.
La retirada del USS Antietam, un crucero de misiles guiados de la clase Ticonderoga, forma parte de los esfuerzos de la Armada por retirar paulatinamente los buques anticuados e invertir en plataformas modernas que ofrezcan mayor tecnología.
Impacto en la industria de defensa naval
A pesar de llevar décadas en servicio, los cruceros de la clase Ticonderoga representan una tecnología anticuada en comparación con las nuevas clases de buques, como los destructores de la clase Zumwalt y las fragatas de la clase Constellation, de próxima construcción.
La clase Ticonderoga fue adquirida entre 1983 y 1994. La información de GlobalData sobre el mercado de defensa estadounidense destaca que el programa DDG (X), al menos en sus fases iniciales, contempla un plan para sustituir 22 destructores de la clase Ticonderoga.
Los contratistas de defensa, entre ellos BAE Systems, General Dynamics y Huntington Ingalls Industries, están posicionados para beneficiarse de estas transiciones. El impulso de la US Navy para retirar 11 cruceros de la clase Ticonderoga antes de 2027 se traduce en oportunidades para proyectos de modernización.
Otros hitos de la modernización naval estadounidense se produjeron la semana pasada: la división Ingalls Shipbuilding de HII consiguió un contrato de 9.600 millones de dólares para construir cuatro nuevos buques anfibios para la Armada estadounidense, incluidos tres buques de la clase San Antonio Flight II (LPD 17) y un buque anfibio de gran cubierta de la clase America (LHA 6).
Un argumento a favor de la evolución de la cadena de suministro
Además de los constructores navales, los proveedores de materiales y componentes -desde sistemas de propulsión hasta sistemas de combate- deben adaptarse al cambiante panorama. A medida que la Armada abandona los buques pesados y blindados en favor de buques más rápidos y versátiles, se prevé un aumento de la demanda de materiales como metales compuestos, aleaciones ligeras y tecnologías furtivas.
Esto es relevante para empresas como Raytheon Technologies, que suministra sistemas de misiles y radares esenciales para la próxima generación de buques de guerra. El radar SPY-6 de Raytheon, por ejemplo, está diseñado para la detección de misiles y se está integrando en los destructores Flight III de la clase Arleigh Burke de la Armada, que sustituirán a algunos de los envejecidos cruceros de la clase Ticonderoga.
Equilibrio entre costes y tamaño de la flota
Los esfuerzos de modernización de la Marina están sujetos a controversia. Preocupa el ritmo de desmantelamiento y su impacto en la disponibilidad de la flota. Retirar tan rápidamente tantos cruceros, podría reducir temporalmente la capacidad global de combate de la Marina, dejando lagunas en el poder marítimo, especialmente en el Pacífico, donde las tensiones con China están aumentando.
Sin embargo, el comandante Victor J. Garza, último oficial al mando del USS Antietam, subrayó durante la ceremonia de retirada: «El alma del Antietam está en sus marineros… Damos vida al acero y al hierro sin corazón. Hoy lo ponemos a descansar, pero conservamos el alma». Sus palabras reflejan el sentimiento de que, aunque el buque se haya ido, la atención se centra en garantizar que la fuerza futura de la Marina permanezca.
La búsqueda de buques de superficie no tripulados (USV), la mayor dependencia de la construcción naval digital y la integración de tecnologías autónomas en los sistemas de guerra naval representan áreas de inversión.
El desmantelamiento del USS Antietam pone de relieve los objetivos de modernización de la US Navy.
Harry McNeil
Lo que me sorprende es que todas las propuestas para reaprovechar estos barcos se han descartado. Se propuso emplearlos como baterías SAM flotantes en Guam y Okinawa y se descartó (la opción AEGIS terrestre más cara y vulnerable sigue adelante). Venderlos a otro país se descartó. Desmontar los equipos y montarlos en un buque que se hiciera de.manera barata para eso se descartó. Digo que la amenaza China no será tan grave si se permiten estos lujos. Hasta podrían haberse ofrecido como baterías SAM flotantes en el Báltico, mar Negro o Mediterráneo. Pero ahí ya no se quiso proponer nada. Y eso que en Europa tenemos el AEGIS terrestre.en Polonia y Rumanía.
Sin contar que el escudo de misiles que aporta la flota de Burke de Rota pasa de cuatro a seis buques.
Paco, esas opciones que has comentado son interesantes pero hace tiempo leí aquí que los «Ticos» eran muy caros de mantener y que la US Navy los querían jubilar. Probablemente cualquier destructor AEGIS norteamericano, aún con menos celdas de lanzamiento, tiene las mismas o parecidas cualidades que esos cruceros. El caso es que no les parece rentable y por eso los retiran.