La munición norcoreana podría ofrecer a las tropas rusas un apoyo defectuoso pero útil.

Si Corea del Norte proporciona proyectiles de artillería y otras armas a Rusia para la guerra en Ucrania, podría ayudar a las fuerzas del Kremlin a ampliar sus menguantes reservas de municiones, pero sería poco probable que cambiara el curso del conflicto, dicen analistas militares.

El líder norcoreano, Kim Jong Un, ha llegado a Rusia a primera hora de este martes para reunirse con el presidente Vladimir Putin, donde funcionarios estadounidenses dicen que esperan que ambas partes busquen un acuerdo de armas.

Se cree que Corea del Norte tiene una gran reserva de proyectiles de artillería y cohetes que serían compatibles con armas de la era soviética, así como un historial de producción de ese tipo de municiones.

El tamaño de estas reservas y su degradación a lo largo del tiempo está menos claro, al igual que la escala de la producción en curso, pero estas reservas podrían ayudar a reponer las que se han agotado gravemente en Ucrania, según Joseph Dempsey, investigador de defensa del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos.

“Aunque el acceso a esas reservas puede prolongar el conflicto, es poco probable que cambie el resultado”, añadió.

Tanto Ucrania como Rusia han gastado cantidades ingentes de proyectiles y han recurrido a aliados y socios de todo el mundo para reponer sus reservas de munición.

Rusia disparó entre 10 y 11 millones de proyectiles el año pasado en Ucrania, según estimó el viernes un funcionario occidental.

Entre la munición que Estados Unidos ha proporcionado a Ucrania se encuentran proyectiles con capacidades avanzadas, como el Excalibur, que utiliza orientación por GPS y aletas de dirección para alcanzar objetivos de tan sólo 3 metros (10 pies) a una distancia de hasta 40 km (25 millas).

Es probable que la oferta de Corea del Norte sea de tecnología menos avanzada, pero acceder a esos arsenales probablemente aumentaría significativamente las capacidades de Rusia a corto plazo, mientras que las líneas de producción norcoreanas ayudarían a largo plazo, afirmó Siemon Wezeman, del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz.

«Casi ninguna de las municiones es en modo alguno ‘avanzado’: alimentaría el uso tradicional de la artillería rusa de tipo bombardeo, pero no proporcionaría a Rusia ninguna munición de precisión», afirmó.

Disponer de unas existencias mínimas para toda su artillería de calibre 100-152 mm significaría que Corea del Norte tendría almacenados al menos millones de proyectiles, según Wezeman, y sólo para reponer la munición disparada en ejercicios o demostraciones se necesitaría una gran capacidad de producción.

La Casa Blanca ha afirmado que Rusia quiere comprar “literalmente millones” de proyectiles de artillería y cohetes a Corea del Norte.

CANTIDAD SOBRE CALIDAD

El fuego masivo de artillería ha desempeñado un papel clave desde la invasión rusa de Ucrania, que califica de «operación militar especial». Algunos analistas califican a la artillería como el «rey de la batalla» a pesar de la atención que se presta a armas más llamativas y de alta tecnología.

«Utilizada correctamente, la artillería puede hacer añicos la voluntad y la cohesión del enemigo, ofreciendo importantes oportunidades para apoderarse tanto del terreno como de la iniciativa», afirmó en un informe reciente Patrick Hinton, miembro del Ejército británico en el Royal United Services Institute.

Sin embargo, es más complicado que simplemente lanzar proyectiles al enemigo, y las descargas de artillería rusas han fracasado repetidamente en su intento de desalojar a los ucranianos atrincherados, escribió.

Hinton dijo a Reuters que la cuestión de la calidad de los proyectiles de artillería norcoreanos podría tener repercusiones si los defectos quedan fuera de las tolerancias aceptadas.

«La munición mal fabricada tendrá un rendimiento inconsistente: los comportamientos en vuelo pueden verse afectados, lo que reducirá la precisión; las espoletas de mala calidad pueden provocar un funcionamiento prematuro; la vida útil puede reducirse si el contenido está mal hecho», dijo. «De lo contrario, es posible que no aterricen donde se espera, lo que puede tener consecuencias catastróficas».

El rendimiento de la artillería y las tripulaciones norcoreanas es sospechoso desde que el ejército norcoreano disparó unos 170 proyectiles contra la isla surcoreana de Yeonpyeong en 2010, matando a cuatro personas.

Según un informe del proyecto 38 North, con sede en Washington, más de la mitad de esos proyectiles cayeron en las aguas que rodean la isla, mientras que alrededor del 20% de los que impactaron en ella no llegaron a explotar.

Según el informe, un índice de fallos tan elevado sugería que algunas municiones de artillería fabricadas en Corea del Norte adolecían de un control de calidad deficiente durante la fabricación o de unas condiciones y normas de almacenamiento deficientes.

Con grandes cantidades de munición, la falta de precisión y los ocasionales proyectiles o cohetes fallidos no importarían mucho a los rusos, dijo Wezeman.

«Sin embargo, sí importaría si la munición coreana fuera de tan mala calidad que su uso resultara inseguro para los soldados rusos; ha habido indicios de que este tipo de problemas de calidad afectan a la munición coreana», añadió.

Josh Smith