¿Qué países asiáticos apoyan a China en la crisis del estrecho de Taiwán y cuáles no?

Un análisis de las declaraciones de los ministerios de asuntos exteriores de toda la región de Asia y el Pacífico revela qué países se acercan a la línea de China, cuáles se inclinan hacia Estados Unidos y cuáles se mantienen neutrales.

Parece que todos los países de la región Asia-Pacífico están de acuerdo en una cosa: la situación actual en el estrecho de Taiwán es preocupante y supone una amenaza potencial para la paz y la estabilidad en toda la región. Pero más allá de ese punto de partida, los países divergen mucho, sobre todo en cuanto a quién es el culpable de las tensiones actuales: Estados Unidos, por la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi a Taiwán; o China, por sus simulacros militares provocativos y sin precedentes en torno a la isla.

China afirma que el consenso internacional está de su lado. El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Wang Wenbin, dijo a los periodistas el 15 de agosto que «más de 170 países… han expresado su apoyo incondicional a China en la cuestión de Taiwán a través de diversos medios». Los partidarios de China «forman una mayoría abrumadora frente a Estados Unidos y sus pocos seguidores», añade Wang.

Sin embargo, lo que China reclama como «apoyo» abarca una amplia gama de matices. Algunos socios, sobre todo Rusia y Corea del Norte, se han unido a China en la condena explícita de Estados Unidos por la visita de Pelosi y han culpado a Washington de agitar las tensiones actuales, pero son pocos. Son muchos más los que han expresado posturas cercanas a las de China sin criticar explícitamente a Estados Unidos, y muchos se han mantenido neutrales, limitándose a expresar su «preocupación» sin culpar a nadie.

En el otro extremo de la balanza, varios países -incluidos algunos que figuran entre los que apoyan a China- han utilizado una retórica que se alinea más con la posición adoptada por Estados Unidos y Taiwán, haciendo hincapié en los riesgos de una escalada por las afirmaciones de China de que se violó su soberanía. Y unos pocos países, los estrechos aliados de Estados Unidos, Australia y Japón, han condenado explícitamente las acciones de China por considerarlas desestabilizadoras y escalofriantes.

Para entender estos matices, se han examinado las declaraciones oficiales de los ministerios de Asuntos Exteriores, los comunicados de prensa y los comentarios en los medios de comunicación de 33 países de la región de Asia-Pacífico, que abarcan Asia Oriental, el Sudeste Asiático, Asia Meridional, Asia Central y Australia y Nueva Zelanda. A continuación, se han valorado sus declaraciones en una escala del 1 al 5, siendo el 1 la retórica más alineada con la de China y el 5 la menos alineada (o, dicho de otro modo, la coincidencia con las posiciones de Estados Unidos y Taiwán). Los resultados se muestran a continuación; los países más cercanos a la posición de China están en tonos rojos; los más cercanos a Estados Unidos están en azul, y los países neutrales en amarillo.

Tres países son los que más se adelantan en su apoyo a China: Myanmar, Corea del Norte y Rusia. Los tres culpan explícitamente a Estados Unidos de provocar las tensiones actuales. El comunicado del gobierno militar de Myanmar decía que la visita de Pelosi «está provocando una escalada de tensiones en el estrecho de Taiwán». Corea del Norte, por su parte, arremetió contra «la descarada injerencia de Estados Unidos en los asuntos internos de otros países y su intencionada provocación política y militar». Rusia habló de «problemas y crisis creados por Washington» y acusó a Estados Unidos de «violar» el «principio fundamental de la igualdad soberana de los Estados».

Este nivel de apoyo es poco frecuente, pero otros 10 países expresaron posturas muy parecidas a las de China sin condenar directamente a Estados Unidos. Las declaraciones de estos países cumplen uno o más de los siguientes criterios: expresan la posición de que Taiwán «es una parte inalienable de China»; expresan su apoyo o preocupación por las violaciones de «la soberanía y la integridad territorial de China»; y/o piden la «no injerencia» en los asuntos internos de China. Todo ello coincide con los argumentos de Pekín.

Otros seis países han adoptado posiciones neutrales, un 3 en la escala de 1 a 5. Estos países emitieron declaraciones de «preocupación» y pidieron a «todas las partes» que actuaran con moderación y precaución y se abstuvieran de agravar la situación. Sus declaraciones pueden hacer referencia tanto a la «soberanía» como a la «escalada», reflejando los puntos de discusión de China y Estados Unidos. La declaración de Indonesia, por ejemplo, dice que «Indonesia está profundamente preocupada por la creciente rivalidad entre las principales potencias» y «pide a todas las partes que se abstengan de realizar acciones provocadoras que puedan empeorar la situación». No se mencionan las acciones específicas que han provocado la preocupación de Indonesia.

Cuatro países -India, Nueva Zelanda, Singapur y Vietnam- se posicionaron más cerca de Estados Unidos, aunque no condenaron directamente a China. Estos países (categoría 4) mencionaron la necesidad de «desescalar las tensiones» y «ejercer la moderación» -lenguaje utilizado por Washington- sin expresiones similares de preocupación por la soberanía y la integridad territorial. Singapur, por ejemplo, «hizo hincapié en la necesidad de evitar los errores de cálculo y los accidentes, que podrían conducir a una espiral de escalada y desestabilizar la región». India, que retrasó cualquier comentario durante 10 días después de la llegada de Pelosi a Taiwán, señaló finalmente que «instamos a la moderación, a evitar acciones unilaterales para cambiar el statu quo, a desescalar las tensiones y a esforzarse por mantener la paz y la estabilidad en la región».

En la región de Asia-Pacífico, sólo dos países -Australia y Japón- se unieron a Estados Unidos y Taiwán para criticar directamente a China por sus ejercicios militares cerca de Taiwán. Japón, en una declaración conjunta con los demás ministros de Asuntos Exteriores del G-7, denunció «las acciones amenazantes de la República Popular China». Australia dijo estar «profundamente preocupada por el lanzamiento de misiles balísticos por parte de China en aguas cercanas a la costa de Taiwán», que Canberra calificó de «desproporcionado y desestabilizador».

Un último apunte: las reafirmaciones de la «política de una sola China» no se tienen en cuenta en esta escala, por la sencilla razón de que todos los países que emitieron una declaración incluyeron esa retórica, incluido Estados Unidos, que está claramente en desacuerdo con la posición de China. El Ministerio de Asuntos Exteriores de China, sin embargo, incluye habitualmente la reiteración de los países de su compromiso con la «política de una sola China» como prueba de su apoyo, incluso cuando el resto de la declaración indica claramente lo contrario.

Varios países de Asia-Pacífico no emitieron ninguna declaración formal, siendo Corea del Sur, aliado de Estados Unidos, la omisión más notable.

La posición de los países en la reciente crisis del Estrecho de Taiwán está estrechamente relacionada con la posición geopolítica más amplia. Los gobiernos que suelen estar más alineados con Estados Unidos o China coincidieron con esas inclinaciones en sus declaraciones sobre Taiwán. Pero una gran parte de la región – incluyendo casi todo el Sudeste Asiático – no quiere tomar partido en absoluto.

Shannon Tiezzi