Según un estudio de EE.UU. el ejército de Francia es un aliado poderoso, pero frágil contra Rusia.

Francia dispone de un poderoso ejército con capacidades sofisticadas, incluyendo aviones avanzados, comandos bien entrenados y armas nucleares.

Pero el ejército francés también es frágil, ya que carece de reservas de municiones y de personal para un conflicto sostenido con Rusia, según un estudio realizado por un grupo de expertos estadounidense.

«Francia posee actualmente uno de los ejércitos más capaces de Europa Occidental, debido al compromiso del país de mantener una gama de capacidades militares tan amplia como sea posible y de preservar su capacidad para manejar cualquier tipo de conflicto, incluida la guerra convencional de alta intensidad, sin necesidad de aliados», según un informe del think tank estadounidense RAND Corp.

Francia siempre ha sido el pájaro raro de la alianza occidental. Miembro fundador de la OTAN en 1949, retiró sus tropas del mando de la OTAN en 1966, pero se reincorporó en 2009. Consciente de su historia como gran potencia -los ejércitos de Luis XIV y Napoleón dominaron en su día Europa-, Francia ha seguido desde 1945 una política exterior ferozmente independiente que a veces ha exasperado a los dirigentes estadounidenses.

Pero al enfrentarse a un posible conflicto con Moscú por Europa del Este y los Estados Bálticos -y con Estados Unidos pidiendo que Europa gaste más en su propia defensa- la OTAN necesita toda la ayuda posible.

Francia está bien posicionada para ayudar. Con unos 300.000 efectivos militares en activo respaldados por la séptima economía del mundo, Francia dispone de una impresionante gama de capacidades para una potencia de tamaño medio. Sus carros de combate Leclerc, sus cazas Rafale y sus obuses autopropulsados CAESAR de 155 milímetros están a la altura de los equipos avanzados estadounidenses o rusos. Francia cuenta con un portaaviones de propulsión nuclear y cuatro submarinos de propulsión nuclear armados con misiles balísticos intercontinentales, así como con satélites de espionaje y capacidades de ciberguerra.

El problema de Francia no es la amplitud de sus capacidades, sino la profundidad. No sólo un número limitado de armas y municiones, sino también servicios de apoyo cruciales, como la guerra electrónica, la defensa aérea y la capacidad de transporte aéreo.

«La capacidad de Francia para mantener un conflicto convencional de alto nivel es limitada», dice el RAND. «El ejército francés puede ser capaz de cumplir todas las misiones que se le asignan a la vez, pero carece de profundidad, lo que significa que unas operaciones tan exigentes agotarían rápidamente sus recursos humanos y materiales».

Irónicamente, aunque Francia y Estados Unidos han tenido sus disputas, ambos se encuentran atrapados en el mismo dilema. Al igual que el ejército estadounidense, las fuerzas armadas francesas entraron en la era posterior al 11-S configuradas para el combate mecanizado de la Guerra Fría. Y al igual que los militares estadounidenses, tuvieron que reorientarse para la guerra de contrainsurgencia. Durante años, Francia ha combatido a los militantes islámicos en las antiguas colonias francesas de la región africana del Sahel -o del Sáhara-, incluidas las naciones de Malí, Mauritania, Chad, Níger y Burkina Faso. Desde que comenzó la Operación Barkhane en 2014, se han desplegado hasta 5.000 soldados franceses en África, así como un pequeño número de tropas que luchan contra el Estado Islámico en Irak y Siria.

Pero en junio de 2021, el presidente francés Emmanuel Macron anunció que la Operación Barkhane terminaría, aunque Francia seguirá manteniendo una presencia militar en el Sahel. Francia tiene ahora que prepararse tanto para conflictos de grandes potencias como para pequeñas guerras.

El resultado es que las fuerzas armadas francesas están diseñadas para una guerra de segmento medio, definida como «lo suficientemente pesada para sobrevivir en un campo de batalla convencional, pero lo suficientemente ligera para seguir siendo expedicionaria, es decir, desplegable en entornos austeros, como Malí, en ausencia de amplias capacidades logísticas», señala RAND.

«Francia ha tenido cuidado de mantener la capacidad de realizar operaciones de espectro completo, incluso para una guerra convencional en Europa», dijo Stephanie Pezard, investigadora de RAND coautora del estudio. «Sin embargo, esta capacidad no ha sido su principal objetivo en los últimos años, dando lugar recientemente a un nuevo giro hacia los conflictos de alta intensidad y los medios necesarios para librar este tipo de guerra».

Líderes estadounidenses como Donald Trump llevan tiempo acusando a Europa de no gastar lo suficiente en la defensa europea, obligando a los contribuyentes estadounidenses a pagar la cuenta. Sin embargo, Francia sí se considera defensora de Europa, solo que no en Europa. «Los franceses consideran que las operaciones activas de sus militares en el extranjero, especialmente en el Sahel, pero también en Irak y Siria, son un reparto de la carga, una forma de contribución en especie que mejora la seguridad de la OTAN y de Europa, incluso cuando no se lleva a cabo bajo un mandato de la OTAN o de la Unión Europea», señaló RAND.

Sin embargo, desde su creación la OTAN se ha centrado en la amenaza rusa. Y los militares franceses serían un activo inestimable en un conflicto OTAN-Rusia. «Francia podría apoyar una guerra liderada por Estados Unidos en Europa del Este; tiene y está desarrollando las capacidades necesarias para enfrentarse a un par sofisticado y ayudar a satisfacer algunas de las necesidades identificadas para participar en una guerra convencional de alta intensidad», señala el RAND.

Pero Francia no podría luchar contra Rusia durante mucho tiempo sin el apoyo de Estados Unidos. «Francia es capaz de llevar a cabo operaciones militares en todo el espectro del conflicto, pero no tiene la capacidad de mantener la lucha durante un conflicto prolongado contra un adversario altamente capaz, como Rusia», dijo RAND. «Desde la perspectiva de Estados Unidos, esto significa que Francia podría participar en una guerra convencional a gran escala en Europa del Este durante un tiempo limitado. Varias áreas de capacidad, como la guerra electrónica y las defensas aéreas, podrían beneficiarse de una mayor colaboración franco-estadounidense y podrían mejorar la capacidad de Francia para mantener este tipo de conflicto.»

Lo que lleva a una pregunta aún más profunda: ¿hasta qué punto estaría Francia dispuesta a luchar contra Rusia? Eso depende, dice Pezard. «Si Francia se convence de que la situación de la seguridad en Europa justifica una mayor presencia, entonces esto probablemente tendría prioridad sobre los compromisos de ultramar – a menos que estos compromisos de ultramar tengan como objetivo asegurar los territorios de ultramar de Francia. Hasta que Francia se convenza de que la situación en Europa justifica una mayor implicación por su parte, seguirá asegurando el círculo próximo, como el Mediterráneo y el Sahel».

Michael Peck