Seúl propone un aumento del 4,6% en gastos de defensa para 2023.
El gobierno de Corea del Sur planea un aumento del 4,6% en el gasto de defensa en el presupuesto del próximo año como parte de los esfuerzos para reforzar la disuasión, fortalecer la industria de defensa del país, aumentar los salarios de los soldados y mejorar las capacidades para contrarrestar un posible ataque de Corea del Norte.
La Administración del Programa de Adquisiciones de Defensa (DAPA) de Seúl anunció un proyecto de presupuesto de 57,1 billones de wones (42.300 millones de dólares), que se presentará a la Asamblea Nacional para su aprobación el viernes. Prevé 17,17 billones de wones -un aumento del 2%- para reforzar las capacidades militares generales y 40,2 billones de wones -un aumento del 5%- para cubrir los gastos de funcionamiento de las fuerzas armadas.
El primer gasto incluye 6,64 billones de won para avanzar en una serie de proyectos de desarrollo y adquisición, como la tercera serie de producción en serie de carros de combate K2 Black Panther, la construcción de fragatas de misiles guiados FFX Batch III y la adquisición de munición de combate de reserva.
La propuesta también destina 5,25 billones de wons a mejorar el sistema de defensa de tres ejes del país, destinado a disuadir y contrarrestar las crecientes amenazas nucleares y de misiles de Corea del Norte. Esta estrategia múltiple incluye el plan «Kill Chain», que prevé el lanzamiento de ataques preventivos contra Corea del Norte ante un inminente ataque nuclear por parte de Pyongyang; el programa «Korea Massive Punishment and Retaliation», que implica el ataque punitivo y de represalia contra los dirigentes norcoreanos y sus activos clave; y el sistema «Korea Air and Missile Defense», que comprende defensas aéreas de varios niveles para hacer frente a los misiles y al fuego de artillería norcoreanos.
Entre las mejoras previstas en el presupuesto se encuentran nuevos drones de reconocimiento de media y gran altitud, sistemas de interceptación de artillería de largo alcance, más interceptores de misiles Patriot Advanced Capability-3 (PAC-3) y más lanzadores de cohetes múltiples.
Seúl ha estado trabajando en casi 200 proyectos de defensa para potenciar el sistema de tres ejes. Entre ellos figuran también nuevos satélites de vigilancia, armas tácticas guiadas tierra-tierra, radares de alerta temprana de misiles balísticos y sistemas de misiles tierra-aire de largo alcance.
Mientras tanto, el proyecto de presupuesto también asigna 1,4 billones de wons para aumentar la investigación y el desarrollo de «tecnología armamentística de vanguardia», ya que el país se prepara para hacer frente a un «entorno de seguridad que cambia rápidamente y a los cambios en el futuro campo de batalla», señaló la DAPA, añadiendo que las inversiones previstas están en línea con el objetivo de Seúl de hacer que el país sea más autosuficiente en términos de defensa nacional.
También se están asignando fondos adicionales para ampliar el uso de las tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial en el ejército, incluidos los sistemas de información y comunicaciones de vanguardia apoyados por la inteligencia artificial. Seúl pretende ampliar el uso de tecnologías avanzadas en todos los ámbitos de su ejército, incluidos la logística y la formación.
Además, el presupuesto general propone un aumento de los salarios mensuales de los soldados rasos. Por ejemplo, la paga mensual de un sargento pasará de 676.100 wones a 1 millón de wones el año que viene, mientras que la de un cabo aumentará de 610.200 a 800.000 wones, y la de un soldado raso de 552.100 a 600.000 wones.
El proyecto de presupuesto también prevé mejoras en la calidad de la comida, la ropa y el alojamiento de los soldados.
El documento, sin embargo, no parece haber asignado fondos para un portaaviones, un activo clave que la armada surcoreana pretende poner en servicio a principios de la década de 2030.
El proyecto no está exento de controversia, ya que los críticos sostienen que la construcción de un portaaviones no sólo sería muy costosa, sino que también sería menos adecuada para hacer frente a las amenazas norcoreanas que el despliegue de submarinos de ataque de propulsión nuclear, que podrían proporcionar una fuerte disuasión basada en el mar, al tiempo que harían sombra a los submarinos de misiles balísticos de Corea del Norte.
Se espera que la decisión sobre el portaaviones se tome tras la finalización de los estudios de viabilidad.
La propuesta presupuestaria se produce en medio de un aumento de las tensiones entre Seúl y Pyongyang, que se cree que se está preparando para realizar una nueva prueba nuclear.
Tanto Seúl como Washington han advertido a los dirigentes norcoreanos de que tal medida podría dar lugar al despliegue de medios estratégicos por parte de Estados Unidos en la península de Corea, lo que podría suponer el envío de cualquier cosa, desde submarinos de propulsión nuclear y bombarderos estratégicos hasta armas nucleares tácticas.
La respuesta forma parte del enfoque del presidente surcoreano Yoon Suk-yeol ante las provocaciones militares norcoreanas. La estrategia de Yoon se basa en tres pilares principales: mejorar la capacidad militar de Corea del Sur para disuadir un ataque del Norte, limitar las propuestas diplomáticas a Pyongyang y reforzar la disuasión ampliada y la postura de defensa combinada de Seúl con Washington.
El tercer pilar se puso de manifiesto recientemente cuando los dos aliados iniciaron su ejercicio Ulchi Freedom Shield a principios de este mes -sus mayores ejercicios militares conjuntos en años-, con el fin de aumentar su preparación ante una posible agresión.
El Consejo de Seguridad de la ONU prohíbe desde hace años a Pyongyang realizar pruebas nucleares y lanzamientos de misiles balísticos, pero se cree que el líder norcoreano Kim Jong Un considera su arsenal nuclear crucial para la supervivencia de su régimen y ha aumentado el número de pruebas de misiles realizadas en los últimos 12 meses.
El rápido ritmo de modernización militar de Corea del Norte -sobre todo en sistemas de misiles estratégicos y tácticos- ha suscitado la preocupación de que el país pueda emplear armas nucleares para compensar su debilidad frente a la superior capacidad militar convencional de Estados Unidos y de los aliados regionales de Washington, Japón y Corea del Sur.
Gabriel Domínguez