Un juego de guerra simula una segunda presidencia de Trump y llega a la conclusión de que la OTAN se derrumbaría.
Como candidato presidencial, Trump ha amenazado con abandonar la OTAN a menos que los aliados europeos contribuyan más, y en caso de que lo lleve a cabo Europa podría decidir ir por su cuenta en defensa, sugiere el juego. “Una política estadounidense de frustración de la OTAN tiene el potencial de causar el colapso de la alianza, con la UE como candidata para reemplazar eventualmente la función última de la OTAN: defender a Europa de Rusia”, escribió Finley Grimble, el experto británico en defensa que diseñó y dirigió el juego.
Estados Unidos no tiene por qué retirarse de la OTAN para poner en peligro esta alianza de 75 años. Técnicamente, Estados Unidos tiene prohibido abandonar la OTAN después de que el Congreso votara en 2023 para prohibir la retirada sin la aprobación del Congreso.
Pero el juego mostró cómo Trump -el presunto candidato presidencial republicano que dijo en la campaña electoral que alentaría a Rusia a “hacer lo que demonios quieran” con los aliados de la OTAN que gastan demasiado poco en sus ejércitos- podría socavar la OTAN simplemente haciendo lo menos posible para apoyar la alianza. “Lo que Donald Trump puede hacer es vaciar de contenido lo que hace la OTAN”, dijo Grimble a Business Insider. “No necesita abandonar la OTAN para arruinarla. Puede arruinarla desde dentro”.
Grimble, que ha dirigido juegos de guerra para el Gobierno británico, concibió este juego tras las afirmaciones del exconsejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Bolton, de que había hablado con el entonces presidente Trump para que no se retirara de la OTAN en 2018. Diseñó una simulación de mesa en la que los jugadores -en su mayoría especialistas británicos en defensa, inteligencia y política exterior- asumían el papel de líderes de las 32 naciones de la OTAN, más Ucrania y Rusia; China era interpretada por los árbitros. El papel de Estados Unidos lo interpretaba un estadounidense que “intentaba entrar en la psique de Trump, lo que no era tarea fácil”, recuerda Grimble.
Trump, que se enfrenta a cargos penales en cuatro casos distintos, ha sido criticado por sembrar el caos en la política estadounidense. Y caos es exactamente lo que ocurre en el juego cuando el Trump ficticio toma posesión de su cargo en enero de 2025.
La nueva administración intenta inmediatamente mediar en un acuerdo de paz -sin ayuda europea- entre Ucrania y Rusia. Tras el fracaso de la mediación, Trump recorta la ayuda a Ucrania.
Es la primera ficha de dominó que cae. A continuación, Trump reduce drásticamente la participación estadounidense en la OTAN, incluida la redistribución del 50% de los activos militares estadounidenses en Europa, donde tienen su base más de 100.000 soldados estadounidenses, al teatro Indo-Pacífico. La administración Trump también instituye una nueva política llamada “inactividad”. Esto incluye una variedad de tácticas de ir despacio, como una menor participación de Estados Unidos en los ejercicios de la OTAN. Una medida especialmente perjudicial es prohibir al comandante Supremo Aliado en Europa (SACEUR) -el segundo cargo militar más alto de la OTAN, y siempre un oficial estadounidense- actuar sin consultar previamente con Washington.
“En última instancia, el SACEUR responde ante el presidente de Estados Unidos”, dijo Grimble. “Así que él [SACEUR] puede empezar a ralentizar las cosas, o impedir que ocurran. Estados Unidos puede simplemente quitar la financiación a los programas de la OTAN y éstos se colapsarán”.
A medida que el juego avanzaba, Estados Unidos se quejaba de que algunos miembros de la OTAN no estaban cumpliendo el objetivo de la alianza de destinar el 2% del PIB de cada nación a defensa (el Trump de la vida real instó recientemente al 3%). Las quejas son válidas: al final del juego, en 2027, muchos miembros aún no habían alcanzado el objetivo del 2%. Curiosamente, aunque EE.UU. minimiza su presencia en la OTAN, sí mantiene la cooperación bilateral en materia de defensa con los miembros de la OTAN limítrofes con Rusia, como Finlandia, Rumanía, Polonia y los países bálticos.
La OTAN se creó cuatro años después del final de la Segunda Guerra Mundial en un intento de evitar los fracasos de los años de entreguerras. Las garantías de seguridad estadounidenses impidieron a las potencias europeas rearmarse a cambio de mayores gastos a cargo de EE. UU… Pero ante la repentina disminución de este paraguas de seguridad estadounidense, Francia y Alemania piden que la Unión Europea tome el relevo de la OTAN. Esto enfada a Polonia, que lo ve como un intento de los franceses de echar a EE. UU. y que Francia se convierta en la primera potencia militar de Europa.
Algunos miembros de la OTAN también temen tener que luchar contra Rusia sin el apoyo de Estados Unidos, el miembro más poderoso de la OTAN, por el tamaño de sus fuerzas convencionales y su arsenal nuclear. “Si yo fuera Italia, por ejemplo, sin duda garantizaría la seguridad de Estonia”, afirmó Grimble. “Pero no espero realmente tener que desempeñar un papel tan destacado y crucial en esto”.
La Fuerza Expedicionaria Conjunta, una coalición militar de 10 países del norte de Europa dirigida por Gran Bretaña que puede operar con independencia de la OTAN, comienza a elaborar planes de combate que suponen que no contará con el apoyo de la OTAN. Turquía se plantea si permanecer neutral -a pesar de sus compromisos con la OTAN- si Rusia ataca los Estados bálticos.
Mientras tanto, con su campaña en Ucrania estancada, Rusia medita invadir los Estados bálticos -que son miembros de la OTAN- para aprovecharse de la desunión de la Alianza y quizás dividirla sobre su disposición a arriesgarse a una guerra con Moscú. Pero el jugador ruso decide finalmente que Rusia no dispone de los recursos necesarios para luchar contra Ucrania y ocupar los países bálticos, y que invadir territorio de la OTAN podría hacer que Estados Unidos volviera a formar parte de la alianza.
Sin embargo, el ficticio Moscú lanza nuevas ofensivas en Ucrania. Privada del apoyo estadounidense -que Europa es incapaz de compensar-, Ucrania se siente obligada a firmar una paz que cede el este de Ucrania a Rusia e instala un gobierno prorruso en Kiev. Europa se enfrenta a otro problema: el temor a que Rusia ataque a la OTAN está ahuyentando a los inversores nacionales e internacionales, lo que hace tambalearse a las economías europeas.
Al final del juego, los efectos de una retirada estadounidense de la OTAN son globales. China se da cuenta de que Estados Unidos ha desplazado su centro de atención de Europa al Pacífico, lo que disuade a Pekín de invadir Taiwán. Pero esto no tranquiliza a Japón, Australia y Corea del Sur -aliados de EE.UU. cuyas fuerzas y bases son esenciales para contrarrestar a China-, que temen que Trump cambie de opinión y los abandone también. Irán se envalentona para afirmar su poder en Oriente Próximo, lo que espolea una carrera armamentística con Arabia Saudí.
Todo ello deja a los británicos frustrados. El Reino Unido ha apoyado tradicionalmente una alianza transatlántica, América-Europa, en lugar de un bloque de defensa puramente europeo. Sin embargo, en el juego, no pudo persuadir a Trump para que suavizara sus demandas, ni a los miembros europeos de la OTAN para que gastaran más en defensa.
Los expertos en wargames siempre advierten que los juegos no deben tratarse como predicciones del futuro, sino sólo como experimentos para explorar posibilidades. No obstante, este wargame pareció confirmar los peores temores de los críticos que creen que Trump podría destruir la OTAN y hacer a Europa vulnerable a los ataques.
“EE.UU. había reducido sus recursos para las misiones de disuasión y defensa de la OTAN, lo que significaba que la Alianza no tenía planes de guerra creíbles para hacer frente a una invasión rusa”, dijo Grimble. “Todo se había vuelto disfuncional. Desde luego, no estaba en condiciones de defenderse coherentemente contra Rusia al final de la partida”.
Pero, al mismo tiempo, existía un auténtico deseo de mantener viva la OTAN. “Muchos miembros de la OTAN -a excepción de Francia, principalmente- pensaron que después de Trump podría ser salvable”, dijo Grimble. “Así que era necesario mantener a Estados Unidos dentro, mantenerlo unido y reconstruirlo más tarde”.
Michael Peck
Como dije en su día si Trump está descontento con el compromise de los demás miembros que los reuna, converse y negocie con ellos.
Pero alguien que se limita a decir desde el otro lado del Atlántico que como rameras le salimos muy caras no quiere llegar a ningún entendimiento. Sólo busca mover a su electorado.
Trump es admirador de Putin
Sinceramente, con un tipo como Trump al mando prefiero una OTAN sin los yankees …
La verdad es que Trump tiene razón…hay mucho país Europeo que se gasta un dineral en «Políticas de Género» (por ejemplo), pero no son capaces de invertir el1,5 de su PIB en defensa….Pero si esperan que USA les saque «las castañas del fuego».
No en vano los EE.UU. tienen un importante contingente militar en Europa con el que ejercen su autoridad paternalista en el continente, donde lo poco que gastan en defensa muchos lo hacen en armamento de los EE.UU. en lugar de invertir en armamento local.
EE.UU. tiene muchos intereses en Europa como para dejarlo caer… y como para dejarlo escapar. Eso es lo que Trump nunca dice.
Amigos, el tema no es que Trump sea amigo de Putin, se trata de que los aliados estadunidenses y miembros de la OTAN, durante más de 30 años, no han invertido suficiente en su defensa, ni hablemos de una capacidad contraofensiva. Esto es un agujero de más de 130 mil millones de euros por año de a cuerdo al PIB de las 10 naciones más ricas. La compra de votos mediante planes sociales, hoy tiene su fruto, inmigración descontrolada y las arcas vacías.
La falta de inversión en defensa se debe a los gobiernos elegidos por los ciudadanos de esos países que regalan planes sociales y reciben con los brazos abiertos a los pseudos inmigrantes
No creo que el problema sea Trump, es más, creo que la actitud de éste hacia Europa pueda llegar a ser un revulsivo, para que de una vez por todas Europa vaya hacia una defensa común, con unos medios militares diseñados, creados, y producidos aquí, con una estrategia en defensa común que cuide y defienda los intereses europeos, y no los de otras potencias, aunque sean aliados.
En definitiva, creo que deberíamos ir hacia una independencia en cuestiones de defensa, y no en ser una comparsa de nuestro aliado más poderoso, al que por otra parte nunca le va a interesar que la consigamos.
Durante décadas EEUU invirtió en defensa mucho más que el mundo entero, solo le hacía sombra la URSS, y destinaba una gran cantidad de esos recursos generados en Europa, porque el centro de gravedad geopolítico estaba allí. La primera línea de defensa estadounidense era Europa. Esa situación de desigualdad se mantuvo durante todo ese tiempo, incluso subvencionado el desarrollo de sistemas europeos dirigidos a cubrir necesidades de la OTAN. El problema actual es que, a pesar de los estertores del oso ruso, el centro de gravedad se ha desplazado al área Asia-Pacífico, y es allí donde está el desafío actual: China. A EEUU no le interesa HOY seguir sosteniendo ese estatus y es por ello que algunos políticos como Trump sostienen el principio de equidad. Lo cual tampoco está mal, porque Europa hace tiempo que debería haberse sacudido el paternalismo estadounidense. Algunos países como Francia, ya lo han comprendido perfectamente. Otros, como UK e Italia siguen haciendo buenos negocios con Washington, pero a la larga ese criterio independentista va a terminar imponiéndose.