La inflación puede hacer que Berlín reduzca sus ambiciones militares.

Poco después del inicio de la guerra en Ucrania, y más allá de su intención de aumentar el gasto militar de su país hasta el 2% del PIB, el canciller alemán Olaf Scholz había anunciado la creación de un fondo especial de 100.000 millones de euros para hacer frente a los déficits de capacidad de la Bundeswehr.

El pasado mes de mayo, los diputados alemanes acordaron eludir las normas presupuestarias consagradas en la Ley Fundamental, en particular las relativas al «freno de la deuda», ya que este fondo «especial» debía completarse con deuda adicional. Queda por ver cómo utilizará la Bundeswehr estos recursos adicionales…

Según un documento del Ministerio de Defensa alemán, se habló de financiar cinco bloques de capacidades: fuerzas aéreas y capacidades espaciales [40.000 millones de euros], mando y control [20.000 millones], fuerzas terrestres [16.600 millones] y marina [20.000 millones] y coherencia operativa [es decir, pequeño equipamiento, por más de 2.000 millones].

La lista de equipos que la Bundeswehr desea adquirir es un inventario prudente: Los cazabombarderos F-35A, los helicópteros CH-47 Chinook y H-145M, el Eurofighter EF-2000 dedicado a la guerra electrónica, más aviones de patrulla marítima P-8A Poseidón, los proyectos de defensa antimisiles DLBO [Digitalization of Land-Based Operations] y TAWAN [Tactical Wide Area Network], los vehículos blindados Puma y Boxer, dos corbetas K130, así como más submarinos U212CD y fragatas F-126, etc.

Desde entonces, sólo se ha hecho un esfuerzo en pequeños equipos… Y de momento no se ha hecho oficial ningún pedido importante. Esto preocupa a Marie-Agnes Strack-Zimmermann, presidenta de la Comisión de Defensa del Bundestag, cuyo partido -el FDP- forma parte de la coalición de gobierno liderada por Scholz. «Hasta la fecha, no hay una lista de proyectos concretos que vayan a ser financiados por el fondo especial. Esto debe cambiar rápidamente. Espero que se tomen decisiones», declaró al Süddeutsche Zeitung el 20 de octubre.

Y con razón… Porque no todos los proyectos deseados por el Bundeswehr pueden ser financiados, lo que significa que habrá que tomar decisiones difíciles. Más aún cuando la alta inflación y la fortaleza del dólar encarecen la compra de ciertos equipos.

Así, según un responsable de la industria armamentística alemana citado por el diario económico Handelsblatt, «para satisfacer los deseos de la Bundeswehr se necesitarían 200.000 millones de euros». Sin ir tan lejos, el Tribunal Federal de Cuentas [Bundesrechnungshof] ya ha criticado que el importe total de los gastos previstos para este fondo especial supera con creces los 100.000 millones previstos.

Además, algunos programas se consideran intocables. Por ejemplo, la compra de 35 aviones F-35A, ya que es esencial para la participación alemana en los planes nucleares de la OTAN. La compra del helicóptero CH-47 Chinook tampoco debería cuestionarse, así como los proyectos de defensa aérea, ya que Alemania está en el origen de una iniciativa de la OTAN en este campo.

Sin embargo, como el F-35A y el CH-47 Chinook son de fabricación estadounidense, la debilidad del euro frente al dólar encarece mecánicamente su compra… Esto reduce el margen de maniobra para otros programas.

En efecto, en la «estimación» presentada en julio por la administración estadounidense en Berlín, los 35 F-35A se proponían a un precio estimado de 8.400 millones de dólares, es decir, 8.200 millones de euros en aquel momento… y 8.520 millones al cambio actual.

Además, según Handelsblatt, Deutsche Marine debe esperar algunos contratiempos: por ejemplo, la compra de un nuevo lote de corbetas K130 está amenazada. Así como la sustitución de los obuses PzH2000 vendidos a Ucrania. Por último, la adquisición de quince aviones de guerra electrónica Eurofighter EF-2000 también estaría en juego.

En este sentido, la empresa alemana Hensoldt y la israelí Rafael anunciaron el 18 de octubre la firma de un acuerdo de colaboración exclusiva para ofrecer a la Luftwaffe una solución de guerra electrónica de aquí a 2028. El objetivo es combinar las capacidades del Sky Shield Escort Jammer de la segunda con el sistema de interferencia Kalaetron Attack desarrollado por la primera.

Laurent Lagneau