La Marina francesa experimenta con un dron-moto acuática armado para realizar ataques navales remotos.
La Marina Francesa ha realizado un experimento sin precedentes: una moto acuática operada a distancia, con una carga explosiva ofensiva, fue lanzada contra un buque de desembarco retirado del servicio activo, provocando una detonación controlada contra el casco del buque, reforzado especialmente para la ocasión.
Esta demostración, realizada en alta mar en un entorno seguro, forma parte de la iniciativa POLARIS, lanzada en 2021, para preparar a las tripulaciones y buques franceses para las exigencias del combate naval de alta intensidad. El objetivo declarado es claro: desarrollar nuevos conocimientos en el uso de sistemas navales autónomos y operados a distancia.
La Marina Francesa busca anticipar los profundos cambios en la guerra marítima, en un contexto internacional marcado por el auge de las estrategias de antiacceso/denegación de área (A2/AD), la proliferación de amenazas asimétricas y la aparición de nuevas doctrinas que aprovechan la saturación de las defensas enemigas mediante el uso de drones marítimos.
Marine redoutée. La Marine protège la liberté de navigation en mer Rouge contre toutes les menaces, dont les drones. La Marine teste aussi ses propres drones d’attaque et munitions télé-opérées pour augmenter sa létalité. pic.twitter.com/4MgQdfaVyx
— Chef d’état-major de la Marine (@CEMM_FR) April 29, 2025
Ante el fortalecimiento de las defensas costeras y la creciente amenaza que representan los misiles antibuque de largo alcance, el despliegue de sistemas no tripulados permite reducir el riesgo humano al atacar objetivos estratégicos. Los drones marítimos ofensivos se consideran ahora una herramienta adecuada para penetrar las defensas avanzadas, interrumpir los despliegues enemigos y reducir la vulnerabilidad de las plataformas tripuladas.
Esta tendencia no es aislada. En otros teatros de operaciones, varias armadas también están explorando el potencial de los drones marítimos ofensivos. En conflictos recientes en el Mar Rojo, se ha visto el uso repetido de drones de superficie explosivos, especialmente por parte de rebeldes hutíes contra buques militares y comerciales, lo que ilustra la capacidad de estos sistemas para interrumpir las líneas de comunicación estratégicas.
Mientras tanto, la Marina de los Estados Unidos avanza en el desarrollo de la «Flota Fantasma», una flota experimental de buques de superficie no tripulados diseñados para misiones de inteligencia, ataque o logística, que anticipa la integración a gran escala de drones en futuras flotas de combate estadounidenses. Otros países, como Israel, con sus drones navales armados, también están invirtiendo fuertemente en este campo.
A mediano plazo, la integración de drones marítimos explosivos en las fuerzas navales podría extenderse mucho más allá de su uso ocasional. Estas plataformas podrían desplegarse en enjambres para saturar las defensas de los grupos navales enemigos, lanzarse desde fragatas o buques especializados, u operar conjuntamente con drones aéreos y submarinos en operaciones coordinadas multidominio. Este enfoque ampliaría el alcance operativo de las fuerzas navales, multiplicaría los vectores de ataque y dificultaría la percepción situacional del enemigo.
Sin embargo, esta evolución plantea varios desafíos tecnológicos importantes. Mantener la comunicación con drones marítimos a largas distancias sigue siendo difícil debido a la inestabilidad electromagnética del entorno marino. La navegación autónoma, especialmente a altas velocidades y cerca de la superficie del agua, requiere sensores extremadamente eficientes para evitar colisiones y mantener trayectorias precisas hasta el punto de impacto. Además, los riesgos de interferencias o ciberataques contra drones que operan en zonas en disputa exigen el desarrollo de sistemas de guiado robustos y resilientes.
A nivel táctico, la aparición de estos drones transforma las amenazas que las armadas modernas deben afrontar. Las grandes unidades de superficie, como portaaviones o destructores, podrían volverse más vulnerables a ataques masivos de drones rápidos y económicos, lo que hace necesario adaptar los sistemas de vigilancia, las defensas de proximidad y las capacidades de interceptación. El uso de drones ofensivos también exige una revisión de las doctrinas de protección de bases navales y convoyes, incorporando contramedidas para drones de superficie en los esquemas de defensa estándar.
El experimento realizado por la Marina Francesa con una moto acuática armada y operada a distancia representa mucho más que un simple ejercicio técnico. Forma parte de un movimiento global de innovación doctrinal cuyo objetivo es preparar a las fuerzas navales para las realidades del combate de alta intensidad contra adversarios capaces de desplegar medios asimétricos o imponer entornos de acceso restringido.
Al dominar el uso de municiones navales operadas a distancia, la Marina Francesa se posiciona en la transformación más amplia de las operaciones navales, donde la automatización y la autonomía se están convirtiendo en imperativos estratégicos en lugar de capacidades opcionales.
Navy Recognition
como evaluar objetivamente esta moto acuática explosiva que impacto contra un barco sin defensa las pruebas deben ser contra naves que pueden responder a la amenaza y entonces sí se sabrá su efectividad o si son sólo fuegos artificiales