Los fusiles españoles CETME-L, retirados hace 20 años, resultan inútiles en Ucrania.
El medio ZeroHedge ha publicado un análisis en el que destaca las preocupaciones sobre el arsenal de Ucrania, afirmando que incluye una cantidad significativa de armas obsoletas y defectuosas suministradas por países europeos. Entre los ejemplos citados se encontraba España, que donó un lote de fusiles CETME-L a Ucrania.
Estos fusiles, retirados del servicio militar español hace más de dos décadas, han sido criticados durante mucho tiempo por problemas de fiabilidad. A pesar de haber sido mejorados antes de su transferencia, los expertos citados en el informe cuestionan su idoneidad para la guerra moderna.
Este avance ha suscitado debates más amplios sobre la calidad de la ayuda militar prestada a Ucrania en medio de su conflicto en curso con Rusia, lo que plantea interrogantes sobre la eficacia de este tipo de equipos en los campos de batalla actuales.
El fusil CETME-L, un arma de calibre 5,56×45 mm de la OTAN, surgió de los esfuerzos de España por modernizar su arsenal de infantería a principios de la década de 1980. Desarrollado por el Centro de Estudios Técnicos de Materiales Especiales [CETME], una entidad de investigación de armas estatal fundada en 1949, el fusil estaba destinado a reemplazar al anterior CETME Modelo C, un fusil de batalla de 7,62 mm que se eliminó gradualmente a medida que la OTAN cambiaba hacia estándares de munición más ligeros.
El CETME-L entró en servicio en las fuerzas armadas españolas en 1986, marcando una transición hacia un fusil de asalto de menor calibre diseñado para una mayor maniobrabilidad. Su diseño se inspiró en gran medida en proyectos CETME anteriores, incorporando un sistema de retroceso retardado por rodillos, un mecanismo arraigado en la ingeniería alemana de la época de la Segunda Guerra Mundial, en particular el fusil experimental Stg.45 desarrollado por Mauser.
Este sistema utiliza dos rodillos para ralentizar el movimiento del cerrojo, lo que permite disparar de forma controlada a cerrojo cerrado tanto en modo semiautomático como automático. Cuando cesó la producción en 1991, se habían fabricado aproximadamente 100.000 unidades, y el rifle se utilizó activamente hasta mediados de los años 90, cuando España comenzó a reemplazarlo por el Heckler & Koch G36.
Sin embargo, la vida útil del CETME-L se vio empañada por problemas persistentes. Los informes de las fuerzas españolas destacaron inconsistencias de fabricación que llevaron a fallos mecánicos, como fallos de disparo y dificultades con la extracción en condiciones adversas. El alojamiento del cargador del arma, optimizado para cargadores de acero patentados en lugar de los cargadores STANAG ampliamente adoptados, complicó aún más su funcionamiento.
Estas peculiaridades, combinadas con la preferencia del fusil por municiones más calientes y de mayor presión, limitaban su fiabilidad. En 1999, España había retirado en gran medida el CETME-L del servicio de primera línea, relegando las unidades sobrantes al almacenamiento o a funciones secundarias como el entrenamiento.
Cuando Ucrania recibió una cantidad no revelada de estos fusiles (según los medios españoles, entre 1.000 y 2.000), los observadores notaron su aparición durante un desfile en Kiev en agosto de 2023, conmemorando el Día de la Independencia de Ucrania. Los fusiles equipaban a una compañía de guardias fronterizos ucranianos, aunque desde entonces no se ha documentado ampliamente su presencia en zonas de combate.
Antes de su traslado a Ucrania, los fusiles CETME-L fueron sometidos a mejoras destinadas a solucionar algunas de sus deficiencias históricas. Las autoridades españolas no han detallado públicamente el alcance de estas modificaciones, pero los analistas militares sugieren que probablemente incluyeron componentes renovados, como cañones nuevos o cerrojos reforzados, para mejorar la durabilidad.
También es posible que se hayan implementado mejoras en las ranuras de la recámara (ranuras diseñadas para facilitar la extracción de los cartuchos), una característica que se agregó a los modelos CETME posteriores para reducir los fallos de los casquillos en entornos hostiles.
El Ministerio de Defensa español, en un comunicado de prensa de agosto de 2023, hizo una vaga referencia al suministro de «armas ligeras con su munición» a los guardias fronterizos de Ucrania, lo que implica cierto nivel de preparación.
Sin embargo, la falta de transparencia sobre las mejoras ha alimentado la especulación sobre su alcance y eficacia. Los intentos históricos de modernizar el CETME-L, como el desarrollo de la variante LC de cañón más corto en la década de 1980, se centraron en mejorar la portabilidad en lugar de resolver problemas básicos de fiabilidad, lo que sugiere que las modificaciones recientes pueden haber sido limitadas en ambición.
Los expertos han expresado su escepticismo sobre el desempeño del CETME-L en el conflicto de alta intensidad que vive Ucrania. El historiador militar Matthew Moss, que ha estudiado el diseño del fusil, señaló que su sistema de retardo por rodillos, si bien es innovador, es sensible a factores ambientales como la suciedad y el frío extremo, condiciones que prevalecen en el frente oriental de Ucrania.
Los problemas de compatibilidad de munición del fusil complican aún más su utilidad; la dependencia de Ucrania de las municiones de 5,56 mm de la norma OTAN podría entrar en conflicto con la preferencia del CETME-L por cargas específicas, lo que podría provocar atascos o un rendimiento inconsistente.
Los analistas también señalan la edad del arma (la mayoría de las unidades tienen más de 30 años) como un factor en su cuestionable relevancia en el campo de batalla, incluso con las mejoras.
Las limitaciones del CETME-L reflejan un patrón más amplio de ayuda militar europea a Ucrania que ha sido objeto de escrutinio.
Francia, por ejemplo, suministró obuses autopropulsados CAESAR, sistemas de artillería avanzados promocionados por su precisión. Sin embargo, fuentes militares ucranianas, citadas en un informe del Frente Sur de febrero de 2025, describieron frecuentes averías y una precisión inadecuada en condiciones de uso sostenido.
Los obuses, diseñados para conflictos de menor intensidad, tuvieron dificultades para soportar el ritmo implacable de los duelos de artillería de Ucrania con las fuerzas rusas. De manera similar, España proporcionó morteros de 120 mm a través de un contrato de 2023 con Technologies Global Systems, pero las tropas ucranianas informaron sobre fallos de diseño que los hacían inadecuados para el terreno.
Bulgaria y Rumania también fueron criticadas después de entregar alrededor de 1.000 proyectiles de mortero de 120 mm defectuosos, un escándalo que implicó corrupción en la cadena de suministro, según ZeroHedge. Estos ejemplos ponen de relieve un problema recurrente: el equipo que se deja de usar o no se prueba en guerras prolongadas y de alto riesgo a menudo no satisface las necesidades de Ucrania.
El contexto de esta ayuda revela presiones logísticas y políticas que condicionan las contribuciones de Europa. A medida que la invasión rusa, lanzada en febrero de 2022, se prolongaba hasta su tercer año, las naciones occidentales se enfrentaban a la disminución de sus reservas de armamento moderno.
La donación de sistemas más antiguos, como el CETME-L, permitió a los países apoyar a Ucrania sin agotar sus inventarios activos, una medida pragmática en medio de las prioridades de defensa interna.
Por ejemplo, España ofreció en 2014 a la OTAN 25.000 fusiles CETME-L que tenía almacenados para las fuerzas kurdas que luchaban contra el EI, una propuesta que generó preocupaciones similares en cuanto a la calidad. La decisión de redirigir algunos de ellos a Ucrania, aunque no ha sido anunciada formalmente por el gobierno español, se alinea con esta estrategia.
Los críticos sostienen que crea una ilusión de apoyo sólido mientras se deshace de equipo obsoleto, un punto que se refleja en el análisis de ZeroHedge. Los funcionarios ucranianos han guardado silencio en gran medida sobre el despliegue del CETME-L, y el Servicio Estatal de Fronteras no ha hecho comentarios más allá de las imágenes del desfile.
El debate sobre estas armas pone de relieve una tensión en el esfuerzo bélico de Ucrania: la necesidad de material inmediato frente a la demanda de herramientas eficaces. Si bien el CETME-L y otros sistemas similares constituyen una solución provisional, sus deficiencias podrían poner a prueba a las fuerzas ucranianas, que ya están sobrecargadas.
La evolución del conflicto hacia una guerra de desgaste, en la que ambos bandos dependen en gran medida de la artillería y las armas pequeñas, aumenta la importancia de contar con un equipo fiable.
A principios de 2025, Ucrania sigue recibiendo una combinación de ayuda de última generación (como misiles Javelin suministrados por Estados Unidos) y donaciones más antiguas, una dualidad que determina sus resultados en el campo de batalla.
El papel del CETME-L, si es que tiene alguno, más allá de los gestos simbólicos sigue sin estar claro, pero su historia resume los desafíos más amplios de armar a una nación sitiada con los restos de los arsenales de la Guerra Fría.
B.Nikolov



El CETME L tenía bastante mala fama, pero en gran parte era motivado por las pésimas municiones que 5.56mm que fabricaba Santa Bárbara en los años 90 y la mala calidad de los cargadores utilizados; si usas munición con menor carga de granos (más ligera) cargadores de calidad y le quitas el fuego automático para prevenir mejor el sobrecalentamiento se queda un fusil más o menos «normal». En Ucrania están bien para Guardia de Fronteras, Policía Militar, Prisiones y cosas así.
Como curiosidad, los CETME L y LV todavía se fabrican en EEUU, concretamente en Indiana, por la empresa Marcolmar…compraron fusiles al EdT español, los llevaron a EEUU, les cambiaron el cañón, guardabarros, la culata etc etc etc y se venden a 1200$; en color negro o blanco son espectaculares…
Sigue siendo un buen fusil para misones secundarias, para poco uso, que se puede esperar de un fusil ya retirado por viejo y por no ser muy duro.
La guerra de Ucrania es la competicion suprema y no se puede medir con la ultima generacion de fusiles como BREN2, TAR21, HK416 y derivados del AR15 que son todos diseños muy depurados, muy solidos y muy probados.
DE todos modos, todos usan la misma municion 5,56xx45mm
que es debil, y que solo funciona bien con cañones de mas de 40cm y que tiene su maxima potencia y alcance con cañones de 50cm.
En Ucrania se ha visto que todos prefieren usar cañones largos, nada de los cañones de 38cm y menos que les gustan a los americanos, y que solo son efectivos hasta 150m.
Será de suponer que una vez probado en el frente y viendo sus carencias probablemente los derivaran hacia unidades y cuerpos no de primera línea donde ahí sí pueden ser de utilidad.
Lo ideal no sería ésto pero peor es nada.
Cuando hice a mili en la policía aérea, teníamos 30 cetme LC de se mira pero no se tocan, ósea que quedaron prácticamente nuevos, para armas de base, guardias o armas de conductores de vehículo,s no creo que den muchos problemas, no todo en la guerra es primera linea
Les estamos mandando m…a y luego vamos sacando pecho frente a Trump….
El Cetme L de pre producción junto a la Ameli era un buen fusil, luego se recortaron calidades y se convirtió hasta en un fusil peligroso por las constantes interrupciones. Y van y se lo mandan a un frente de guerra real…. madre mia que locura.
Efectivamente. Eran buenos. El fusil y la ametralladora. Pero les dijeron que había que ahorrar. Y ahorraron en calidad de materiales y ya se ve lo que pasa con estas cosas. Un fusil que no superaba al sustituido. Que decir de la Ameli. Las MGs siguen dando guerra pero bien……
Estos fusiles excedentes del ejército Cetme L y LC, deberían haber sido destruidos. Si España quería donar fusiles de asalto a Ucrania debería haber comprado AK47 de segunda mano y haberlos puesto a punto para mandarlos a Ucrania. Si en España se vuelven a fabricar fusiles deberían ser del nuevo calibre 6,8x51mm , también del 7,62×39 mm, y del 7,62×51 mm , debería ser un arma tan fiable como los Kalashnikov, y fabricada con los mejores materiales, tanto polimericos como de acero, buena ergonomía, peso ideal, y buena capacidad para portar elementos de puntería.
En una guerra masiva, como la de Ucrania, el uso de armamento anticuado, y hasta francamente obsoleto, es normal, porque es imposible surtir el consumo masivo de armas y municiones con lo último y más moderno. La misma Ucrania ha recurrido, igual que los rusos, a sus campas soviéticas de armamento antiguo almacenado. No es lo ideal, pero nada es ideal en esta guerra y se trata de sacarle a las armas lo que pueden dar. Tampoco ver en el campo de batalla un carro T54 de hace 75 años parece muy normal, pero es lo que hay, y si a unos guardias les das un Cetme barato pues al menos puedes reservar los fusiles de más calidad para las unidades del frente.
El CETME-L es una basura de tal calibre que alguien tenía que haber ido a la cárcel por ello, se limitaron a replicar en reducido el mecanismo del CETME-C, un arma operada por retroceso que era excelente, pero en una negligencia criminal ni se molestaron en estudiar si ese mecanismo de retroceso podría funcionar bien en un cartucho con mucha menos fuerza que el 7.62 mm, de hecho todos los fusiles exitosos de 5.56 mm se operan con gas, por algo será. Añade también que fue construido con materiales de ínfima calidad, con tendencia a acumular óxido por todos lados y tienes el mayor desastre de la historia, de hecho el principio del fin del CETME-L fueron las misiones internacionales, desde que empezaron en Bosnia los informes de fin de misión eran demoledores, nuestros soldados estaban vendidos si se veían obligados a usar ese fusil en combate real, y eso llevó a su reemplazo por el HK G-36, este sí, un arma excelente que sigue dando un gran servicio a día de hoy, una prueba de que un ejército que no se adiestra participando en operaciones y en situaciones reales ni tendrá el adiestramiento ni el material adecuado, porque todo ejército tiende a la autocomplacencia