Reino Unido dice estar listo para intervenir en caso de guerra en la región del Indo-Pacífico.
En su último concepto estratégico, publicado en junio de 2022, la OTAN afirmó que concede “importancia al Indopacífico porque los acontecimientos en esta parte del mundo probablemente tengan implicaciones directas para la seguridad euroatlántica”, que también enfrenta “desafíos sistémicos” planteados por la República Popular China [RPC].
De hecho, el documento criticaba a Pekín por llevar a cabo operaciones “híbridas” y “actividades de desinformación” contra miembros de la OTAN, empleando una retórica hostil. Además, continuaba, la “profundización de la asociación estratégica entre China y Rusia, así como sus intentos conjuntos de desestabilizar el orden internacional basado en normas, contradicen nuestros valores e intereses”.
Sin embargo, este acercamiento entre Pekín y Moscú no está exento de consecuencias para la guerra en Ucrania, como lo subrayó la Alianza en la cumbre de Washington de julio de 2024.
China “está desempeñando ahora un papel decisivo en la guerra de Rusia contra Ucrania a través de su llamada asociación ‘sin restricciones’ y su amplio apoyo a la base industrial de defensa de Rusia, aumentando la amenaza que Rusia representa para sus vecinos y para la seguridad euroatlántica”, habían afirmado los Aliados en su declaración final.
Lo que Mark Rutte, entonces recién nombrado secretario general de la OTAN, había resumido acusando a Pekín de ser un “facilitador de la guerra en Ucrania”.
Un año después, en una reunión con líderes de la industria de defensa, el nuevo Comandante Supremo Aliado en Europa [SACEUR], el general estadounidense Alexus Grynkewich, dijo que la OTAN debe prepararse para la posibilidad de que Rusia y China puedan lanzar ofensivas simultáneas en Europa y el Pacífico en 2027.
“Si el presidente chino, Xi Jinping, ataca Taiwán, probablemente se coordinará con el presidente ruso, Vladimir Putin, lo que abriría la posibilidad de un conflicto global”, declaró el general Grynkewich. Por lo tanto, añadió, “necesitaremos todo el material, equipo y municiones posibles para contrarrestarlo”.
Aunque se trata sólo de una hipótesis, no es menos cierto que las intervenciones de SACEUR ponen de relieve que los problemas de seguridad en la zona euroatlántica están vinculados a los de la zona Indopacífica, como lo demuestra el gran ejercicio Talisman Sabre, organizado en Australia y que involucra actualmente a no menos de 30.000 militares de diecinueve países.
Y esto es también lo que quiso destacar John Healey, el secretario de Defensa británico, durante la firma del Tratado de Geelong, que se supone organiza la cooperación entre Londres y Canberra en el campo de los submarinos de ataque nuclear [SNA], en el marco del pacto AUKUS [Australia, Reino Unido, Estados Unidos].
Preguntado por la prensa sobre Taiwán a bordo del portaaviones HMS Prince of Wales, que participaba en el ejercicio Talisman Sabre, Healey afirmó que “si tenemos que luchar, como lo hemos hecho en el pasado, Australia y el Reino Unido lucharán juntos”.
“Nos entrenamos juntos, y al entrenar juntos y estar mejor preparados para el combate, garantizamos una mejor disuasión”, continuó el funcionario británico, junto a Richard Marles, su homólogo australiano.
Sin embargo, añadió, «el Reino Unido prefiere que cualquier disputa en el Indopacífico se resuelva de forma pacífica y diplomática». Pero, concluyó, «garantizamos la paz mediante la fuerza. Y nuestra fuerza reside en que somos aliados».
No está claro si el Reino Unido intervendría militarmente en caso de una invasión china de Taiwán, aunque la declaración de Healey es posiblemente una de las más contundentes realizadas por un funcionario británico sobre la posible participación en una guerra en el Indo-Pacífico.
En cualquier caso, según un análisis del Instituto Australiano de Política Estratégica [ASPI], es muy probable que una guerra contra Taiwán “se extienda por toda la región del Indo-Pacífico”.
Cualquier invasión desencadenaría casi con seguridad un conflicto regional más amplio que involucraría a uno de los aliados clave de Australia y al menos a dos de sus socios de seguridad más cercanos. En un conflicto regional, los intereses de seguridad nacional de Australia se verían amenazados, y Australia no tendría más opción que responder defendiendo su territorio y sus fronteras marítimas, argumenta el ASPI.
Insistió: «Si China recurre a la fuerza contra Taiwán, es poco probable que se detenga ahí. Pekín también mantiene disputas marítimas y territoriales con los estados del Sudeste Asiático, Corea del Sur y Japón. Una invasión exitosa fomentaría una mayor agresión».
Laurent Lagneau
Evidentemente si una invasión china de Taiwán queda sin respuesta lo único que se conseguirá es que sigan probando suerte, como pasó con Alemania en 1937; por otra parte, los británicos tienen mala memoria…excepto en 1989 con Panamá, en cada guerra de EEUU los británicos han sido sus fieles escuderos apuntándose a lo que sea…pero cuando Gran Bretaña está en guerra (Malvinas) los EEUU no acuden en su ayuda…
reino unido como otros es un vasallo de los americanos sueñan con sus antiguas colonias a las que saquearon de allí viene su riqueza ficticia no tienen ni para empezar con china la cual por cierto no es Irak, afganistán, libia, yugoeslavia y tantos otros a los que atacaron