Argentina se acerca a un acuerdo con Francia para la compra de submarinos Scorpene.
En una entrevista televisiva del 6 de noviembre, difundida por medios argentinos, el presidente Javier Milei afirmó que su gobierno avanza con la adquisición de submarinos y patrulleras oceánicas de fabricación francesa para reforzar el control marítimo y la vigilancia pesquera. El plan, largamente discutido con París, contempla submarinos de la clase Scorpène y patrulleras OPV-87, lo que ha llevado el debate a centrarse en las configuraciones y los plazos de entrega, dado que las conversaciones con Francia se iniciaron a finales de 2024.
La elección del Scorpène representa un retorno pragmático a la capacidad submarina que Argentina no ha operado eficazmente desde la retirada de los submarinos TR-1700 y la prolongada indisponibilidad del ARA Santa Cruz y el ARA Salta.
Desarrollado por Naval Group, el Scorpène es un diseño modular de exportación con un sistema de propulsión independiente del aire (AIP) opcional, con un desplazamiento en inmersión de entre 1600 y 2000 toneladas. El rendimiento publicado para las variantes de serie indica una autonomía de aproximadamente 6000 millas náuticas a 8 nudos en tránsito diésel-eléctrico y más de 50 días de autonomía, con una tripulación de unos 31 hombres.
El sistema de combate SUBTICS integra sonares de proa y laterales, medidas de apoyo electrónico y control de tiro. El armamento incluye el torpedo pesado F21 y el misil antibuque Exocet SM39, lo que confiere a la plataforma capacidad de guerra antisuperficie y antisubmarina idónea para las aguas del Atlántico Sur.
En la superficie, la referencia del presidente a “buques para patrullar las costas” alude a la familia de patrulleros oceánicos OPV-87, ya en servicio en Argentina como la clase Bouchard con 87 metros de eslora y unas 1.650 toneladas, estos buques patrulleros alcanzan casi 20 nudos y suelen estar equipados con un cañón Marlin-WS de 30 mm, complementado con ametralladoras. Los modelos más recientes incorporan adaptaciones para aguas frías, estabilización activa, hélice de proa para maniobras en puerto y sistemas de combate y comunicaciones mejorados.
Operan con lanchas neumáticas semirrígidas (RHIB), cuentan con una cubierta para helicópteros y admiten operaciones con vehículos aéreos no tripulados (UAV), lo que los hace idóneos para el control de la pesca, búsqueda y rescate, y patrullas de soberanía hasta los límites de la ZEE.
Si Buenos Aires confirma la capacidad del Scorpène, las primeras decisiones de configuración determinarán sus efectos operacionales. El sistema AIP aumenta la autonomía en inmersión y reduce la firma acústica durante las patrullas, una ventaja clave en condiciones de silencio radioeléctrico y emisiones controladas (EMCON), lo que permite establecer estaciones discretas y prolongadas cerca de puntos estratégicos.

El conjunto de sensores y control de fuego facilita la construcción de una Imagen Marítima Reconocida (RMP) y una Imagen Operacional Común (COP), mientras que el sistema F21/SM39 proporciona opciones selectivas de negación de superficie. Los parámetros de alcance y autonomía permiten patrullas disuasorias que cubren las rutas de acceso al Cono Sur y las líneas de comunicación marítimas sin necesidad de inmersión continua, mientras que el tamaño del casco sigue siendo adecuado para ejercicios litorales, minado o inserción en operaciones especiales.
En el caso de los OPV-87, la integración del sistema de combate Polaris y el enlace de datos tácticos NiDL en las unidades argentinas más modernas permite una contribución continua a la RMP/COP conjunta junto con la aviación naval y las estaciones costeras.
Los OPV-87 proporcionan presencia, realizan tareas de aplicación de la ley y actualizan la información marítima en tiempos de paz, liberando a los buques de mayor capacidad de las labores de vigilancia. Mediante una vigilancia ISR constante, alertan al submarino y a la aviación naval, especialmente en lo referente a la pesca ilegal o comportamientos anómalos en superficie. El Scorpène añade entonces una disuasión discreta y una capacidad de ataque que cualquier adversario debe tener en cuenta, lo que dificulta las acciones coercitivas en las zonas de acceso de Argentina.
En escenarios más exigentes, las funciones combinadas antisubmarinas y de superficie, junto con el efecto de penetración del misil Exocet SM39, permiten la negación del acceso al mar y la protección de la infraestructura costera y marítima. Bajo control EMCON, se potencia el factor sorpresa; mediante transmisiones de ráfaga controladas, el buque puede seguir alimentando el COP cuando el riesgo se considera aceptable. El resultado es una postura más estratificada, donde el OPV mantiene la gobernanza diaria en el mar y el submarino garantiza el control de la escalada.
La estructura de financiamiento será decisiva, con precedentes que apuntan a líneas de crédito franceses y un cronograma por fases que se extiende varios años después de la firma, en consonancia con la complejidad de los programas navales.
El plan refuerza los lazos de defensa con París, se alinea con la búsqueda argentina de financiación y alianzas euroatlánticas, y mejora la interoperabilidad con otros operadores regionales de submarinos Scorpène, especialmente Brasil y Chile, durante ejercicios antisubmarinos combinados e intercambios de datos del Programa de Monitoreo de Riesgos (RMP).
Una capacidad submarina creíble, incluso en pequeñas cantidades, modifica la estrategia en el Atlántico Sur al aumentar el coste de las incursiones oportunistas y garantizar la seguridad de campos energéticos, cables submarinos y sensores. Para Francia, esto consolida una alianza marítima a largo plazo en el hemisferio y mantiene una carga de trabajo de alto valor para su sector naval. Si el gobierno implementa los patrulleros oceánicos y submarinos de forma metódica, integra tempranamente la formación y las arquitecturas de enlace de datos, y protege los presupuestos de mantenimiento, Argentina pasará de una capacidad intermitente a una postura marítima más estable que respalde la seguridad internacional mediante el control legal del mar y una gestión predecible de las crisis.
Rudis007ARG



Buena suerte con los franceses, la van a necesitar, que rápido olvidan cuando les dieron misiles exocet a los ingleses en la malvinas.
Respuesta de la IA, No, Francia no dio misiles Exocet a los británicos; de hecho, los vendió a Argentina antes de la guerra de las Malvinas, lo que provocó que se convirtieran en un arma muy temida por la Marina británica durante el conflicto. Tras el inicio de la guerra, Francia, a pesar de la venta previa a Argentina, apoyó al Reino Unido y cortó las entregas de armamento a Argentina, incluso colaborando para detener la adquisición de más misiles en el mercado mundial.