Estados Unidos aprueba una venta récord de armas a Taiwán en medio de crecientes tensiones con China.
Estados Unidos ha aprobado un paquete histórico de armas por valor de 11.100 millones de dólares para Taiwán, lo que supone la mayor venta de armas de la historia a la isla autónoma, mientras enfrenta una creciente presión militar y diplomática por parte de China. Esta medida subraya el compromiso de Washington de reforzar la capacidad de defensa de Taiwán en un momento de crecientes tensiones a través del estrecho y una renovada incertidumbre geopolítica en el Indopacífico.
El anuncio representa la segunda venta de armas a Taiwán bajo la actual administración de Donald Trump. Esto ocurre en un momento en que Pekín ha intensificado los ejercicios militares en la isla, aumentado las patrullas aéreas y navales cerca de la zona de identificación de defensa aérea de Taiwán y buscando aislar aún más a Taipéi en el escenario internacional. El gobierno de Taiwán ha rechazado sistemáticamente las reivindicaciones de soberanía de China, afirmando que solo el pueblo de la isla puede decidir su futuro.
Según el Ministerio de Defensa Nacional de Taiwán, el paquete de armas propuesto incluye ocho categorías principales de armas y sistemas de apoyo. Entre los artículos más destacados se encuentran los Sistemas de Cohetes de Artillería de Alta Movilidad (HIMARS), obuses avanzados, misiles antitanques Javelin, drones Altius con munición merodeadora, y repuestos y apoyo logístico para el equipo militar existente.
La venta de armas ha entrado en la fase de notificación al Congreso, durante la cual este tiene la autoridad para revisar, modificar o bloquear el acuerdo. Sin embargo, dado el sólido apoyo bipartidista a Taiwán en Washington, se considera improbable una oposición significativa.
En una serie de declaraciones separadas que detallan el paquete, el Pentágono afirmó que las ventas propuestas se alinean con los intereses nacionales, económicos y de seguridad de Estados Unidos. Su objetivo es apoyar los esfuerzos continuos de Taiwán por modernizar sus fuerzas armadas y mantener lo que Estados Unidos describió como una «capacidad defensiva creíble» ante las crecientes amenazas regionales.
Bajo el constante apoyo de Washington, Taiwán se ha centrado en los últimos años en reestructurar su doctrina militar en torno al concepto de «guerra asimétrica». Esta estrategia prioriza sistemas móviles, con capacidad de supervivencia y, a menudo, de bajo coste —como drones, cohetes de precisión y armas antiblindaje— que pueden suponer un alto coste para una fuerza invasora mayor. El sistema HIMARS, en particular, ha llamado la atención por su eficacia en el campo de batalla en Ucrania, donde se ha utilizado para atacar objetivos de gran valor tras las líneas enemigas.
El anuncio también se produce en el contexto de la reciente decisión del presidente taiwanés, Lai Ching-te, de aumentar significativamente el gasto en defensa. El mes pasado, Lai presentó un presupuesto suplementario de defensa de 40 000 millones de dólares estadounidenses para el período de 2026 a 2033, declarando que no había margen para concesiones en materia de seguridad nacional. El aumento propuesto del gasto refleja la creciente preocupación en Taipéi por la rápida expansión de las capacidades militares de China y su postura cada vez más firme hacia Taiwán.
Históricamente, Pekín se ha opuesto firmemente a las transferencias de armas estadounidenses a Taiwán, considerándolas una violación del principio de «una sola China» y una injerencia en sus asuntos internos. Las ventas de armas anteriores han provocado con frecuencia protestas diplomáticas, sanciones contra empresas de defensa estadounidenses y un aumento de la actividad militar china cerca de la isla.
El anuncio de la venta de armas se produjo tras una visita inesperada del ministro de Asuntos Exteriores de Taiwán, Lin Chia-lung, a la zona de Washington la semana pasada, donde, según se informa, se reunió con funcionarios estadounidenses. Dos fuentes familiarizadas con el asunto indicaron que las reuniones se celebraron bajo condición de anonimato.
Estados Unidos no mantiene relaciones diplomáticas formales con Taiwán, tras haber reconocido a la República Popular China en 1979. Sin embargo, Washington sigue siendo el principal apoyo internacional de Taiwán y su principal proveedor de armas. En virtud de la Ley de Relaciones con Taiwán, la legislación estadounidense obliga a Washington a proporcionar a Taipéi los medios para su defensa, aunque la venta de armas sigue siendo una fuente persistente de fricción en las relaciones entre Estados Unidos y China.
En la región han surgido periódicamente inquietudes sobre el enfoque transaccional del presidente Trump en política exterior y su intención declarada de visitar al presidente chino, Xi Jinping, el próximo año. Algunos analistas temen que esto pueda debilitar el apoyo estadounidense a Taiwán. Sin embargo, funcionarios estadounidenses declararon a Reuters a principios de este año que el gobierno planeaba aumentar las ventas de armas a Taiwán por encima de los niveles registrados durante el primer mandato de Trump como parte de una estrategia más amplia para disuadir a China.
La estrategia de seguridad nacional de la administración Trump, presentada a principios de este mes, reafirmó el objetivo estadounidense de prevenir el conflicto por Taiwán preservando la superioridad militar frente a China en la región. El documento también destacó la importancia estratégica de Taiwán, señalando que su ubicación divide el noreste y el sudeste asiático en dos frentes de operaciones distintos.
China sigue considerando a Taiwán parte de su territorio, una afirmación que Taiwán rechaza rotundamente. Ante la intensificación de la competencia militar en el Indopacífico, la venta de armas del miércoles indica que la seguridad de Taiwán sigue siendo un tema central y polémico en las relaciones entre Estados Unidos y China.
Parth Satan



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