La Armada rusa se retira de los puertos de Crimea.

Rusia ha tenido su flota del Mar Negro en Crimea durante 240 años. Ahora, el presidente Vladimir Putin corre el riesgo de perder su principal centro naval a medida que Ucrania intensifica los ataques en la península ocupada.

Los asaltos han obligado a Rusia a alejar sus buques del peligro, casi una década después de que Putin se anexionara Crimea con el objetivo de preservar la presencia de la flota allí mientras Kiev se acercaba a Estados Unidos y Europa.

“Ningún puerto de Crimea es ya seguro para los buques de guerra rusos”, dijo Ruslan Pukhov, director del Centro de Análisis de Estrategias y Tecnologías de Moscú. Ucrania “básicamente ha expulsado a la flota de Crimea”.

Su último ataque con un misil de crucero se cobró el martes un gran buque de desembarco ruso en el puerto de Feodosia, en el este de Crimea. En total, Rusia ha perdido al menos 20 buques, incluidos buques de guerra, un submarino y lanchas de desembarco, desde que Putin ordenó la invasión a gran escala de Ucrania en febrero de 2022, según las Fuerzas Armadas ucranianas y las evaluaciones independientes del medio de inteligencia de fuente abierta Oryx.

Las disputas políticas en Estados Unidos y la Unión Europea están frenando la concesión de más de 110.000 millones de dólares de ayuda financiera y militar a Ucrania, lo que pone en duda el apoyo de los aliados a Kiev a medida que se acercan los dos años de guerra sin final a la vista.

Sin duda, aunque los ataques han aumentado la presión sobre las defensas rusas en la península, así como sobre las líneas de suministro a sus tropas en el sur ocupado de Ucrania, es probable que tengan un impacto limitado en la evolución del campo de batalla, con la lucha en tierra en gran parte en un punto muerto.

Sin embargo, el éxito de Ucrania en el mar es aún más notable porque carece de buques de guerra propios. En su lugar, está desafiando la supremacía naval de Rusia utilizando misiles y aviones no tripulados marítimos.

Los ataques ucranianos obligaron a Rusia a adoptar “un patrón de base más permanente a lo largo de la costa oriental del Mar Negro a medida que transfiere activos fuera de Crimea”, dijo en un informe el Instituto para el Estudio de la Guerra, con sede en Washington.

Los suministros de misiles de crucero Storm Shadow británicos y Scalp franceses han ayudado a Ucrania a inclinar la balanza a su favor, permitiéndole eludir las defensas aéreas para realizar ataques precisos contra objetivos rusos.

Las incursiones han resultado tan eficaces que han ayudado a Ucrania a romper los esfuerzos del Kremlin por bloquear sus exportaciones de grano a través del Mar Negro después de que Moscú abandonara en julio un acuerdo negociado por las Naciones Unidas y Turquía que había garantizado el paso seguro de los buques. Desde agosto, Ucrania ha enviado 10 millones de toneladas de productos básicos, en su mayoría cereales, a través de este paso.

La flota rusa «ya no puede operar en la parte occidental del Mar Negro», declaró en octubre el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskiy, calificándolo de «logro histórico» para su país. Aunque las fuerzas ucranianas aún no han establecido un control de fuego total sobre Crimea y sus aguas, «lo haremos. Es sólo cuestión de tiempo», afirmó.

La armada ucraniana informó el jueves de que seis buques militares rusos operaban en el Mar Negro, aunque también acusó a Moscú de desconectar los transpondedores de localización de los buques.

El hundimiento del crucero de misiles Moskva, buque insignia de Rusia, en abril del año pasado, fue la pérdida más sonada. Ucrania afirmó que sus misiles Neptune atacaron el buque, que se hundió tras declararse un incendio. Rusia afirmó entonces que el barco se había hundido a causa de una tormenta, aunque un vídeo difundido en las redes sociales contradijo esta explicación.

El puente del estrecho de Kerch, que une Rusia con Crimea y se utiliza para reabastecer a las fuerzas de Moscú, ha sido atacado en dos ocasiones, en octubre del año pasado y en julio. En septiembre, Ucrania atacó otro astillero en la costa occidental de Crimea, afectando a dos buques de la Armada.

En septiembre disparó misiles de crucero contra el cuartel general de la flota rusa del Mar Negro en Sebastopol (Crimea), causando grandes daños y obligando a Rusia a trasladar los buques a otros puertos, como Feodosia y Novorossiysk.

La importancia del ataque al Feodosia no pasó desapercibida para el Kremlin, que informó a las pocas horas de que el ministro de Defensa, Sergei Shoigu, había informado a Putin de los daños sufridos por el buque de desembarco. El asalto se produjo un día después de que Putin asistiera en San Petersburgo a una ceremonia de izado de bandera de tres nuevos buques militares como parte de un programa de construcción naval que, según dijo, pretende «mejorar fundamentalmente el poder naval de Rusia en todas las áreas estratégicas».

Rusia no ha hecho comentarios sobre la ubicación de su flota del Mar Negro, aunque las imágenes por satélite indican que los buques probablemente se desplazaron de Sebastopol tras el ataque al cuartel general.

Tras el ataque de esta semana en Feodosia, la flota depende ahora esencialmente de Novorossiysk. No obstante, los drones navales ucranianos también lograron destruir allí un gran buque de desembarco en agosto.

Se espera que los planes rusos de construir una base naval más al sur, a lo largo de la costa del Mar Negro, en la región separatista georgiana de Abjasia, apoyada por el Kremlin, tarden varios años. Abjasia está reconocida internacionalmente como parte de Georgia, que protesta contra el traslado.

La flota rusa demostró su vulnerabilidad en Crimea a pesar del gasto a gran escala realizado para reforzar las defensas en la península. Shoigu dijo poco después de la anexión de 2014 que Rusia invertiría 86.000 millones de rublos (más de 2.400 millones de dólares en aquel momento) hasta 2020 en nuevas unidades de defensa aérea y marina.

El canal militar prorruso de Telegram Rybar, que cuenta con 1,2 millones de suscriptores, dirigió su ira contra el mando de la marina rusa por la última pérdida, señalando con el dedo a la «negligencia de la flota del Mar Negro.»

Ni Kiev ni Londres han confirmado que se utilizara un misil Storm Shadow en el último asalto, aunque el secretario de Defensa británico, Grant Shapps, celebró el ataque ucraniano.

«El dominio de Rusia en el Mar Negro está ahora en entredicho», dijo Shapps en X, antes Twitter. «¡Esta última destrucción de la armada de Putin demuestra que los que creen que hay un punto muerto en la guerra de Ucrania están equivocados!».

Bloomberg L.P