La fuerte presencia de EE. UU. y China en el Indo-Pacífico conducirá a encuentros cada vez más cercanos.

Corea del Sur desplegó el martes sus aviones de combate después de que aviones militares chinos y rusos entraran en su zona de identificación de defensa aérea (ADIZ) en el sur y este de la península coreana, un incidente que ha seguido a dos encuentros recientes entre fuerzas estadounidenses y chinas en el estrecho de Taiwán y el mar de China Meridional.

El Ministerio de Defensa de China dijo en un comunicado que los aviones que entraron en la ADIZ de Seúl estaban participando en un ejercicio aéreo anual conjunto con Rusia sobre el Mar de Japón y el Mar de China Oriental, el sexto simulacro de este tipo desde 2019. Los últimos simulacros se lanzaron justo después de los ejercicios militares conjuntos de Estados Unidos con Seúl.

La ADIZ de Corea del Sur no forma parte del espacio aéreo del país; sin embargo, ninguno de los dos países avisó de que sus aviones estaban entrando en la zona, según la agencia de noticias surcoreana Yonhap.

La incursión del martes siguió a dos encuentros cercanos anteriores: Un buque de guerra chino se cruzó de cerca frente a un destructor estadounidense en el estrecho de Taiwán el domingo, y un caza chino maniobró cerca de un avión militar estadounidense en el espacio aéreo internacional sobre el mar de la China Meridional el 26 de mayo. Un funcionario de la administración Biden ha citado los incidentes como ejemplos de la creciente «agresividad» de Pekín.

Los encuentros con buques chinos coinciden con maniobras navales trilaterales entre los guardacostas de Estados Unidos, Japón y Filipinas en el Mar de China Meridional.

Estos incidentes aumentan el riesgo de errores de cálculo y de escalada a medida que aumentan las tensiones entre Washington y Pekín por cuestiones que van desde las políticas comerciales hasta la invasión de Ucrania por Rusia y la seguridad de Taiwán.

Nuevas e inquietantes normas

Las incursiones de Pekín en la región no han dejado de aumentar en los últimos años. Sólo en 2023, se han producido al menos 745 incursiones de aviones militares chinos en la ADIZ de Taiwán, según datos del Ministerio de Defensa Nacional de Taiwán.

Mientras tanto, Washington está proyectando una presencia más fuerte en el Indo-Pacífico, aumentando sus ejercicios militares y reforzando la disuasión ampliada con aliados como Corea del Sur, Japón y Filipinas.

Wang Wenbin, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, dijo durante su rueda de prensa del martes que los encuentros no tienen que ver con la libertad de navegación, como sostiene Estados Unidos, sino con «la hegemonía de la navegación y una provocación militar distinta».

«Estados Unidos ha estado enviando buques de guerra y aviones militares de medio mundo a las puertas de China y participando en actividades de reconocimiento cercano y exhibición de músculo militar cerca del mar territorial y el espacio aéreo de China», dijo Wang.

Los encuentros en el Indo-Pacífico entre los dos rivales se han convertido en la «nueva e inquietante norma», afirmó Zuri Linetsky, investigador de la Fundación Eurasia Group.

«Ambas partes, Estados Unidos y China, están actuando mal, instigando y aumentando las tensiones», declaró Linetsky. «Eso tiene efectos en cadena para los actores regionales, en este caso Corea del Sur, pero también Japón y Taiwán».

John Kirby, coordinador de comunicaciones estratégicas del Consejo de Seguridad Nacional, rechazó la idea de que Estados Unidos tenga parte de culpa en la escalada.

«Todos queremos que se reduzcan las tensiones», declaró durante la sesión informativa de la Casa Blanca del martes, argumentando que la administración está trabajando «muy, muy duro» para desescalar la situación, pero hasta ahora Pekín no ha reconocido sus esfuerzos diplomáticos.

La semana pasada, Pekín declinó la petición de Washington de una reunión cara a cara en el Diálogo anual de Shangri-la en Singapur entre el Secretario de Defensa Lloyd Austin y su homólogo chino Li Shangfu, debido a las sanciones personales impuestas a Li que no han sido levantadas por la administración.

Sin embargo, se han producido algunos avances en el frente diplomático, y funcionarios de alto nivel del Departamento de Estado y del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos han mantenido conversaciones privadas con sus homólogos chinos en las últimas semanas.

Los funcionarios también están trabajando para reprogramar la visita a Pekín del Secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, que Washington canceló tras el derribo de un globo espía chino en febrero.

Aumento del gasto en defensa

La creciente preocupación por China, cuyo gasto militar ha aumentado durante 28 años consecutivos, ha contribuido a alimentar una carrera armamentística en la región.

Según los datos de gasto militar del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI) en 2022, los países de Asia y Oceanía gastaron 575.000 millones de dólares en defensa, un 2,7% más que en 2021 y un 45% más que en 2013, continuando una tendencia al alza ininterrumpida que se remonta al menos a 1989.

El gasto militar mundial aumentó un 3,7% en 2022, según los datos del SIPRI, impulsado principalmente por el aumento de la amenaza de la invasión rusa de Ucrania y las tensiones en Asia Oriental.

«El continuo aumento del gasto militar mundial en los últimos años es una señal de que vivimos en un mundo cada vez más inseguro», dijo Nan Tian, investigador principal del Programa de Gasto Militar y Producción de Armas del SIPRI. «Los Estados están reforzando su fuerza militar en respuesta a un entorno de seguridad en deterioro, que no prevén que mejore en un futuro próximo».

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