Según Roma, Berlín podría unirse al proyecto de avión de combate competidor del FCAS.
¿Han llegado a un punto sin retorno las tensiones entre Dassault Aviation y Airbus sobre cómo llevar a cabo el desarrollo del avión de combate de nueva generación [NGF – New Generation Fighter] del Sistema de Combate Aéreo del Futuro [SCAF/FCAS]?
Esta es la pregunta que planteó Olivier Andriès, director general del grupo Safran, implicado en este programa a través de su filial Safran Aero Engines, en las páginas del periódico británico The Guardian, el 2 de diciembre. «No puedo responder», pero «sé que, en el plano político, sigue existiendo una voluntad muy firme, tanto por parte del presidente francés como el canciller alemán, de llegar a un acuerdo y resolver el problema», añadió.
Cabe recordar que Dassault Aviation exige un cambio en la gobernanza del primer pilar del programa SCAF/FCAS —el relativo al NGF— para mantener su papel de contratista principal e imponer sus decisiones a Airbus, cuya voz tiene doble peso gracias a la participación de sus filiales alemana y española en este proyecto.
Para la industria aeroespacial alemana, es indiscutible que Dassault Aviation prevalezca, ya que, en su opinión, «la producción de aviones de combate en Alemania se verá amenazada». El 3 de diciembre, el diputado Volker Mayer-Lay, ponente para la Luftwaffe en la Comisión de Defensa del Bundestag, reiteró este punto al solicitar la retirada de Berlín del programa SCAF/FCAS.
“Retirarse del programa SCAF/FCAS no representaría un riesgo para la seguridad, sino una oportunidad para empezar de cero. La amistad franco-alemana sobrevivirá a esta prueba, pero la industria alemana no soportará más retrasos”, argumentó.
Mientras tanto, la pregunta planteada por Andriès podría encontrar respuesta el 11 de diciembre, tras una reunión entre los ministros de defensa alemán, francés y español. Si no se llega a un acuerdo sobre el NGF, la cooperación en el programa SCAF/FCAS debería continuar, pero dentro de un ámbito limitado a la “nube de combate”, con el objetivo de garantizar la conectividad [y, por lo tanto, la interoperabilidad] entre aeronaves, drones y otros efectores.
Además, funcionarios franceses y alemanes llevan varias semanas considerando abiertamente este resultado.
“El elemento decisivo reside en la interconexión de sistemas no tripulados y nuevos tipos de sensores dentro de lo que llamamos una nube de combate. Este componente se implementará independientemente del destino del caza”, explicó recientemente el general Holger Neumann, comandante de la Luftwaffe. Su homólogo francés, el general Jérôme Bellanger, coincidió con esta opinión.
Además, es igualmente importante que esta “nube de combate” sea compatible con la desarrollada por el Reino Unido, Italia y Japón en el marco del “Programa Global de Combate Aéreo”, que también pretende desarrollar un “sistema de sistemas” similar al SCAF/FCAS (Futuro Sistema Aéreo de Combate). “Necesitamos arquitecturas similares para que, en el futuro, podamos realizar operaciones conjuntas y no solo en paralelo, como lamentablemente ocurre actualmente con el F-35”, enfatizó el general Bellanger.
En cuanto al GCAP [o Tempest], y aunque se rumoreaba que Berlín buscaba un socio distinto a Francia para desarrollar un nuevo avión de combate, la prensa británica informó que el Reino Unido estaba dispuesto a abrirlo a Alemania.
“No se descarta que Alemania se una al GCAP como comprador” y que “tendrá voz en ciertos aspectos”, como los drones, según informaron fuentes del sector a The Telegraph.
Esta hipótesis no era incongruente, dado que el Reino Unido y Alemania habían acordado “desarrollar y conectar en red sistemas aéreos no tripulados” en virtud del Tratado Trinity House, firmado en octubre de 2024.
Pero otro país involucrado en el GCAP también está cortejando a Berlín. El 5 de diciembre, durante una audiencia parlamentaria, el ministro de Defensa italiano, Guido Crosetto, declaró que “Alemania probablemente podría unirse a este proyecto en el futuro”.
“Estamos creando las condiciones para que cada país que desee unirse a este programa sepa qué camino seguir”, añadió, antes de mencionar a Australia como posible candidato para participar en el GCAP. “Cuantos más países se unan, mayor será la masa crítica para invertir, mayor será la capacidad de aunar nuestra experiencia, mayores serán los beneficios económicos y menores los costes”, afirmó Crosetto.
Además, el ministro italiano también enfatizó que “la industria de defensa europea aún sufre una fragmentación significativa”.
“Seguimos presenciando duplicaciones innecesarias, egoísmo y despilfarro de recursos”, insistió, refiriéndose a la necesidad de “perseguir objetivos claros y concretos”. Y recalcó: “Por lo tanto, tenemos el deber de dotarnos de herramientas militares eficaces y apropiadas, que no generen derroche de recursos y estén preparadas para afrontar la rápida evolución de las amenazas y las tecnologías”.
Laurent Lagneau


