Venezuela acusa a Estados Unidos de realizar vuelos de inteligencia sobre su territorio.

El Ministerio de Defensa venezolano ha anunciado que varias aeronaves de reconocimiento estadounidenses presuntamente habían violado su espacio aéreo en la zona de Maiquetía durante la última semana. Esa zona abarca La Guaira y la capital, Caracas. Las afirmaciones se basan en datos compartidos por el Comando Estratégico Operacional de Venezuela en la red social X, que muestran rutas de vuelo atribuidas a aeronaves militares estadounidenses.

Según Caracas, en los vuelos han participado drones MQ-9 Reaper de la Fuerza Aérea, aviones RC-135 Rivet Joint especializados en inteligencia de señales (SIGINT) y aviones de patrulla marítima P-8 Poseidon de la Armada estadounidense. Estas misiones fueron descritas como violaciones del espacio aéreo ampliado de Venezuela, que se integra en su zona nacional de identificación de defensa aérea.

El Gobierno venezolano ha informado periódicamente de incidentes similares desde julio de 2019, enmarcándolos en el contexto de las tensiones persistentes con Washington. El enfrentamiento más reciente se produjo el 4 de septiembre de 2025, cuando un avión venezolano se acercó a un buque de la Armada de Estados Unidos. Ese episodio alimentó aún más la percepción de un enfrentamiento cada vez más intenso. En respuesta, Venezuela movilizó aproximadamente 25 000 soldados a lo largo de sus fronteras terrestres y marítimas.

El Consejo de Relaciones Exteriores analizó este despliegue como una señal estratégica, destinada a demostrar la capacidad de Venezuela para responder a la presión externa. Aunque no se ha producido ningún enfrentamiento directo, la pauta sugiere que ambas partes están poniendo a prueba los límites de las señales militares en la región.

El MQ-9 Reaper, desarrollado por General Atomics, es una aeronave pilotada remotamente diseñada para misiones de media a gran altitud y larga autonomía. Más potente que su predecesor, el MQ-1 Predator, está equipado con un motor turbohélice de 950 hp y es capaz de realizar operaciones de vigilancia y ataque persistentes. El Reaper incorpora sensores avanzados, como el radar AN/APY-8 Lynx II y el sistema de objetivos multiespectrales MTS-B. Puede transmitir imágenes e inteligencia a través del Enlace Táctico Común de Datos (TCDL), proporcionando información casi en tiempo real a los centros de mando.

Además de la vigilancia, el MQ-9 puede equiparse con misiles AGM-114 Hellfire, bombas guiadas por láser GBU-12 y bombas guiadas por GPS GBU-38, lo que le permite operar como plataforma de ataque.

El segmento terrestre, operado a través de estaciones de control, permite el control directo en línea de visión u operaciones fuera de ella vía satélite. Variantes como el SeaGuardian adaptan la plataforma a misiones marítimas, mientras que el Block 5 aborda los estándares de certificación y exportación. Entre sus operadores se incluyen Estados Unidos, Reino Unido, Francia, España, Italia, India y Países Bajos.

El RC-135 Rivet Joint, derivado del C-135, es una aeronave de inteligencia de señales considerablemente modificada. Transporta a más de 30 especialistas, incluyendo oficiales y analistas de guerra electrónica, encargados de interceptar y geolocalizar señales en todo el espectro electromagnético. Tras su modernización, la plataforma opera con motores CFM-56, una cabina digital que cumple con los estándares de aviación civil y un techo operativo de hasta 50.000 pies. Con un alcance aproximado de 3.900 millas, desempeña un papel fundamental en las operaciones globales de SIGINT de EE. UU., apoyando tanto a las fuerzas tácticas como a los responsables de la toma de decisiones nacionales.

El P-8 Poseidon, basado en el fuselaje del Boeing 737, es la principal aeronave de patrulla marítima y guerra antisubmarina de la Armada de EE. UU. Combina radares avanzados, sistemas electroópticos y sonoboyas para rastrear buques de superficie y submarinos. También puede desplegar torpedos y armas antibuque, complementando el reconocimiento con capacidad ofensiva. Su presencia en el Caribe subraya el interés de Estados Unidos en monitorear la actividad marítima en toda la región.

El núcleo de esta disputa reside en la interpretación de las FIR y las zonas de identificación de defensa aérea. Por definición, la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) establece una FIR para garantizar la gestión segura del tráfico aéreo civil. Sin embargo, algunos Estados, como Venezuela, consideran las FIR como parte de su perímetro defensivo. Este enfoque lleva a Caracas a caracterizar los vuelos estadounidenses como violaciones, mientras que Washington podría interpretarlos como misiones lícitas de recopilación de inteligencia realizadas en el espacio aéreo internacional.

Esta divergencia refleja una disputa más amplia entre las reivindicaciones de soberanía y las normas operativas. Estados Unidos ha mantenido durante mucho tiempo que los vuelos de reconocimiento cerca de espacios aéreos nacionales son legales según el derecho internacional, mientras que los Estados afectados a menudo los califican de intrusiones.

El incidente se produce en un contexto de tensión política y económica en Venezuela, agravado por las continuas fricciones diplomáticas con Estados Unidos. Para Caracas, destacar estos sucesos sirve tanto como señal interna de vigilancia como como declaración internacional de resistencia. Al movilizar tropas y acusar públicamente a Washington, el gobierno busca reforzar su postura disuasoria.

Para Estados Unidos, mantener operaciones de reconocimiento en el Caribe y el norte de Sudamérica refleja una estrategia duradera de vigilancia y presencia. Estas misiones permiten a Washington recopilar inteligencia, seguir los acontecimientos militares regionales y proyectar resolución sin confrontación.

La combinación de movilizaciones de tropas venezolanas y reconocimiento aéreo estadounidense pone de relieve un estancamiento continuo. Si bien no llegan a constituir un conflicto abierto, estas maniobras mantienen un clima de tensión en el Caribe y Sudamérica, donde la comunicación militar se ha convertido en un elemento central de las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela.

Rudis04ARG

3 thoughts on “Venezuela acusa a Estados Unidos de realizar vuelos de inteligencia sobre su territorio.

  • el 17 septiembre, 2025 a las 17:07
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    Será un barrido de radar rutinario por si hay que «peinar» al orangután bigotudo y a su tropilla del cartel de los soles.

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  • el 17 septiembre, 2025 a las 22:21
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    Apartando las aeronaves tripuladas, si han violado su espacio aéreo ¿Cómo no han derribado los drones? Si lo que dicen es cierto no hay excusa para dejarlos obrar y derribarlos habría sido todo un mensaje. O el gobierno exagera mucho o las fuerzas armadas venezolanas son incapaces de emular siquiera los logros de los Hutíes.

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  • el 18 septiembre, 2025 a las 08:53
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    Así que sobrevuelan Venezuela y la fuerza aérea no puedo o no quiere interceptar esos vuelos…… Es lo que entiendo de la noticia….. Y además lleva sucediendo desde 2019!!??. Si al final lo de mandar lo más viejo que tenían, los F-16, para no molestar demasiado va a resultar que pilló por sorpresa a EEUU que debe creer que los venezolanos no son capaces de poner aviones en vuelo. Si de verdad EEUU va a atacar seguirán las tácticas de Afganistán y de Irak. Primero empezar a sobornar a jefes y prometerles cargos en el nuevo gobierno. Eso debería estar sucediendo ya y los teléfonos deben arder. Si Trump va en serio veo a Maduro en su casa de La Habana para final de año. Queda saber quién lo habrá exiliado, los chavistas o los gringos.

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