Por falta de municiones, las fuerzas ucranianas están peligrosamente al borde de la ruptura.

El pasado viernes 15 de marzo, dos misiles balísticos Iskander-M, lanzados desde Crimea, impactaron en el mismo lugar, con quince minutos de diferencia, en una zona residencial de Odessa. Las autoridades locales informaron posteriormente de que veinte personas habían muerto y setenta y cinco habían resultado heridas.

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