Canadá advierte que podría recurrir al Saab Gripen si el acuerdo por el F-35 fracasa.
Ottawa amenaza con diversificar su flota de aviones de combate a menos que Lockheed Martin aumente las compensaciones económicas en un programa de 19.000 millones de dólares canadienses.
La ministra de Industria de Canadá, Mélanie Joly, está aumentando la presión sobre Lockheed Martin para asegurar beneficios económicos adicionales para Canadá antes de finalizar la compra planeada de 88 aviones de combate F-35, dijo CBC.
El gobierno está evaluando la posibilidad de reducir la flota de F-35 y la inclusión de aviones Saab Gripen E si no se logran más concesiones.
La medida se produce mientras el primer ministro Mark Carney revisa el contrato firmado por el anterior gobierno en busca de una mejor participación industrial y beneficios directos para las empresas canadienses.
Lockheed Martin estima que aproximadamente 30 empresas canadienses participan en el programa F-35, que genera alrededor de 2.000 puestos de trabajo y cuyo impacto económico se estima en 15.500 millones de dólares canadienses.
Canadá se ha comprometido contractualmente a adquirir al menos 16 F-35, pero las autoridades han planteado la posibilidad de una flota mixta para aumentar su influencia en las negociaciones en curso. Una flota mixta presentaría desafíos logísticos y operativos para las Fuerzas Armadas Canadienses, que actualmente están preparando planes de infraestructura y entrenamiento para los F-35 que llegarán.
Durante una reciente audiencia parlamentaria, los líderes de defensa reiteraron su preferencia por el F-35, destacando sus capacidades de quinta generación en el contexto de las crecientes amenazas de actores como China y Rusia. Saab, por su parte, continúa promocionando la rápida modernización y las posibles ventajas tecnológicas del Gripen E.
La adquisición del F-35 se anunció tras una evaluación de las compensaciones económicas ofrecidas tanto por Lockheed Martin como por Saab. Los analistas se muestran escépticos sobre la capacidad de Ottawa para obtener más concesiones sin aumentar el valor total del contrato.
El gobierno continúa buscando beneficios adicionales de Lockheed Martin, y es probable que el resultado dé forma tanto al panorama industrial como a la futura composición de la flota de cazas de Canadá.
Ricardo Meier
En otros artículos referidos al tema hemos considerado que, a pesar de los desafíos logísticos y de entrenamiento, sería conveniente para un país como Canadá no depender exclusivamente de un solo sistema de combate aéreo como el F-35. No voy a redundar en conceptos ya expresados. Pero considero que se ha politizado demasiado la compra de estos aviones, privilegiando aspectos industriales en desmedro de los operacionales. Excepto que Canadá desee tener una fuerza aérea exclusivamente dedicada al ataque de precisión, contar con una fuerza compuesta exclusivamente de F-35 implica descuidar muchos otros aspectos del combate aéreo, como las de intercepción y superioridad aérea, en las que no es tan apto. Estos rubros específicos del combate aéreo poseen reglas distintas, en las que la furtividad pura, desprovista de otras características técnicas, dejan de representar una verdadera ventaja. Otros puntos delicados son el mantenimiento y la disponibilidad, en ninguno de los cuales brilla el caza de LM, y que en climas rigurosos como el del país más grande del mundo, cobran relevancia. Canadá necesita una fuerza diversificada, más numerosa y disponible. Es estos puntos en los que justamente, el Gripen brilla.