Irán despliega sistemas de guerra electrónica en el Golfo Pérsico y el Estrecho de Ormuz.
Las tensiones en Oriente Medio se intensifican tras el lanzamiento por Irán de una campaña de guerra electrónica coordinada en el Golfo Pérsico y el Estrecho de Ormuz, dirigida contra aeronaves militares y operaciones marítimas estadounidenses mediante interferencias agresivas de GPS y comunicaciones.
Esta medida indica una creciente disposición de Teherán a enfrentarse a las fuerzas estadounidenses no solo mediante acciones indirectas, sino también mediante una confrontación tecnológica directa en una de las regiones estratégicamente más importantes del mundo.
Según funcionarios de defensa e inteligencia estadounidenses, Irán ha activado sistemas de interferencia terrestre capaces de interferir con la navegación satelital e interrumpir las comunicaciones entre plataformas aéreas y centros de mando.
Esta actividad ya está afectando a las aeronaves de vigilancia de la Fuerza Aérea estadounidense, incluyendo los aviones de inteligencia de señales RC-135 Rivet Joint, las plataformas de vigilancia terrestre E-8C Joint STARS y los drones MQ-9 Reaper, todos los cuales dependen en gran medida de señales GPS ininterrumpidas y enlaces de datos seguros para operar eficazmente en el espacio aéreo en disputa.
Fuentes familiarizadas con las operaciones militares regionales confirmaron que varias aeronaves estadounidenses han sufrido recientemente una funcionalidad GPS deteriorada durante misiones de reconocimiento sobre el Golfo. En algunos casos, estas interrupciones han obligado a las aeronaves a cambiar a modos de navegación de respaldo o a modificar sus patrones de vuelo para evitar la vulneración del espacio aéreo. La interferencia también está afectando a las aeronaves desplegadas para vigilar los movimientos militares iraníes, incluyendo el seguimiento de posibles lanzamientos de misiles balísticos o el posicionamiento de activos navales dentro de la Armada del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI).
Durante las últimas dos décadas, Irán ha expandido constantemente sus capacidades de guerra electrónica (EW) mediante adquisiciones extranjeras e innovación nacional, posicionándose como líder regional en este ámbito cada vez más crítico. La República Islámica ha desarrollado una gama de sistemas de EW capaces de interferir radares, enlaces de comunicación, señales GPS y sistemas de navegación por satélite utilizados por las fuerzas enemigas.
Se cree que sistemas como el “Fajr” y el “Nasr” proporcionan interferencia terrestre e interceptación de señales, mientras que las plataformas móviles montadas en camiones o aeronaves amplían la capacidad de Irán para proyectar interferencias electrónicas sobre áreas más extensas.
Irán también ha afirmado poseer tecnologías de suplantación de radar y fusión ciberelectrónica destinadas a engañar o inutilizar las plataformas de vigilancia enemigas. Gran parte de este desarrollo ha sido impulsado por la industria de defensa iraní, incluyendo organizaciones como la Industria Electrónica de Irán (IEI) y las propias unidades de investigación del CGRI, que han buscado eludir las sanciones internacionales mediante ingeniería inversa de sistemas occidentales capturados e integrándolos en diseños nacionales.
Estos avances han permitido a Irán desafiar a adversarios tecnológicamente superiores mediante medios asimétricos, convirtiendo la guerra electrónica en un pilar central de su estrategia de defensa y disuasión.
Esta escalada de la guerra electrónica coincide con un repunte más amplio de las hostilidades regionales. Desde el 15 de marzo, las fuerzas estadounidenses han lanzado una campaña militar sostenida contra los militantes hutíes en Yemen, empleando ataques aéreos de precisión y con misiles, incluyendo el despliegue de bombarderos furtivos B-2A Spirit para atacar sitios de alto valor vinculados al lanzamiento de misiles y la actividad de drones.
Los hutíes, respaldados y armados por Irán, han intensificado sus propios ataques contra la navegación comercial en el Mar Rojo, utilizando misiles balísticos antibuque y vehículos aéreos no tripulados (UAV) para interrumpir el tráfico marítimo y desafiar las patrullas navales lideradas por Estados Unidos.
Los ataques electrónicos de Irán parecen diseñados no solo para proteger a sus fuerzas aliadas de las represalias estadounidenses, sino también para afirmar su dominio en el ámbito electromagnético en una región donde el control de los cielos y los mares es esencial tanto para la movilidad estratégica como para la estabilidad económica. Las operaciones de interferencia se centran en puntos de tránsito críticos, en particular el estrecho de Ormuz, por donde fluye diariamente más del 20 % del suministro mundial de petróleo. La interrupción de las señales GPS en esta zona plantea importantes riesgos de seguridad para buques militares y civiles, con el potencial de fallos de navegación, colisiones o problemas de comunicación en aguas congestionadas.
Esta no es la primera vez que Irán utiliza la guerra electrónica para desafiar la superioridad aérea estadounidense. En 2011, Teherán afirmó haber utilizado manipulación de señales para capturar un dron furtivo estadounidense RQ-170 Sentinel. Más recientemente, buques y drones de la Armada estadounidense han experimentado interferencias intermitentes del GPS durante operaciones de libertad de navegación cerca de zonas marítimas controladas por Irán. Estas tácticas forman parte de una estrategia iraní más amplia de guerra asimétrica, que busca explotar las vulnerabilidades de los sistemas occidentales de alta tecnología utilizando herramientas de desarrollo nacional relativamente económicas.
Timothée
En Iran todo es posible, como encontrarte medio camión camuflado y la otra parte no…
Es que son medio si medio no. Los iranies no son muy constantes y menos consecuentes. El problema es que todo es un engaño.
Los iraníes se preparaan por si Trump ordena su ataque. Los israelíes no dejaron en buen lugar las defensas aéreas iraníes. La potencia aérea combinada de misiles, aviones SEAD, aviones convencionales e invisibles puede ser demasiado para Irán. Pero eso tampoco supone que el ataque cumpla su objetivo dejar a Irán sin programa nuclear. Podría aumentar el descontento interno y hacer past problemas al régimen, eso sí
Pues el paraguas de Jerusalen no era tal paraguas,aqui vendieron la moto y va ser que no
USA no se atreve con Iran, mucho meterse con sus propios aliados pero no se atreve a una pelea seria.
No creo que no se atrevan, es un uso responsable de su fuerza , sólo con los misiles crucero de uno de sus submarinos de ataque posicionado en el golfo persico podrían destruir todos los sistemas de mando y control iranies eso ya se hizo en Serbia e Irak