La OTAN necesita entre 35 y 50 brigadas adicionales para sus nuevos planes de defensa.
En la cumbre de Vilna de julio de 2023, los Estados miembros de la OTAN adoptaron nuevos planes regionales de defensa, basados “en los planes estratégicos y de dominio existentes”, con el objetivo de poder hacer frente a “todas las amenazas, incluso con escaso o nulo preaviso”, utilizando un enfoque de “360 grados”.
Para conseguirlo, los Aliados se han comprometido a poner a disposición de la OTAN todas “las fuerzas, capacidades y recursos necesarios”. Esto significa afrontar una serie de retos, empezando por el de poder desplegar entre 35 y 50 brigadas adicionales. Así lo declaró una fuente militar a Reuters el 9 de julio.
El tamaño de una brigada oscila entre 3.000 y 5.000 hombres, lo que da una idea del esfuerzo de reclutamiento que será necesario. Es probable que este esfuerzo recaiga en parte en Alemania, como reveló recientemente Der Spiegel, haciendo referencia a un informe interno del Ministerio de Defensa alemán titulado “Preparación operativa y apoyo a las fuerzas armadas”.
Según el semanario, la Bundeswehr tendría que aumentar sus efectivos hasta 272.000 hombres, encontrando 75.000 reclutas adicionales. De ahí el plan de reintroducir el servicio militar de al menos seis meses, basado en el voluntariado.
Dada su posición geográfica, que la convierte en zona de tránsito y centro logístico en caso de conflicto, Alemania desempeña un papel único en los planes de defensa elaborados por la OTAN. De ahí el esfuerzo que se le exige no sólo en términos de reclutamiento, sino también en materia de defensa antiaérea. Las fuentes de Reuters señalaron que la Bundeswehr llegó a tener 36 unidades equipadas con sistemas Patriot durante la Guerra Fría [y, por tanto, antes de la reunificación con la República Democrática Alemana] y que podía contar con un mayor apoyo de sus aliados de la OTAN. Ahora sólo cuenta con nueve.
Un funcionario de la Alianza indicó también que los planificadores militares de la organización habían identificado las necesidades de capacidades que debían satisfacerse con carácter prioritario. Además de la defensa antiaérea, entre ellas se encuentran los fuegos en profundidad, la logística y las “grandes formaciones de maniobra terrestres”. Evidentemente, estas cuestiones estarán sobre la mesa en la cumbre de Washington, que se está celebrando del 9 al 12 de julio.
“Probablemente, la OTAN establecerá objetivos de capacidades más exigentes para los Aliados a medida que desarrollemos fuerzas capaces de implementar nuestros planes y hacer frente a las amenazas a las que nos enfrentamos. Estamos convencidos de que nuestra capacidad disuasoria es y seguirá siendo fuerte”, resumió el funcionario.
Laurent Lagneau