Las ambiciones submarinas de Australia, condicionadas por la presión estadounidense, mientras Francia se mantiene a la espera.
El programa AUKUS, elemento central del reposicionamiento estratégico de Australia en el Indopacífico, se encuentra ahora en un período de incertidumbre mientras continúa su trayectoria industrial. Esta aparente contradicción refleja la tensión entre la intención política, las necesidades industriales y la evolución de las alianzas diplomáticas. Si bien la administración Trump inició una revisión completa del acuerdo en junio de 2025, firmado inicialmente bajo la presidencia de Joe Biden en 2021, Canberra continúa realizando pagos sustanciales para apoyar al sector de la construcción naval estadounidense, con el objetivo de asegurar, en la medida de lo posible, la entrega prometida de submarinos de propulsión nuclear.
Al mismo tiempo, Francia, que había permanecido al margen en 2021, está resurgiendo gradualmente, impulsada por una renovada cooperación diplomática y de defensa desde 2022.
Originalmente concebido como un importante compromiso estratégico entre Estados Unidos, el Reino Unido y Australia, el acuerdo AUKUS busca dotar a Australia de ocho submarinos de ataque de propulsión nuclear. El plan contempla, en primer lugar, la entrega de tres submarinos de la clase Virginia desde Estados Unidos entre 2032 y 2038, seguida de la construcción nacional de cinco unidades adicionales como parte del programa SSN-AUKUS, en colaboración con el Reino Unido.
El coste total se estima en aproximadamente 210 000 millones de euros a lo largo de tres décadas, lo que incluye importantes transferencias de tecnología e importantes inversiones en las bases industriales aliadas.
Desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, el acuerdo ha sido objeto de una revisión estratégica por parte del Pentágono. La revisión está a cargo del subsecretario de Defensa, Elbridge Colby, conocido por sus reservas sobre cualquier transferencia de capacidad que pueda debilitar la superioridad naval estadounidense.
Una de las principales preocupaciones es el estado de la base industrial de submarinos de EE. UU., que actualmente no puede cumplir ni siquiera con sus propios objetivos de renovación de flota, operando a una tasa de producción un 25 % inferior a sus objetivos declarados. La legislación estadounidense también exige que, antes de cualquier transferencia de submarinos, el presidente en funciones certifique que dicha exportación no degradará las capacidades submarinas de la Armada estadounidense.
En este contexto de incertidumbre, a Canberra le preocupa cada vez más quedarse sin una solución viable a pesar de sus compromisos financieros.
Estas preocupaciones no han resultado en una congelación de las obligaciones contractuales. Por el contrario, Australia confirmó que había realizado un segundo pago de 800 millones de dólares estadounidenses al sector de la construcción naval estadounidense en el segundo trimestre de 2025, lo que eleva su contribución total a 1.600 millones de dólares. Esta financiación, acordada en marzo de 2023, tiene como objetivo ampliar la capacidad industrial estadounidense y acelerar la producción de submarinos de clase Virginia.
Canberra se ha comprometido a contribuir con un total de 2.000 millones de dólares para finales de 2025. Según el ministro de Defensa, Richard Marles, esta inversión es esencial para cumplir con los plazos de entrega, capacitar a ingenieros australianos in situ y establecer la base industrial necesaria para la construcción de los futuros submarinos SSN-AUKUS en Adelaida. Simultáneamente, se ha comprometido una cantidad equivalente al Reino Unido para apoyar su industria naval.
A pesar de estos esfuerzos financieros e industriales conjuntos, persisten las preocupaciones.
Washington ahora condiciona la continuación del acuerdo a nuevos compromisos. El secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, ha solicitado que Australia aumente su gasto en defensa al 3,5 % del PIB, frente al 2 % actual. Además, algunos observadores sugieren que Estados Unidos podría exigir compromisos políticos a cambio de la transferencia de tecnología sensible. Esto podría incluir el apoyo formal de Canberra en caso de conflicto en el estrecho de Taiwán. Este endurecimiento gradual de las condiciones introduce incertidumbre estratégica que podría dar pie a que Francia vuelva a participar en las negociaciones.
Desde la elección del primer ministro laborista Anthony Albanese en 2022, las relaciones franco-australianas se han estabilizado. El acuerdo cancelado de 56 000 millones de euros firmado en 2016 con Naval Group, que preveía la construcción de doce submarinos de propulsión convencional, sigue siendo un episodio histórico polémico.
No obstante, ambos países han reanudado el diálogo en materia de defensa, como lo demuestran los recientes ejercicios conjuntos en el Indopacífico. El embajador de Francia en Canberra, Pierre-André Imbert, ha calificado la colaboración en materia de defensa de muy buen nivel y no ha descartado la reanudación de las negociaciones industriales si AUKUS fracasara. «Siempre mantenemos el diálogo con nuestros amigos australianos. Por ahora, han elegido AUKUS. Si eso cambia, si nos lo piden, ya veremos», declaró.
La situación actual refleja una coexistencia inestable entre compromisos financieros concretos e incertidumbre estratégica no resuelta. Australia continúa financiando AUKUS a gran escala, mientras opera en un contexto político cambiante, determinado por la evolución de la política estadounidense. Esta postura cautelosa podría resultar eficaz si Washington confirma sus compromisos. De lo contrario, Canberra podría verse obligada a revisar una alternativa francesa, percibida como tecnológicamente sólida y menos expuesta a la imprevisibilidad diplomática. Francia, aunque discreta, mantiene su postura y permanece vigilante.
Rudis04
los americanos están «revisando» los acuerdos de suministro de ocho submarinos a Australia la cual, según la nota, ya esta pagando y le dirán que los «costos» han aumentado un diez, quince o veinte por ciento y si aceptan bueno y si no te quedas sin submarinos y sin plata este es el jugo de los americanos como hacen con el famoso f 35 que vale su peso en oro y nunca entro en combate por lo menos con rivales de fuste y no del tercer mundo
Bueno, entre unas cosas y otras todavia puede que tenga navantia oportunidad de venta en australia de sus S80+ con AIP..
Hay que echar toda la «carne en el asador» con el contrato de canada y si todobsale bien podria haber una ventana de oportunidad en australia
NAVANTIA no va a vender el S-80 en Australia porque no tiene peso político. Ni Inglaterra ni EEUU tienen capacidad industrial para fabricar sus submarinos y además as los de Australia. Además Australia aspira a construir los submarinos en Australia sin tener un astillero capacitado. Ya veremos si Inglaterra puede fabricar sus 7 submarinos más 5 para Australia. Pero eso sería dentro de muchos años y seguramente poca cosa se hará en Australia. Aunque que Australia tenga capacidad de reparación de submarinos es interesante para EEUU, así como tener bases en Australia. Irónicamente Francia colocó a Australia un submarino SSK basado en su SSN clase Suffren
Lo lógico hubiera sido cambiarse a SSN franceses pero ya Australia y Francia habrían entrado en peleas de costes y de dificultad de fabricación de submarinos en los astilleros australianos. Quizás ahora ofrezcan sus SSN….. Lo que supone que a los ingleses se les acabe el chollo de que Australia les pague parte de sus futuros SSN. Al final es un juego político en qué España pinta poco.
Está claro pero la carne que es el S83 con AIP es perentorio este navegando porque se nos va a pasar el arroz así como el precio.Mi opinión es que el cliente que quiera transferencia tecnológica que la pague porque es que le regalamos armas a los indios si con lo que costó el sub se lo demos barato y a la carta
El S-80 le sale a España por casi 1.000 millones de euros la unidad. No está mal. Hay que botar el S-83.con AIP cuanto antes para al menos tener alguna opción en Canadá. Sólo la exportación puede hacer que el proyecto sea rentable y que NAVANTIA gane dinero. Aunque políticamente otros van a pujar fuerte en cada concurso. Y si además se puede vender el S+81 y S+82 de segunda mano para quedarse con una flota de 4 S+80+ equipados con AIP pues mejor. No se porque el S-82 no le han metido el AIP. Los ingenieros sabrán.
Esto es como volver a la historia pasada, esa de la esclavitud encubierta o de libertad vigilada y condicionada. Estados Unidos domina por causa de convencer que todos los países deben comprar sus armas, y con eso los controla y dirige sus padoa. Francia, China y Rusia son excepciones. Es seguro que Australia perderá y cuando eso suceda, los americanos mirarán para otro lado, ya lo están haciendo con Europa.
Porque no me extraña que sobre la confiabilidad de USA como un aliado, cada día se descascara mas y mas….y ojo que no es solo con la administración Trump, ya desde Bush hijo esto se estaba dando, pero aun en menor medida, pero con Biden esto se fue por el drenaje.
Realmente me pregunto qué compromisos políticos más profundos que AUKUS podría exigir el gobierno estadounidense a Australia a cambio de la transferencia de tecnología sensible. La inclusión misma en la fabricación de SSN con tecnología transferida, implica que el congreso de EEUU deba permitir la cesión de tecnologías sensibles asociadas con la seguridad nacional y el secreto industrial. Quizá fuese Canberra quien debería exigirle a Washington mayores seguridades a cambio de la inversión en el sistema productivo estadounidense de cuantiosas sumas de dinero de los contribuyentes australianos, pues ha sido Australia quien se ha vista inducida (por EEUU ) a participar de la alianza junto con UK y a abandonar su propio programa de SSK clase Attack (Shortfin Barracuda de NG) a cambio de SSN. Además, debe lidiar con numerosas fuerzas opositoras internas, como los influyentes grupos ambientalista y anti nucleares australianos.