Reino Unido anuncia la retirada de sus tropas comprometidas en la misión de Naciones Unidas en Malí.

Tras aceptar apoyar a las fuerzas francesas de Barkhane con tres helicópteros de carga pesada CH-47D Chinook de la Royal Air Force [RAF] desplegados en Gao, el Reino Unido aceptó su intención de contribuir a la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en Malí [MINUSMA] con el despliegue de unos 300 efectivos a partir de 2020, en el marco de la operación Newcombe.

Desde entonces, un golpe de Estado en dos etapas ha llevado al coronel Assimi Goïta a la cabeza de Malí… Y las relaciones entre París y Bamako se han deteriorado, sobre todo por la llegada del grupo paramilitar ruso Wagner. Esto condujo a la salida de la fuerza de Barkhane… y también a la suspensión de las actividades de EUTM Mali, la misión militar de la Unión Europea para las fuerzas armadas malienses [FAMa].

Además, las autoridades de transición malienses han intentado reiteradamente complicar la tarea de la MINUSMA, lo que no ha impedido la renovación de su mandato por un año más, a pesar de algunas reticencias por parte de Bamako.

Así las cosas, la cuestión es si la MINUSMA podrá mantenerse en los próximos meses… En cualquier caso, tendrá que prescindir del contingente británico [y de las capacidades que aporta]. De hecho, el 14 de noviembre, el secretario de Estado para las Fuerzas Armadas, James Heappey, anunció que la Operación Newcombe, cuya duración inicial era de tres años, finalizaría pronto.

«El contingente del Reino Unido abandonará… la MINUSMA antes de lo previsto», dijo Heappey en la Cámara de los Comunes. «Tenemos que tener claro que la responsabilidad de todo esto recae en Bamako», continuó, antes de referirse a la presencia de mercenarios rusos en Malí.

«La asociación del gobierno maliense con el grupo Wagner es contraproducente para la estabilidad y la seguridad a largo plazo en la región», argumentó el funcionario británico. Y Londres «no puede desplegar su ejército para proporcionar seguridad cuando el gobierno anfitrión no está dispuesto a trabajar con nosotros para lograr una estabilidad y seguridad duraderas», dijo.

A finales de octubre, a su regreso de un viaje al Sahel, la subsecretaria de Estado estadounidense, Victoria Nuland, afirmó que la seguridad se había deteriorado «drásticamente» en Malí desde la llegada del grupo Wagner, con un aumento de cerca del 30% de los actos terroristas en los últimos seis meses.

«Este gobierno interino [de Malí] tomó muy malas decisiones al traer a Wagner y asociarlo con su aparato de seguridad, y estamos viendo los resultados de ello con el aumento de la violencia y el terrorismo y la expulsión de las fuerzas de la ONU», dijo Nuland.

Aunque sus movimientos están restringidos y carece de recursos, según el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, la MINUSMA confirmó la declaración del funcionario estadounidense. Según un informe trimestral consultado por AFP, durante el tercer trimestre se registraron 375 violaciones de los derechos humanos, 163 de las cuales fueron cometidas por grupos terroristas armados [GAT] y 162 por las fuerzas armadas malienses y sus partidarios.

Además, el Estado maliense honró recientemente a una tal Houka Houka Ag Alhousseini por «los servicios prestados en favor del retorno de la paz y la convivencia», con motivo de una «jornada nacional de legitimidad tradicional». Sin embargo, resulta que el interesado era el presidente del «tribunal islámico» de Tombuctú cuando la ciudad estaba bajo el control de los yihadistas en 2012 y que, «acusado formalmente de actos susceptibles de constituir crímenes contra la humanidad, crímenes de guerra u otras violaciones graves de los derechos humanos», es objeto de sanciones por parte de la ONU.

Laurent Lagneau