Rusia introduce armas a través de un puerto libio, con la vista puesta en África.

Buques rusos han estado descargando miles de toneladas de material militar en el puerto de Tobruk, en el este de Libia, tras las repetidas visitas del viceministro de Defensa ruso, Yunus-Bek Yevkurov, al general Jalifa Haftar, el hombre fuerte que dirige el este de Libia.

Los cargamentos, procedentes del puerto sirio de Tartus, controlado por Rusia, contienen artillería remolcada, vehículos blindados de transporte de tropas y lanzacohetes, según un vídeo publicado por el sitio de noticias libio Fawasel Media.

Es posible que el material se utilice en parte para sostener la creciente presencia militar rusa en el este de Libia, pero también es probable que se destine a países situados más al sur de África, como Níger, Malí y Burkina Faso, donde Rusia mantiene vínculos con líderes de recientes golpes de Estado.

Algunos expertos ven el repunte de la actividad como resultado de la estrategia diplomática de Estados Unidos hacia Haftar, que no ha logrado impedir que el señor de la guerra se alíe con Rusia y ha dado a Moscú la oportunidad de verter armas en el país, convirtiéndolo en una puerta de entrada para abastecer su creciente presencia en toda África, según las críticas.

“El este de Libia se está convirtiendo en una importante vía de entrada en África para Rusia, y esto se produce después de que Estados Unidos haya jugado muy mal con Haftar”, afirmó Ben Fishman, investigador principal del Instituto de Washington para Políticas de Oriente Próximo.

“Ha habido un intento continuo de Estados Unidos de entablar relaciones con Haftar, en lugar de aislarlo, pero él ha desafiado repetidamente nuestras peticiones y las de la ONU y se ha acercado a Rusia. El planteamiento de Estados Unidos ha sido repetir una y otra vez la misma jugada de fútbol y esperar un resultado diferente”, afirmó Fishman, que anteriormente formó parte del Consejo de Seguridad Nacional.

Fishman afirmó que Haftar había recibido visitas rusas y realizado viajes a Moscú, al tiempo que mantenía reuniones en Libia con la subsecretaria de Estado para Asuntos de Oriente Próximo, Barbara Leaf, y el enviado especial de Estados Unidos, Richard Norland.

“De hecho, al día siguiente de que Norland y el comandante de Africom visitaran Derna, en el este de Libia, tras las inundaciones del pasado septiembre, Haftar voló a Moscú”, afirmó.

“Su planteamiento fue: ‘Se acercará a Rusia si le aislamos’, pero se acercó de todos modos y Moscú se está beneficiando”, dijo Fishman.

A través de sus mercenarios Wagner, Rusia respaldó el intento fallido de Haftar de conquistar el oeste de Libia en 2019, después de que el país se dividiera tras el derrocamiento del líder nacional, el coronel Muamar Gadaffi, en 2011.

La diplomacia estadounidense se ha dirigido recientemente a convencer a Haftar de que participe en las elecciones nacionales para reunificar el país, mientras que Moscú se ha centrado, al parecer, en negociar una presencia naval rusa permanente en Tobruk, lo que le daría un punto de apoyo en el Mediterráneo central.

Mientras, instructores militares rusos llegan a Níger para apoyar a los golpistas que tomaron el poder en el país el año pasado, el destino de una base estadounidense en el país desde la que se lanzan vuelos de aviones no tripulados por toda África está en la cuerda floja.

“Para algunos funcionarios estadounidenses, Haftar es un buen activo antiterrorista, por lo que están dispuestos a mirar hacia otro lado cuando comete abusos contra los derechos humanos o se mete en la cama con los rusos”, declaró un ex diplomático occidental que declinó ser identificado.

“Pero si Estados Unidos está preocupado por el creciente papel de Rusia en África, tal vez debería ir más allá de expresar ocasionalmente su preocupación”, afirmó el diplomático.

El 17 de abril, un avión no tripulado MQ-4C Triton de la Marina estadounidense que volaba desde la base aérea de Sigonella, en Sicilia, vigiló Tobruk.

Fishman argumentó que Estados Unidos debería haber recurrido a la ayuda de EAU o Egipto, que respaldan a Haftar. “Egipto no tiene ningún interés en que aumente la presencia rusa al otro lado de la frontera en Libia.

“Nunca dejamos claro que el aislamiento fuera una opción. El siguiente paso podrían ser las sanciones, aunque eso podría complicarse por el hecho de que Haftar es ciudadano estadounidense. Consciente de la amenaza, al parecer ha estado sacando cuentas de Estados Unidos”, afirmó Fishman.

Antes de dirigir las tropas en Libia, Haftar era un activo de la CIA, que vivió durante años en Virginia.

Fishman dijo: “Para reducir la capacidad de Rusia de utilizar Tobruk, se podría interrumpir el uso de radares o estacionar buques frente a la costa, pero eso es ahora imposible dados nuestros compromisos en el Mar Rojo.”

Tom Kington