Rusia utiliza drones Shahed-136 modificados para atacar objetivos dinámicos cerca del frente.
Durante su lucha continua contra Rusia, el Primer Cuerpo Azov de la Guardia Nacional de Ucrania sufre constantes ataques con drones. Generalmente, se trata de drones pequeños y altamente maniobrables con vista en primera persona (FPV). Sin embargo, ocasionalmente, Rusia utiliza sus drones kamikaze de largo alcance Shahed contra las posiciones de primera línea de Azov.
Aunque se despliegan con poca frecuencia contra Azov, los Shahed están impactando a otras unidades ucranianas cerca del frente. Existen evidencias adicionales que apuntan a que estos drones se están modificando cada vez más para permitir su uso a corto alcance contra objetivos de oportunidad, incluso móviles, cerca del corazón del combate. Esto podría convertirse en un problema importante, ya que la producción de estas armas, que se han convertido en la principal capacidad de ataque de largo alcance de Rusia contra objetivos estáticos, está a punto de dispararse.
En marzo de 2024, se hizo evidente que Rusia instaló cámaras y módems celulares en un pequeño número de Shaheds. Esto probablemente les proporcionó capacidad de reconocimiento aéreo y la posibilidad de enviar imágenes a casa, así como un posible control directo de la comunicación entre el sistema y el operador (MITL) al conectarse oportunamente a través de las redes inalámbricas ucranianas. Los drones Shahed estándar no tienen control MITL ni capacidad de orientación autónoma, y solo pueden atacar objetivos estáticos predeterminados antes del lanzamiento.
Rusia está incrementando el uso de su principal arma de distanciamiento contra objetivos dinámicos, como trenes en movimiento. Esto ha sido posible gracias al control MITL y/o las capacidades de selección de objetivos autónoma. MITL podría proporcionarse aprovechando la conectividad celular cuando esté disponible, un enlace de datos de línea de visión cuando el objetivo se encuentre lo suficientemente cerca de las líneas del frente y/o se utilicen repetidores aéreos, o incluso un microsistema de comunicaciones satelitales más allá de la línea de visión (BLOS), lo cual es menos probable.
Recientemente, el especialista ucraniano en guerra electrónica Serhiy Beskrestnov, conocido por su indicativo “Serhiy Flesh”, señaló que uno de los Shaheds utilizados en el ataque al tren tenía una antena en la cola y una cámara en el frente.
«Este es Shahed, con control en línea, quien… atacó la vía férrea», comentó Flesh en Facebook. «El operador caminó sobre el objetivo varias veces, intentando impactar de forma óptima. Un gran FPV no retornable con una unidad de combate de 50 kilogramos, controlado desde la Federación Rusa».
Para Rusia, contar con Shaheds capaces de buscar objetivos dinámicamente, incluso en movimiento, dentro del territorio ucraniano representaría una enorme ventaja. Abriría el acceso a numerosos objetivos potenciales que el poder aéreo ruso, al carecer de sólidas cadenas de destrucción de largo alcance y sin superioridad aérea sobre Ucrania, no puede abordar actualmente.
Incluso la simple posibilidad de buscar y atacar objetivos dinámicos a unas doce millas del frente, mediante enlaces de datos de línea de visión, proporcionaría a Rusia un arma capaz de permanecer en el aire durante largos periodos y asestar un golpe mucho más contundente que las capacidades actuales de los drones de gama baja, que además carecen de resistencia. Los Shaheds contienen una ojiva de aproximadamente 45 kg de mayor letalidad, pero si se lanzan más cerca del frente y requieren mucho menos combustible para este tipo de ataques, el tamaño de dicha ojiva podría aumentar, convirtiéndolos en un arma muy flexible y letal.
Podría ser especialmente amenazante para las cadenas logísticas de retaguardia, los emplazamientos de artillería y las defensas aéreas.
La razón por la que Rusia podría impulsar los Shaheds para atacar cerca del frente probablemente se deba más a la logística que a las capacidades tecnológicas. Rusia está construyendo Shaheds a tal ritmo que puede usarlos para misiones que van más allá de su repertorio principal de ataque profundo contra objetivos fijos. Esto incluye una mayor experimentación con nuevas tácticas y configuraciones de hardware. Ya se ha visto esto con el Shahed-136, que se utiliza incluso en formas más exóticas, como la colocación de minas, que probablemente utiliza un control MITL similar, entre otros conceptos.
Oleksandr Pertsovskyi, director del sistema ferroviario de Ucrania, declaró recientemente a Reuters que el enorme aumento de ataques al sistema ferroviario se debe al drástico aumento de la producción de drones de largo alcance por parte de Rusia en su complejo militar-industrial. Como ya se informó, Rusia se dispone a producir unos 5.000 Shaheds al mes.
Si Rusia obtiene resultados sostenidos con el uso de los Shahed convertidos en aviones de ataque controlados por el MITL, veremos muchos más adaptados a esta función en el futuro, lo que podría representar un grave problema para Ucrania. Esto se agravará a medida que la IA se integre más en los drones de gama baja, especialmente en los drones kamikaze de largo alcance como el Shahed-136. Con esta capacidad, podrían buscar objetivos de oportunidad de forma autónoma a cientos de kilómetros de profundidad en territorio de Ucrania, sin necesidad de llevar nadie a los mandos.
Howard Altman