Alemania entrena a los ucranianos en armas de defensa aérea avanzada.

En un remoto bosque alemán, lejos de miradas indiscretas, unos 40 ucranianos están recibiendo un curso intensivo sobre uno de los sistemas de defensa antiaérea más avanzados de Occidente, confiando ya en que les permitirá protegerse mejor de los ataques rusos cuando regresen a casa.

«Nuestra principal tarea es aprender lo antes posible, para poder volver y seguir luchando», declaró el miércoles Myckhailo, un soldado de 45 años que lleva 27 como soldado, a los primeros periodistas que tuvieron acceso a las sesiones de entrenamiento.

Hasta ahora, la única unidad Iris-T ya desplegada en Ucrania se ha utilizado para derribar misiles de crucero con los que Moscú ha atacado centrales eléctricas, y aviones, entre ellos drones Shahed de fabricación iraní, con un éxito asombroso.

«Hace unos días, el comandante de nuestras fuerzas aéreas dijo que el Iris-T ha alcanzado 51 de 51 objetivos, lo que supone una cuota del 100% en drones Shahed y misiles de crucero», declaró Anatolii, de 36 años, añadiendo que Kiev necesitaba al menos 12 de estos sistemas.

Berlín ha prometido enviar cuatro en total, y el segundo llegará en unas semanas, dos años antes de que la propia fuerza aérea de Alemania pueda esperar el primero.

El ejército alemán ha organizado grandes eventos mediáticos para mostrar cómo las tropas ucranianas están aprendiendo a manejar los tanques Leopard 2, pero se ha mostrado reticente a conceder acceso a la formación sobre el sistema Iris-T, construido por el fabricante de armas alemán Diehl.

«Los rusos consideran que el Iris-T cambia las reglas del juego. Es un sistema moderno, mientras que ellos conocen el potencial de los tanques Leopard desde hace tiempo», explicó un oficial de las fuerzas aéreas alemanas.

A los tres primeros reporteros que visitaron el lugar de entrenamiento se les pidió que no revelaran la ubicación y que entregaran sus teléfonos móviles y relojes inteligentes para evitar que se interceptaran sus conversaciones.

Cuando llegaron, un radar montado en un camión giraba lentamente sobre una pequeña colina, mientras una docena de soldados ucranianos se apiñaban en el puesto de mando Iris-T, un contenedor de color arena montado en otro camión.

Utilizando imágenes de radar en directo, así como un simulador, los ucranianos aprenden a elegir sus objetivos y a derribarlos pulsando un botón plateado de «Fuego» situado bajo un conjunto de pantallas táctiles.

Preguntados por las principales diferencias con las antiguas defensas antiaéreas de fabricación soviética, como el S-300 o el Buk, los ucranianos citaron una mayor eficacia, pero también una mayor complejidad.

Un instructor alemán dijo que el Iris-T, construido por el fabricante de armas alemán Diehl, no podía manejarse «encendiendo y apagando un interruptor. Aquí tienes botones con ocho submenús en una pantalla táctil».

Su radar tarda sólo un tercio de tiempo en configurarse en comparación con el sistema Patriot, que tiene décadas de antigüedad, un factor crítico, ya que cualquier sistema de defensa antiaérea delata su posición una vez que se enciende el radar.

Cuando se les preguntó cómo se sentía estar en un país pacífico después de un año de guerra, Dmytro y Myckhailo describieron su situación como extraña.

“Es inusual ver y escuchar aviones en el cielo. En Ucrania, el espacio aéreo está cerrado; si algo vuela allí, puede ser peligroso”, dijo Dmytro.

“Físicamente, es muy cómodo aquí. Mentalmente, no podemos disfrutar la situación porque nuestra familia y compañeros están en Ucrania y algunos de ellos han muerto”, agregó.

Myckhailo dijo que su principal preocupación era la seguridad de su familia en casa.

“Lo mejor es poder dormir durante ocho horas seguidas”, señaló, mientras rechazaba cualquier idea de que pudiera disfrutar de comodidades como una cerveza fuera del complejo.

“No estamos aquí como turistas, este es un viaje de negocios. Volveremos después de la guerra para relajarnos, cuando haya paz. Pero ahora no, somos soldados”.

Sabine Siebol