Dinamarca financia armas de artillería soviéticas Gvozdika para Ucrania
El gobierno danés ha aumentado su apoyo militar a Ucrania, destinando fondos importantes para la entrega de obuses autopropulsados 2S1 Gvozdika de 122 mm para reforzar las capacidades de artillería de Ucrania en su lucha en curso contra las fuerzas rusas.
Hans Tino Hansen destacó este avance el 22 de enero, durante un discurso en el que hizo referencia al último informe público del gobierno.
En el informe se omitieron los detalles de la entrega, como el número de obuses, su disponibilidad operativa y el país exacto de origen. Sin embargo, los precedentes históricos sugieren que estos sistemas de la era soviética podrían tener su origen en los inventarios excedentes de miembros de la OTAN de Europa central y oriental, como la República Checa, Bulgaria o Polonia, todos los cuales han suministrado anteriormente Gvozdikas a Ucrania.
Esta medida forma parte de un paquete integral de ayuda de 8.420 millones de euros anunciado por el gobierno danés. Además de las Gvozdikas, el paquete incluye armas transferidas directamente desde los arsenales militares daneses, programas de entrenamiento avanzado para tropas ucranianas y la adquisición, modernización y eventual entrega de equipo militar adicional a Kiev.
El 2S1 Gvozdika ha sido un elemento básico de la artillería de diseño soviético, con su cañón principal de 122 mm capaz de lanzar un fuego indirecto devastador a una distancia de hasta 15 kilómetros. El chasis autopropulsado y con orugas del sistema proporciona una movilidad que es fundamental para las contraofensivas fluidas y descentralizadas de Ucrania, en particular en regiones como Donbas y Zaporizhia.
Sus capacidades anfibias también le permiten atravesar ríos y humedales, lo que otorga a las fuerzas ucranianas mayor flexibilidad en los variados terrenos del Frente Oriental.
Lo que no está claro es si estos Gvozdikas han sido modernizados con sistemas compatibles con la OTAN, como comunicaciones actualizadas, sistemas de control de tiro o mejoras en la movilidad. Dada la dependencia del hardware de la era soviética de cadenas logísticas más antiguas, cualquier actualización podría aumentar significativamente su eficacia y fiabilidad en combate.
La decisión de financiar y suministrar estos sistemas plantea varias cuestiones estratégicas y geopolíticas clave. La falta de transparencia del informe sobre el origen de los Gvozdikas podría indicar negociaciones entre bastidores o limitaciones vinculadas a las políticas internas o internacionales del país de origen.
¿Con qué eficacia pueden las fuerzas ucranianas integrar estos sistemas en su ya diverso arsenal de equipos occidentales y de la era soviética? ¿Será suficiente la potencia de fuego adicional para contrarrestar las atrincheradas posiciones rusas en zonas clave, o esto significa una estrategia más amplia dirigida por la OTAN para saturar las capacidades de artillería de Ucrania?
Si bien Dinamarca ha sido una de las naciones europeas más proactivas en su apoyo a Ucrania, esta medida se alinea con esfuerzos más amplios para equipar a las fuerzas ucranianas tanto con sistemas occidentales avanzados como con plataformas soviéticas de eficacia probada.
La combinación refleja una estrategia pragmática: aprovechar la familiaridad existente de Ucrania con sistemas más antiguos y, al mismo tiempo, realizar una transición gradual hacia los estándares de la OTAN.
El despliegue de las Gvozdikas llega en un momento crítico, ya que, según se informa, las fuerzas rusas están reforzando sus propias posiciones de artillería a lo largo de las líneas defensivas clave. La artillería ha sido un factor determinante en este conflicto, y la capacidad de Ucrania para mantener la superioridad en el fuego podría determinar la trayectoria de las batallas en los próximos meses.
A medida que las naciones europeas incrementan la ayuda militar, este desarrollo subraya una tendencia más amplia: los países de la OTAN dependen cada vez más de soluciones creativas para la cadena de suministro, reutilizando sistemas de la era soviética y canalizando miles de millones de dólares hacia esfuerzos de capacitación y modernización.
La contribución de 8.420 millones de euros de Dinamarca refleja no sólo su compromiso con la defensa de Ucrania, sino también su papel a la hora de abordar las complejidades de la ayuda militar en un entorno político y logísticomente desafiante.
El obús autopropulsado 2S1 Gvozdika ha sido un pilar de las fuerzas de artillería soviéticas y postsoviéticas, conocido por su adaptabilidad, confiabilidad y utilidad en el campo de batalla.
El 2S1 Gvozdika, que entró en servicio por primera vez a principios de la década de 1970, fue diseñado como una plataforma de artillería móvil capaz de proporcionar un apoyo de fuego indirecto rápido y preciso a las unidades de infantería mecanizadas y motorizadas.
Su éxito radica en su equilibrio entre potencia de fuego, movilidad y facilidad de uso, lo que lo convierte en una herramienta versátil tanto en operaciones ofensivas como defensivas.
El Gvozdika está construido sobre un chasis de orugas multipropósito MT-LB modificado, que le proporciona una excelente movilidad todoterreno y capacidades anfibias. Este diseño permite que el obús siga el ritmo de las unidades mecanizadas en una amplia variedad de terrenos, incluidos humedales, bosques y paisajes nevados.
La capacidad anfibia es particularmente notable, ya que permite al Gvozdika cruzar ríos y otros obstáculos de agua sin requerir apoyo de ingeniería adicional, una ventaja crucial en escenarios de combate fluidos y dinámicos.
El chasis está equipado con un motor diésel YaMZ-238N de 240 caballos de fuerza, lo que le otorga una velocidad máxima de aproximadamente 60 km/h [37 mph] en carretera y una autonomía de crucero de hasta 500 kilómetros [310 millas].
El armamento principal del Gvozdika es un obús 2A31 de 122 mm, que se basa en el diseño probado del obús remolcado D-30. Puede disparar una variedad de municiones, incluidas municiones de alto explosivo [HE], municiones de fragmentación de alto explosivo [HE-FRAG], municiones de humo, de iluminación e incluso municiones especializadas como municiones de racimo o proyectiles químicos, según los requisitos de la misión.
Su alcance máximo efectivo con proyectiles HE estándar es de 15,3 kilómetros [9,5 millas], mientras que los proyectiles asistidos por cohetes pueden extender este alcance a aproximadamente 21 kilómetros [13 millas]. El sistema de carga semiautomático del obús permite una cadencia de fuego sostenida de 4 a 5 disparos por minuto, lo que proporciona un flujo constante de fuego de supresión o destrucción.
El vehículo está tripulado por cuatro personas: un comandante, un conductor, un artillero y un cargador. El interior es pequeño pero funcional, y se da prioridad a la fiabilidad y la facilidad de mantenimiento por encima de la comodidad de la tripulación. El sistema de control de tiro, aunque básico para los estándares modernos, incluye miras ópticas para misiones de fuego directo e indirecto.
En algunas versiones mejoradas, se han instalado telémetros láser y sistemas de control de fuego digitales para mejorar la precisión y la capacidad de respuesta. El vehículo tiene un blindaje ligero, con protección limitada a los disparos de armas pequeñas y a las esquirlas de los proyectiles, lo que lo hace vulnerable a los impactos directos de armas antitanque, artillería o ataques aéreos.
El historial operativo del 2S1 Gvozdika es extenso, y ha sido desplegado por numerosos países en una amplia gama de conflictos. Durante la Guerra Fría, fue un componente clave de las unidades de artillería del Pacto de Varsovia, diseñado para operar en conjunto con otros sistemas soviéticos como parte de la doctrina de armas combinadas del bloque.
Su movilidad y capacidades anfibias lo hicieron particularmente adecuado para operaciones en el terreno mixto de Europa del Este, donde los avances rápidos y los contraataques eran fundamentales para la planificación militar soviética.
En la era posterior a la Guerra Fría, el Gvozdika se ha seguido utilizando ampliamente, en particular en los antiguos estados soviéticos y en los países que heredaron el equipamiento militar soviético. Su simplicidad y fiabilidad lo han convertido en una opción atractiva para países con presupuestos de defensa limitados o entornos logísticos complicados.
El obús ha sido utilizado en conflictos que van desde la guerra entre Irán e Irak hasta la guerra civil siria, además del conflicto actual en Ucrania, donde tanto las fuerzas ucranianas como las rusas han desplegado el sistema ampliamente.
A pesar de su antigüedad, el 2S1 Gvozdika sigue siendo relevante en los campos de batalla modernos, en gran medida debido a su adaptabilidad y a la disponibilidad de paquetes de actualización. Algunas naciones han modernizado sus Gvozdikas con sistemas de comunicación mejorados, navegación basada en GPS, imágenes térmicas y municiones mejoradas para extender su vida útil y mejorar su rendimiento en la guerra moderna.
Estas actualizaciones permiten que el sistema se integre de manera más efectiva en los sistemas de comando y control en red, lo que posibilita una orientación más rápida y una mejor coordinación con otras unidades.
Sin embargo, el Gvozdika no está exento de limitaciones. Su blindaje ligero y su dependencia de sistemas de control de fuego más antiguos lo hacen vulnerable en conflictos de alta intensidad, en particular contra adversarios equipados con capacidades avanzadas de contraartillería.
Además, su alcance relativamente corto en comparación con los sistemas de artillería más nuevos puede limitar su eficacia en ciertos escenarios, especialmente porque la guerra moderna enfatiza cada vez más los ataques de precisión de largo alcance.
La presencia duradera del 2S1 Gvozdika en el campo de batalla es un testimonio de su diseño original, que priorizó la versatilidad y la funcionalidad sobre la especialización.
Si bien los obuses autopropulsados más avanzados lo han superado en términos de alcance, precisión y capacidad de supervivencia, el Gvozdika sigue siendo un activo valioso para los ejércitos que requieren una solución de artillería confiable y móvil.
Su papel en el conflicto de Ucrania, donde lo han empleado ambos bandos, pone de relieve su continua utilidad tanto en la guerra asimétrica como en la convencional.
Mientras haya repuestos, municiones y experiencia disponibles, es probable que el 2S1 Gvozdika siga siendo un elemento fijo en los arsenales mundiales. Su historia ejemplifica el legado perdurable de la ingeniería militar soviética y la adaptabilidad de los sistemas más antiguos ante la evolución de los entornos de combate.
Para las naciones que buscan una plataforma de artillería asequible pero capaz, el Gvozdika sigue siendo una opción práctica, que cierra la brecha entre el pasado y el presente en el campo de batalla moderno.
Todavía está por verse si esta inyección de potencia de fuego y fondos inclinará la balanza en el campo de batalla. Por ahora, Ucrania acogerá con agrado cualquier arma adicional mientras continúa contraatacando a un decidido adversario ruso.
B.Military
Seguramente, será entregado con actualizaciones, se ve bastante cooperativo el sistema, además Ucrania, necesita aumentar su potencia de fuego, lo mas rápido posible. ojala las entregas sean con las capacidades actualizadas y con personal de apoyo para mantenimiento y uso .