El Ejército del Aire y del Espacio inaugura en Sevilla el Centenario de los Grandes Vuelos de la Aviación Militar Española.
El Real Alcázar de Sevilla acogió anoche el solemne acto de presentación del Centenario de los Grandes Vuelos de la Aviación Militar Española, una conmemoración que se extenderá hasta 2035 y que recordará las gestas aéreas que marcaron el inicio de la aviación moderna y proyectaron el nombre de España más allá de sus fronteras.
El evento, presidido por el jefe de Estado Mayor del Ejército del Aire y del Espacio (JEMA), general del aire Francisco Braco Carbó, y organizado por el Servicio Histórico y Cultural del Ejército del Aire y del Espacio (SHYCEA), liderado por el general de división José Luis Figuero Aguilar, reunió a autoridades civiles y militares, representantes de la industria aeronáutica, embajadores de países iberoamericanos y miembros de las Fuerzas Armadas.

Entre los asistentes se encontraba también el jefe del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea Argentina, brigadier mayor Gustavo Javier Valverde, en un gesto que simboliza los lazos de hermandad entre ambas naciones, forjados precisamente en aquellos vuelos pioneros.
En su intervención, el general del aire Braco Carbó, subrayó que los grandes vuelos de los años veinte y treinta fueron “mucho más que episodios de la historia: fueron faros que nos siguen guiando en el compromiso con la defensa de España, la innovación y el respeto a nuestros valores”. El jefe de Estado Mayor recordó que las gestas protagonizadas por aquellos aviadores —el Plus Ultra, la Escuadrilla Elcano, la Patrulla Atlántida, el Jesús del Gran Poder o el Cuatro Vientos— reflejaron la voluntad de un país que, recién nacido en el siglo del aire, quiso mirar al mundo con ambición, técnica y coraje.

Una década de conmemoraciones
El Ejército del Aire y del Espacio ha puesto en marcha un programa conmemorativo que se prolongará durante la próxima década, coincidiendo con el centenario de cada uno de los grandes vuelos. Entre 2026 y 2035, España celebrará los hitos que abrieron las rutas transoceánicas, consolidaron su presencia en el mundo y situaron a la aviación española entre las más audaces de su tiempo.
“Estas hazañas —recordó el JEMA— fueron posibles gracias a un cuerpo técnico incansable, formado por ingenieros y mecánicos que comprendieron que la fuerza de una nación no reside solo en sus recursos, sino en la voluntad de usarlos para abrir nuevos caminos”.
El general evocó así el espíritu de aquellos hombres que, con medios limitados y una navegación precaria, se atrevieron a cruzar océanos, desiertos y selvas para unir España con Iberoamérica, Filipinas o Guinea. “El desafío que enfrentaban —dijo— podría compararse al que hoy afronta la humanidad en la exploración espacial”.
De Palos a Buenos Aires: el espíritu del Plus Ultra
El primer gran hito se celebrará en 2026, cuando se cumpla un siglo del vuelo del Plus Ultra, el hidroavión comandado por Ramón Franco que en enero de 1926 cruzó por primera vez el Atlántico Sur desde Palos de la Frontera hasta Buenos Aires. “Aquel lema, Plus Ultra —más allá—, heredado de Carlos I, simboliza mejor que ningún otro el espíritu del aviador español”, recordó Braco Carbó.
El general rememoró cómo el aparato fue donado posteriormente a la República Argentina, en agradecimiento al pueblo que los recibió con entusiasmo. Hoy, una réplica de aquel hidroavión se conserva en el Museo de Aeronáutica y Astronáutica, y su gesta sigue inspirando a generaciones de pilotos.
Elcano, Atlántida y Jesús del Gran Poder
Junto al Plus Ultra, 1926 fue también el año de la Escuadrilla Elcano, que voló desde Cuatro Vientos hasta Filipinas en tres Breguet XIX, consolidando la vocación expedicionaria de la aviación militar española. Aquella misión, según recordó el JEMA, “sentó las bases de un Ejército del Aire que, cien años después, mantiene intacto su carácter expedicionario en misiones internacionales como Red Flag, Pitch Black o Pacific Skies”.

Ese mismo año, la Patrulla Atlántida, compuesta por tres hidroaviones Dornier Wal, emprendió un raid hacia Guinea Ecuatorial, volando siempre en formación. “Fue un ejemplo de disciplina y coordinación —señaló— que refleja el espíritu de equipo que aún define a nuestros aviadores”.
Tres años después, en 1929, el Jesús del Gran Poder despegaba del aeródromo de Tablada, muy cerca del lugar donde se celebró este acto, rumbo a América. Fabricado en Getafe, el avión batió el récord mundial de permanencia en vuelo sobre el mar para aeronaves terrestres. Aquel aparato se conserva hoy en el Museo de Aeronáutica y Astronáutica, como símbolo de una era en la que España competía de igual a igual con las grandes potencias aeronáuticas.
Una herencia viva
El general Braco quiso también rendir homenaje a los aviadores del Cuatro Vientos, desaparecidos en su travesía hacia México tras alcanzar con éxito Cuba, y que representan —dijo— “el sacrificio extremo de quienes llevaron la bandera de España hasta los confines del cielo. Esta herencia expedicionaria —añadió— no se limita al pasado; se proyecta hacia el futuro, en cada misión, en cada vuelo, en cada inversión tecnológica que acometemos. Cada proyecto actual del Ejército del Aire y del Espacio está impregnado del mismo espíritu que impulsó a aquellos pioneros a desafiar los límites del conocimiento.”
Una muestra que recoge un siglo de audaces españoles
Además, hasta el 16 de noviembre, el Real Alcázar de Sevilla acoge una exposición conmemorativa que rinde homenaje a los grandes vuelos de la aviación española, dentro del programa de actividades del centenario. La muestra, inaugurada este 16 de octubre, invita a los visitantes a realizar un recorrido por las ocho gestas aéreas más importantes de nuestra historia, auténticos hitos que situaron a España a la vanguardia de la aeronáutica mundial.
Desarrollada en una de las salas del conjunto monumental, la exposición reúne fotografías históricas, vídeos divulgativos, maquetas de los aviones protagonistas y valioso material documental procedente de archivos militares y colecciones particulares. A través de estos objetos, se revive la epopeya de los aviadores que, entre 1926 y 1935, desafiaron las distancias, el clima y la tecnología para unir continentes y demostrar la capacidad de una nación que soñaba en grande.
Presidencia de Honor de Su Majestad el Rey
El acto sirvió también para anunciar la creación, por Orden Ministerial, de la Comisión de Seguimiento del Centenario de los Grandes Vuelos de la Aviación Española, presidida de honor por Su Majestad el Rey. El JEMA subrayó el compromiso personal de Don Felipe VI con esta iniciativa, y expresó su deseo de que pueda presidir alguna de las reuniones y participar en los actos conmemorativos.
Finalmente, el general Braco Carbó dirigió un mensaje de gratitud y de esperanza: “Os animo a todos a uniros y disfrutar de los eventos que tendrán lugar a lo largo y ancho de la geografía española. Cada uno de ellos será un homenaje a los que nos precedieron y una inspiración para los que vendrán”.
Con las palabras del JEMA resonando bajo las bóvedas del Alcázar, Sevilla volvió a convertirse, un siglo después, en punto de partida del vuelo simbólico de España hacia su propio horizonte.