El Pentágono desplegará su nuevo bombardero sigiloso B-21 en el Pacífico.

El bombardero sigiloso B-21 se desplegará en el Pacífico, según el subsecretario interino de Defensa para Asuntos de Seguridad del Indo-Pacífico, David Helvey.

El Pentágono tiene previsto desplegar su emergente bombardero sigiloso B-21 en el Pacífico como parte de un esfuerzo decidido por asegurar la superioridad técnica, mantener la disuasión y, de ser necesario, poner en peligro a los posibles adversarios.

El plan, articulado por el Subsecretario de Defensa en funciones para Asuntos de Seguridad Indo-Pacíficos David Helvey, incorpora la integración de los activos de vigilancia, los submarinos y lo que el Pentágono prevé como una nueva generación de tecnología de sigilo contenida en el B-21.

«Estamos haciendo inversiones para asegurarnos de que mantenemos la preparación operativa y reforzamos las capacidades convencionales que tenemos y que son nuestra ventaja duradera, como los submarinos, el nuevo bombardero Stealth B-21 y los aviones P-8A“, dijo Helvey a los periodistas el 25 de junio, según una transcripción del Pentágono.

Helvey habló de la operación anticipada del B-21 en el contexto del aumento de las operaciones de entrenamiento aliadas con EE. UU., las políticas estratégicas coordinadas y como enfoque específico en la «disuasión de cualquier actor que busque socavar o amenazar nuestros intereses compartidos», aseguró.

Operar un B-21 en el Pacífico, realizar patrullas como las que ahora realizan cada vez más B-2, B-52 y B1-bs en el teatro del Pacífico, presentaría una nueva serie de complejidades entrelazadas para los posibles adversarios.

Dado que el B-21 es en gran medida un programa «oculto», se conocen muy pocos detalles sobre sus características técnicas, sin embargo, los desarrolladores han hecho énfasis en que incorpora una nueva generación de tecnología de sigilo, lo que aporta la capacidad de mantener «cualquier objetivo, en cualquier lugar del mundo … en riesgo».

Programado para ser operativo en los próximos años, el B-21 no podría llegar en mejor momento, dados los rápidos avances que se sabe que están ocurriendo con las defensas chinas tierra-aire. Aunque durante mucho tiempo se ha creído que los S-400 y los S-500 emergentes rusos se encuentran entre los más avanzados y preocupantes, ahora existe un creciente consenso de que el progreso tecnológico de China en esta área también está ganando terreno rápidamente.

Las defensas aéreas más avanzadas recurren cada vez más a un procesamiento informático más rápido, a la creación de redes digitales entre «nodos» que de otro modo estarían separados, y a las tecnologías de radar multifrecuencia. Una evaluación de 2017 en Deagle.com cita específicamente que las defensas aéreas chinas del misil tierra-aire HQ-9 se basan en parte en los sistemas Patriot de Estados Unidos y los S-300 de Rusia. Se dice que el más reciente HQ-9B es capaz de alcanzar distancias de hasta 300 km.

«El HQ-9 tiene un sistema de guía terminal de vía de misiles y espoleta de proximidad tomada del Patriot y ‘lanzamiento en frío’ y aerodinámica de misiles S-300 lanzados por tubo», dice el informe de Deagle.com.

A pesar de los avances tecnológicos de las defensas aéreas, el Teniente General retirado David Deptula, Decano del Instituto Mitchell de Estudios Aeroespaciales, mantiene un «imperativo de sigilo», explicando que los bombarderos de sigilo más avanzados seguirán siendo muy difíciles de alcanzar.

«Incluso si un radar puede detectar, ahora tiene que rastrear, y cuando transfiera esos datos para atacar tendrá que disparar un misil usando un radar mucho más pequeño que el usado para la detección. Además, la fusión del arma interceptora puede verse afectada por la tecnología de baja observabilidad», dijo Deptula a The National Interest en una entrevista el año pasado. «El radar biestático puede ayudar a detectar aeronaves de baja observabilidad. Sin embargo, para interceptar una aeronave sigilosa requiere la transferencia de la detección de un gran radar de adquisición a un radar interceptor mucho más pequeño, ya sea en una aeronave o en un misil que pueda rastrear o mantener un ‘enganche’ continuo de la aeronave de baja observabilidad».

La imagen del B-21 publicada por la USAF muestra un diseño que no utiliza superficies de control de vuelo vertical como las colas. Sin superficies verticales que reflejen el radar desde los aspectos laterales, el nuevo bombardero tendrá un RCS (Sección transversal de radar) que reduce los retornos no sólo de la parte delantera y trasera, sino también de los lados, lo que hace que la detección desde cualquier ángulo sea un desafío, escribe el Instituto Mitchell.

Sobre el tema del RCS, un interesante ensayo llamado «Ingeniería de sección transversal de radar y láser», de la Central de Investigación Aeroespacial, cita el surgimiento de nuevas tecnologías de recubrimiento, incluyendo «materiales absorbentes de radar y metamateriales artificiales.

Los nuevos métodos de reducción de la firma térmica o IR están conectados a la colocación del motor y el escape. Los motores configurados internamente, junto con los tubos de escape en la parte superior de una aeronave pueden reducir masivamente las emisiones de calor de una aeronave, como la estructura del actual B-2 – dicen los autores del ensayo.

Todos estos factores técnicos emergentes continúan informando un creciente consenso con respecto a las futuras amenazas de guerra – que el B-21 puede ser muy posiblemente la única plataforma que será capaz de penetrar ciertas armas enemigas y defensas aéreas avanzadas durante las próximas décadas.

Cris Osborn