El Sultanato de Omán estudia la adquisición del Rafale a Dassault Aviation.
El Sultanato de Omán ha mostrado gran interés en adquirir el caza Rafale F4 de Dassault Aviation, según informó The New York Times el 2 de abril de 2024. Actualmente, la Real Fuerza Aérea de Omán opera una flota que incluye los F-16 de Lockheed Martin y el Eurofighter Typhoon del consorcio europeo Eurofighter, pero su interés por el Rafale sugiere una posible diversificación de sus capacidades aéreas.
Este interés por el Rafale, que ya ha sido adoptado por otros países equipados con cazas estadounidenses y europeos, refleja el creciente reconocimiento internacional de este avión francés. Situado estratégicamente cerca del mar Arábigo y fronterizo con Yemen, el Sultanato de Omán estaría considerando la compra de entre 18 y 24 unidades del avión, un pedido modesto que se alinea con la estrategia del país de ampliar sus capacidades de defensa.
La Real Fuerza Aérea de Omán tiene una importante experiencia con equipos militares occidentales. En 2001, Estados Unidos vendió a Omán 12 aviones F-16 C/FD y otros equipos militares por un total de 1.120 millones de dólares, a lo que siguió un segundo contrato por 12 F-16 concluido en 2011. En 2012, el grupo británico de defensa BAE Systems se aseguró un contrato por valor de aproximadamente 3.000 millones de euros con el Sultanato de Omán por 12 cazas Eurofighter Typhoon y ocho aviones de entrenamiento Hawk, reforzando los lazos militares entre Omán y los fabricantes de armas occidentales.
La posible integración del Rafale en el arsenal omaní supondría un cambio significativo en la política de adquisiciones militares del Sultanato, especialmente si se tiene en cuenta que el Typhoon fue elegido frente al Rafale en 2012. Este pedido reforzaría la posición de Francia como proveedor de material militar en una región históricamente influenciada por el Reino Unido. Hasta ahora, la cooperación militar entre Francia y Omán se ha centrado principalmente en la adquisición de Airbus A320 para el transporte de personas de alto nivel y seis Eurocopter EC225LP Super Puma para misiones de búsqueda y rescate marítimo.
La posible elección del Rafale por parte de Omán, una nación de sólo 4,5 millones de habitantes, pero estratégicamente situada a lo largo del Golfo de Omán y el Mar Arábigo, subraya la necesidad de una fuerza aérea potente y versátil para hacer frente a los retos de seguridad regionales. El Rafale, con su capacidad de «cambiar las reglas del juego» en misiones aéreas, podría ofrecer al Sultanato una plataforma avanzada para reforzar su defensa y disuadir las amenazas regionales.
Además, el Rafale está despertando un interés creciente en Oriente Medio, donde se está convirtiendo en un elemento central de las fuerzas aéreas de varios países. Qatar, con un pedido de 36 reactores iniciado en 2015, y Egipto, el primer comprador de exportación del Rafale con 24 aviones encargados ese mismo año, demuestran la creciente adopción de este reactor en la región. Los Emiratos Árabes Unidos también marcaron un hito en 2021 con el mayor pedido hasta la fecha, comprando 80 Rafale, mostrando su compromiso con la modernización y el fortalecimiento de su defensa aérea. Estas adquisiciones ponen de relieve la importancia estratégica del Rafale para reforzar las capacidades militares en Oriente Medio.
Rudis04
Más que por las capacidades en sí del Rafale F4, que no pongo en duda, el interés de ese avión radica en los pocos escrúpulos de Francia a la hora de suministrar material militar, sin limitación de empleo alguna, a cualquier nación interesada en adquirir sus productos en contraste con las reticencias de Alemania en numerosos casos. Es una muestra más de la importancia de las condiciones diplomáticas impuestas por cada país para vender sus productos. Mientras que Alemania pierde terreno en la escena mundial, salvo en Europa, Francia va ganando terreno poco a poco, fundamentalmente por sus facilidades diplomáticas y económicas
Lo natural para Omán hubiera sido un pedido similar de nuevos EF con todas las actualizaciones, que lo convierten en un avión multiuso y mucho más eficiente en términos operacionales respecto de las versiones anteriores. Además hubiera significado no tener que variar en demasía el sistema de entrenamiento y los escalones de mantenimiento y logística, que ahora deberán diversificarse. Tampoco es que el Rafale ofrezca demasiado más que el Typhoon, solo una ligera ventaja en combate aire-suelo, pero sí significativa en misiones aire-mar, tratándose de una nación del Golfo y con Irán de vecino. Pero en nuestra opinión, no son específicamente las bondades o beneficios del Rafale los que han inclinado la balanza hacia el caza francés, sino las incertidumbres que implica hacer un pedido a un consorcio cuyo interés no consiste solamente en vender aviones de combate, sino en el caso de Alemania, un socio clave, conciliar las ventas con las políticas internas de los partidos de turno. De esta manera Omán, un cliente consuetudinario de UK, por más que negocie un lote de aviones con Londres, tiene que lidiar con las indecisiones políticas de Berlín. Esta es una falla que París ha capitalizado no solo en Oriente Medio sino en el mundo entero a costa del Typhoon.