La Fuerza Aérea de EE.UU. avanza en el programa VENOM de los F-16 modificados.
Las Fuerzas Aéreas de EE.UU. han marcado un hito en su programa VENOM (Viper Experimentation and Next-gen Operations Model) con la llegada, el 1 de abril, del último F-16 Fighting Falcon programado para una modificación autónoma.
El proyecto VENOM tiene por objeto transformar el F-16 en un banco de pruebas volante para la autonomía avanzada, incorporando mejoras tanto físicas como basadas en software.
Actualmente, tres F-16 están siendo modificados en la base aérea de Eglin, donde los ingenieros están integrando nuevos sistemas, como un acelerador automático, mejoras en el control de vuelo e instrumentación a bordo. Estos cambios permitirán que el avión sea pilotado por un sistema autónomo capaz de gestionar tanto el empuje como las superficies de control.
“La modificación del avión es el resultado de una rigurosa fase de diseño y nos acerca un paso más a las pruebas de autonomía en un caza con sistemas y capacidades de misión reales”, declaró el mayor Trent McMullen, jefe de la división de capacidades avanzadas del 40º Escuadrón de Pruebas de Vuelo. “Las actualizaciones están diseñadas para apoyar futuras pruebas de comportamientos autónomos complejos en misiones reales”.
Mientras tanto, el software de autonomía se está entrenando en simulaciones más rápidas que en tiempo real, en las que se expone a diversos escenarios de combate aéreo. Entre ellos se incluyen misiones uno contra uno y dos contra dos, tanto dentro como fuera del alcance visual, para evaluar la capacidad de toma de decisiones del sistema bajo presión.

«Estas simulaciones constituyen una forma eficaz de entrenar la autonomía para aprender tácticas complejas de combate aéreo», explicó McMullen. “Se puede ejecutar un escenario específico 1.000 veces y estudiar las variaciones y decisiones tomadas a lo largo de esa misión. Así podemos hacer recomendaciones a los desarrolladores sobre cómo mejorar los comportamientos y el rendimiento general de la autonomía.”
La siguiente fase de desarrollo incluye pruebas de software y hardware en bucle, centradas en la conectividad entre el sistema autónomo y la aeronave. Estas pruebas también pretenden garantizar la seguridad confirmando que los comandos autónomos no pueden sobrepasar la envolvente de vuelo ni poner en peligro al piloto.
La seguridad de las maniobras agresivas se examina mediante pruebas en simulador, con un piloto de pruebas en el bucle para supervisar y anular las acciones autónomas cuando sea necesario. Este concepto de «humano en el bucle» garantiza la supervisión directa durante las operaciones de vuelo iniciales.
Tras el éxito de las pruebas de software y hardware, un F-16 totalmente modificado comenzará las pruebas en tierra. Como ocurre con la mayoría de las pruebas de aeronaves en Eglin, el programa VENOM se someterá simultáneamente a las fases de desarrollo y de pruebas operativas.
«El hecho de que tanto los pilotos de DT como los de OT trabajen y vuelen desde el mismo lugar permite la colaboración diaria y reduce la filtración de conocimientos y lecciones aprendidas», declaró el teniente coronel Jeremy Castor, jefe de pruebas operativas de VENOM. Se espera que este enfoque integrado acelere significativamente el progreso del programa.
«A medida que se acerca el primer vuelo del programa VENOM, nos entusiasma la idea de probar soluciones autónomas novedosas», añadió McMullen. «Los avances que hemos presenciado en el entorno de simulación sugieren que VENOM ayudará a avanzar en las capacidades de combate aéreo para futuras plataformas tripuladas y no tripuladas».
Samuel King Jr.



El primer paso para convertir obsoletos F-16 o semejantes, en drones de ataque letales.
Nunca entendí porque la USAF tiene su programa y no sigue el del fabricante. No sé si no quieren comprar la actualización o no les convence el precio.