Las bombas deslizantes rusas cambian el rostro de la guerra en Ucrania.

Los explosivos alados, de hasta 1.500 kilogramos de peso y apodados “destructores de edificios”, han tenido un impacto devastador allí donde se han utilizado,

En un bastión ucraniano cercano a la línea del frente, a menos de 30 kilómetros de la ciudad oriental de Donetsk, se ve una bomba alada precipitándose hacia un edificio de varias plantas.

El explosivo, de 1.500 kilogramos, impacta contra la estructura en la ciudad de Krasnohorivka, desatando una bola de fuego antes de envolver todo el edificio en una columna de humo gris y negro.

La cámara, que filma desde varios cientos de metros de distancia, tiembla cuando el suelo se sacude por los efectos de la explosión.

Cuando el humo se disipa, el edificio ha quedado completamente destruido.

Esta imagen es uno de los últimos ejemplos de la nueva y mortífera arma rusa, que está resultando devastadora para las posiciones defensivas ucranianas en la línea del frente o cerca de ella.

Las causas de los recientes avances rusos en Donetsk son múltiples Ucrania se enfrenta a la escasez de armas y municiones mientras los aliados occidentales dan largas a la financiación y la ayuda militar-, pero las ojivas FAB-1500 de Moscú, recientemente modificadas (el número se refiere a su peso en kilogramos), están causando mucho daño.

Ciudades como Kharkiv, la segunda más grande de Ucrania, han sido alcanzadas por bombas planeadoras, así como ciudades fronterizas en regiones como el noreste de Sumy. Rusia ha estado lanzando cientos, probablemente miles, de estas armas en las últimas semanas. Moscú lanzó 700 bombas planeadoras en seis días a finales de marzo, según declaró el ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba.

Ucrania también utiliza bombas guiadas similares a las FAB, conocidas como sistema conjunto de munición de ataque directo (JDAM, por sus siglas en inglés), pero las armas de fabricación estadounidense son mucho más escasas. John Foreman, ex agregado de defensa del Reino Unido en Moscú, describe las FAB como menos eficaces que las JDAM, pero un arma mucho más barata y que, en última instancia, está mucho más al alcance de las fuerzas rusas que las JDAM para Ucrania.

La ojiva rusa es una versión modificada de las bombas FAB de la era soviética, la primera de las cuales, la FAB-250, fue diseñada en 1946. Estos modelos son ojivas lanzadas desde el aire, transportadas por aviones de combate, con un importante impacto explosivo. Pero, a diferencia de sus predecesoras, todas ellas especialmente potentes, ha sido dotada de alas que le permiten volar hacia su objetivo, convirtiéndola así en un explosivo guiado, en lugar de no guiado.

El FAB-1500 (ФАБ-1500) es la última iteración. Incluye 675 kg de explosivos, puede dispararse a una distancia de entre 40 km y 70 km de su objetivo y tiene un radio de destrucción de 200 metros. Los blogueros de guerra rusos lo han apodado el “destructor de edificios”.

“Fundamentalmente, se trata de bombas tontas no guiadas de la era soviética a las que se han añadido winglets inteligentes para atacar objetivos fijos con cierto grado de precisión”, explica Foreman, antiguo agregado. La bomba también puede corregir su rumbo mediante navegación por satélite o láser, lo que mejora su precisión.

Un soldado ucraniano de la 46ª Brigada Aeromóvil Separada, que tiene su base en la región de Donetsk, ha descrito el efecto de estas bombas como un “infierno”.

Dijo a CNN: «Los daños que causa son muy graves. Si sobrevives, te garantizan una contusión. Pone mucha presión en la moral de los soldados».

Hay tres razones por las que están resultando tan mortíferas. En primer lugar, su impacto explosivo es significativo en comparación con la artillería y las municiones utilizadas en el frente, debido a su tamaño y peso.

En segundo lugar, pueden dispararse desde una distancia de unos 40 km, lo que obliga a Ucrania a utilizar interceptores de misiles de mayor alcance, que escasean. Las modificaciones de estas viejas bombas son baratas de llevar a cabo.

En última instancia, afirma Justin Bronk, investigador principal del think tank Royal United Services Institute (Rusi): «Rusia tiene sin duda la capacidad de producir más kits de bombas de planeo para las antiguas bombas de la serie FAB de los que tiene Ucrania para reabastecer la munición de misiles de sus sistemas de misiles tierra-aire (SAM).

«Así que derribarlos directamente no es una estrategia sostenible».

Cuando el ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, visitó en enero una planta de fabricación de armas sospechosa de construir estos FAB, el director de la planta cercana a Moscú afirmó que la productividad había aumentado un 40% y que habían pasado a trabajar 24 horas al día, 7 días a la semana. Sus declaraciones deben tomarse con cautela, dado que ambas partes -especialmente Moscú- tratarán de presentar su maquinaria bélica de la mejor manera posible. Pero está claro que las armas FAB se han convertido en una prioridad.

Los primeros rumores sobre las Fab-1500 empezaron a aparecer a finales de septiembre, cuando un bloguero militar aprobado por el Kremlin llamado Fighterbomber, que se cree que es un piloto de la Fuerza Aérea rusa, afirmó que las pruebas de las bombas estaban casi terminadas.

Dos meses después, en noviembre, el jefe de las Fuerzas Aéreas ucranianas, Mykola Oleshchuk, advirtió de que había «indicios de preparación para el despliegue masivo de FAB de 1.500 kg».

A continuación, empezaron a aparecer con más frecuencia en Internet vídeos que mostraban el uso de estos FAB, en particular en la dirección de Avdiivka, en el este de Ucrania.

Esa ciudad fue tomada por las fuerzas rusas a mediados de febrero, tras la retirada de las tropas ucranianas. Las líneas defensivas habían sufrido docenas de ataques de FAB al día durante semanas. Era la primera vez que Ucrania se veía obligada a retirarse de una posición en torno a un pueblo o ciudad en casi un año.

Maksym Zhorin, subcomandante de la 3ª Brigada de Asalto Separada de Ucrania, que eran los últimos soldados que quedaban en Avdiivka antes de su caída, describió cómo Rusia estaba lanzando entre 60 y 80 de estas bombas cada día. Los cálculos ucranianos sugieren que no quedaba ni un solo edificio intacto en la pequeña ciudad cuando los rusos entraron en ella.

«Estas bombas destruyen por completo cualquier posición. Todos los edificios y estructuras simplemente se convierten en un pozo tras la llegada de una sola», afirmó.

Las fuerzas rusas parecieron confirmarlo cuando otro bloguero aprobado por el Kremlin, Military Informant, afirmó que habían «aumentado significativamente el ritmo de uso de bombas aéreas» a principios de marzo.

Video of Russian UMPK glide bomb strikes on Avdiivka. https://t.co/LvWCJhAOWB pic.twitter.com/pX3aJO8MLR

— Rob Lee (@RALee85) February 13, 2024

«Literalmente, no permite sobrevivir a las fuerzas armadas ucranianas y provoca notables pérdidas de efectivos y de territorio», afirmó el canal.

Mientras las tropas ucranianas se retiraban de la ciudad y se veían obligadas a abandonar al menos otras tres posiciones defensivas cercanas, el portavoz de las fuerzas aéreas, Yuri Ignat, afirmó que Rusia estaba utilizando estas bombas para alcanzar a los soldados que huían. «Las bombas planeadoras guiadas también vuelan detrás de nuestros defensores para alcanzar los puestos de mando de retaguardia, los suministros de retaguardia, la munición, etc.», declaró.

Ucrania intenta hacer frente a la amenaza lo mejor que puede. Las fuerzas aéreas de Kiev han afirmado haber destruido al menos 12 cazas rusos capaces de lanzar estas bombas durante los combates de las últimas semanas. Ante las dificultades para hacer frente a las bombas una vez lanzadas, esperan desbaratar los aviones que las transportan en primer lugar. Pero es difícil verificar estos informes y los funcionarios occidentales advierten que no se deben tomar estas afirmaciones al pie de la letra.

Como en otras partes del frente, la respuesta más amplia vendría de un mayor apoyo militar de los aliados de Kiev. Se dice que Estados Unidos está trabajando en un paquete de ayuda militar mientras el Congreso sigue luchando por aprobar un amplio conjunto de apoyos por las disputas políticas internas.

Los militares ucranianos sostienen que la entrega de cazas F-16 de fabricación estadounidense -varios de los cuales llegarán a mediados de verano procedentes de aliados estadounidenses en Europa- aliviará el problema al hacer más arriesgado el despegue de los aviones rusos encargados de transportar las bombas.

Pero Bronk, analista del think tank, no está seguro. «Es poco probable que los F-16 mejoren significativamente la capacidad de interceptación de los ataques rusos con bombas planeadoras», afirma.

«Los cazas y cazas de ataque que lanzan las bombas planeadoras lo hacen a distancias de lanzamiento de varias decenas de kilómetros por detrás de las líneas del frente ruso, lo que significa que los pilotos de los F-16 tendrían que acercarse demasiado a las amenazas SAM terrestres rusas para atacarlas con fiabilidad. Incluso en ese caso, tendrían que estar exactamente en el lugar adecuado y en el momento exacto para captar y disparar a un avión ruso justo cuando empezara a ascender para lanzar la bomba».

Por su parte, Foreman, ex agregado de defensa del Reino Unido en Moscú, sugiere que Ucrania podría tener que adelantar sus defensas aéreas terrestres para intentar detener estos ataques, o bien pedir a sus aliados que las refuercen.

El hecho es que sin paquetes de apoyo militar occidentales adicionales, Ucrania no puede hacer mucho. Como Kiev ha dicho en repetidas ocasiones, necesita que los aliados occidentales den un paso adelante.

Tom Watling