Tras la pérdida de Tartus, Rusia ya no tiene submarinos en el Mediterráneo
La Armada rusa está significativamente debilitada en el Mediterráneo. El colapso del régimen de Assad en Siria les ha privado de su base permanente en ese país. Y con ello, su capacidad para mantener submarinos convencionales durante algún tiempo. El único barco que se sabe que estaba allí acaba de salir, dejando sin submarinos rusos el Mediterráneo.
La caída del régimen de Assad en Siria en las últimas semanas de 2024 sigue repercutiendo en el sistema político y militar ruso. Rusia ha perdido el uso de la base naval de Tartus, lo que ya está afectando a su capacidad para mantener fuerzas en el Mediterráneo.
Supuestamente, Rusia no tiene ningún submarino en el Mediterráneo. El último partió el 2 de enero. Es posible que pudiera haber algún submarino de propulsión nuclear en la zona, pero según los expertos en la actividad naval rusa se considera improbable.
Al amparo de la oscuridad, el jueves 2 de enero, el submarino mejorado de clase Kilo Novorossiysk (B-61) se deslizó silenciosamente por el Estrecho de Gibraltar en su salida al Atlántico. Al igual que los tránsitos rutinarios de regreso al Báltico, se realizó en la superficie. Más tarde su viaje fue confirmado y seguido por la Marina portuguesa el 4 de enero.
Una presencia submarina permanente es insostenible
Rusia ha mantenido un despliegue casi continuo de submarinos convencionales en el Mediterráneo durante aproximadamente una década. La actual Fuerza Operativa Permanente de Rusia en el mar Mediterráneo se estableció en 2013 y ha incluido sistemáticamente uno o más submarinos de la clase Kilo en despliegues solapados.
El experto naval Frederik Van Lokeren lleva un registro de los buques rusos en el Mediterráneo. Esto muestra que ha habido breves lagunas en los despliegues de submarinos, sobre todo a finales de 2023, pero en general siempre ha habido un submarino ruso de la clase Kilo desplegado allí.
Estos tenían su base en Tartus, pero ningún submarino ha hecho escala allí desde aproximadamente el 3 de diciembre de 2024. La pérdida de la base significa que cualquier submarino desplegado allí tiene que permanecer en el mar, con la única posibilidad de breves escalas en puertos amigos. En la práctica, los submarinos rusos de propulsión convencional pasan la mayor parte del tiempo en puerto, incluso cuando están desplegados.
¿Problemas con su submarino sustituto?
El sustituto del Novorossiysk, si es que lo hay, sigue en el Mar del Norte esperando el tránsito hacia el Mediterráneo. Este barco de la clase Improved-Kilo, que se cree que es Krasnodar (B-265), pero posiblemente Mozhaisk (B-608), fue observado saliendo del Báltico el 31 de diciembre de 2024. Lo normal sería que el submarino ya hubiera avanzado, pero parece que hay cierto retraso y todavía no se ha informado de su llegada al canal de la Mancha. Posiblemente, esté relacionado con la situación en el Mediterráneo, pero una explicación más probable parece ser un problema de capacidad de servicio del submarino o de uno de sus escoltas.
Implicaciones más amplias
La base naval rusa de Tartus ha sido una pieza clave de la influencia militar y política de Rusia en Oriente Medio y África. Es probable que la menor presencia de buques de guerra y submarinos en el Mediterráneo reduzca esta influencia.
También es posible que Rusia intente sustituir Tartus por otra base. Se ha hablado de que Rusia está negociando un acuerdo con el nuevo gobierno sirio para mantener la base, pero no hay indicios de ello sobre el terreno.
Se ha especulado con posibles ubicaciones, como Bengasi, Tobruk o Al Burdi. Estas ciudades del este de Libia están controladas por Jalifa Haftar, que cuenta con el apoyo de Rusia. Sin embargo, no se ha confirmado ningún acuerdo de este tipo y no hay indicios claros de nuevas construcciones. Y cualquier base acordada con Haftar podría toparse con turbulencias políticas tras la muerte de este hombre de 81 años.
La lucha de Rusia por mantener su fuerza de submarinos en el Mediterráneo es también sintomática de problemas más amplios. La Armada rusa está sobrecargada tras la invasión a gran escala de Ucrania en 2022 y está sufriendo problemas de mantenimiento. Es probable que se estén desviando importantes recursos a los combates en Ucrania. Al mismo tiempo, la economía rusa se enfrenta a vientos en contra. Parece poco probable que Rusia pueda mantener el despliegue regular de submarinos en ese país en un futuro próximo.
H.I. Sutton
Nota: Esta noticia, como tantas otras publicadas en Galaxia Militar, podrá leerla más tarde en el diario La Razón de la mano de su redactora Adela Sanchidrian.
Sin la sangría de medios que supone la guerra de Ucrania es poco probable que Rusia hubiera dejado caer a su aliado sirio tan fácilmente.
Y lo de la base en Libia sería de locos siquiera estudiarlo, aunque tratándose de los rusos cualquier locura ya es posible. Con un país tan volátil una cosa es que «aparquen» un submarino o barco por unos días y otra que monten una base casi desde cero. Las bases ni se montan en un día ni se desmontan en otro.