Bélgica decide armar sus drones MQ-9B con misiles Hellfire tras la aprobación de EE. UU.
La Agencia de Cooperación para la Seguridad de la Defensa (DSCA) ha confirmado que el Departamento de Estado de EE. UU. había aprobado una posible Venta Militar Extranjera a Bélgica de hasta 240 misiles AGM-114R2 Hellfire y el apoyo correspondiente, por un valor estimado de 79 millones de dólares.
El paquete incluye ingeniería, capacitación, logística, documentación técnica y otros elementos de mantenimiento. La DSCA vincula el acuerdo directamente con el fortalecimiento de la capacidad de combate de Bélgica para operaciones antiterroristas y subraya que Bruselas ya está familiarizada con las armas aire-tierra avanzadas a través de sus programas F-16 y F-35.
El AGM-114R2 pertenece a la familia Hellfire II, un misil aire-tierra compacto de aproximadamente 1,8 metros de largo, unos 49 kilogramos de peso y 178 milímetros de diámetro. Utiliza un motor cohete de combustible sólido que acelera el arma a aproximadamente Mach 1,3, lo que le proporciona un alcance efectivo de unos ocho kilómetros desde plataformas rotatorias o aeronaves no tripuladas. El guiado se realiza mediante un láser semiactivo, por lo que el misil se desplaza por la energía láser reflejada de un sensor a bordo, otra aeronave o un equipo de tierra.
El estándar R2 lleva una ojiva multipropósito programable que puede destruir blindados, estructuras ligeras, embarcaciones pequeñas o blancos blandos, a la vez que limita los daños colaterales en comparación con las variantes antiblindaje anteriores.
La configuración de la espoleta puede ajustarse para efectos de impacto, retardados o de explosión en el aire, lo que permite que un mismo proyectil atraviese muros, destruya vehículos ligeros o neutralice cazas estacionados en plataformas. El diseño modular, con secciones independientes de guiado, ojiva y propulsión, facilita la integración en las flotas de la OTAN y admite actualizaciones de software durante la vida útil del misil.
En servicio en Bélgica, la historia del Hellfire gira en torno al MQ-9B SkyGuardian. Bélgica recibió su primer sistema MQ-9B en la Base Aérea de Florennes en agosto de 2025 y describe la plataforma como un avance estratégico en inteligencia, vigilancia y reconocimiento, certificada para operar en espacio aéreo civil con misiones de larga duración, tanto nacionales como internacionales.
Informes de la industria y fuentes abiertas confirman que el paquete Hellfire está diseñado para equipar estas aeronaves, convirtiendo lo que hoy es un recurso de ISR en un dron MALE completamente armado, capaz de realizar ataques de precisión contra vehículos, embarcaciones pequeñas y posiciones de tiro reforzadas.
El momento del pedido también encaja perfectamente con el ciclo de modernización general de Bélgica. El primer F-35A belga llegó a la Base Aérea Luke en diciembre de 2024, iniciando un programa de entrenamiento plurianual que entregará 34 cazas de quinta generación a Florennes y Kleine-Brogel, y que ya se ha ampliado con pedidos adicionales en 2025.
El Hellfire no forma parte del armamento estándar del F-35, y no hay indicios de que Bruselas tenga intención de integrarlo en el nuevo caza. En cambio, ambos programas apuntan en la misma dirección: una fuerza basada en sensores en red y efectos de precisión, con los F-35 a cargo de campañas aéreas de alto nivel y los MQ-9B, junto con el Hellfire, cubriendo misiones de ataque duraderas y de menor intensidad.
Sobre el terreno, Bélgica ya está invirtiendo fuertemente en misiles antitanque modernos guiados. Bruselas ha encargado 761 proyectiles Akeron MP a MBDA para armar sus futuros vehículos de reconocimiento Jaguar EBRC bajo el programa CaMo, con entregas previstas entre 2025 y 2029, y los sistemas Spike se mantendrán hasta aproximadamente 2030. Estos misiles proporcionarán al Componente Terrestre la capacidad de disparar y olvidar, tanto desde vehículos como desde a pie, pero Bélgica nunca antes ha desplegado un misil de precisión comparable en una plataforma aérea.
Estratégicamente, la cantidad relativamente modesta de misiles parece más una reserva combinada de entrenamiento y operaciones iniciales que un arsenal para la guerra masiva. Es suficiente para equipar a los MQ-9B belgas para entrenamiento intensivo y despliegues limitados mientras el Akeron MP entra en servicio en plataformas terrestres y los escuadrones F-35 aumentan su despliegue en Europa.
Para la OTAN, esta decisión indica que Bélgica se está uniendo de lleno al grupo de aliados que operan drones MALE armados, combinando cazas de quinta generación con aeronaves pilotadas remotamente capaces de realizar ataques cuidadosamente calibrados y de baja colateralidad. Para Bruselas, supone una transición concreta desde la ISR sin armas a una postura madura de ataque de precisión que definirá las reglas de enfrentamiento y la doctrina belgas hasta bien entrada la década de 2030.
Alain Servaes
