Por qué EE.UU. ha aprobado la venta simultánea de F-35 griegos y F-16 turcos.

En una decisión de gran alcance para el futuro de la fuerza aérea en el flanco sur de la OTAN, el Departamento de Estado aprobó simultáneamente la venta de aviones furtivos de quinta generación F-35 Lightning II a Grecia y de cazas modernizados F-16 Vipers a Turquía.

El Departamento de Estado anunció las aprobaciones en comunicados de prensa consecutivos a finales de enero. Se produjeron pocos días después de que el parlamento turco ratificara la largamente aplazada candidatura sueca a la OTAN, tras un retraso de casi dos años. El Congreso se había opuesto anteriormente a suministrar a Turquía nuevos F-16 mientras Ankara bloqueara la admisión de Suecia.

Turquía solicitó inicialmente 40 F-16 Block 70 nuevos y 79 kits de modernización en octubre de 2021. Grecia envió una solicitud oficial de 20 F-35 en junio de 2022.

En retrospectiva, parece evidente que Estados Unidos era reacio a aprobar la histórica adquisición del F-35 por parte de Grecia hasta que pudiera eliminar primero los obstáculos a la adquisición del F-16 por parte de Turquía. Es probable que Washington lo hiciera para evitar la apariencia de favoritismo entre los dos miembros de la OTAN y para no alterar el equilibrio del poder aéreo sobre el mar Egeo a favor de Grecia.

Cuando se le preguntó si éste era el caso, un funcionario del Departamento de Estado me dijo: «Yo diría que las consideraciones son bastante claras: se trata de mejorar la capacidad de los aliados de la OTAN y la interoperatividad con las fuerzas estadounidenses».

En el caso de Turquía, según el funcionario, mantener actualizada la segunda mayor flota de F-16 de la alianza mejora la «postura de disuasión y defensa» de la OTAN. Además, la adquisición de los 79 kits de modernización permitirá a Ankara actualizar sus F-16 de modelos más antiguos al estándar ultramoderno Block 70.

«Estos aviones nuevos y renovados proporcionarán a Turquía una flota de aviones de combate polivalentes modernizados que le permitirán asegurar la defensa de su espacio aéreo», declaró el funcionario.

«Mientras tanto, la venta de aviones F-35 a Grecia proporcionará un aumento significativo de la capacidad, así como la interoperabilidad con las fuerzas de la OTAN», añadió el funcionario. «Esta venta mejora la capacidad de la Fuerza Aérea Helénica para proporcionar la defensa de su espacio aéreo, contribuir a las misiones de la OTAN para preservar la seguridad regional y defender a los Aliados de la OTAN, y mantener la interoperabilidad con las fuerzas de EE.UU. y la OTAN.»

Suleyman Ozeren, profesor de la American University y miembro senior del Orion Policy Institute, cree que la decisión de aprobar estas dos ventas juntas refleja «dos perspectivas críticas».

«En primer lugar, la administración Biden pretende crear un equilibrio en la región proporcionando F-35 a Grecia mientras suministra F-16 a Turquía», dijo Ozeren. «Evidentemente, Grecia tendrá las de ganar en este acuerdo».

«En segundo lugar, esta decisión también refleja el escepticismo entre Estados Unidos y Turquía, que ha sido un problema persistente desde que Ankara decidió comprar los sistemas rusos de defensa antimisiles S-400», añadió.

La polémica compra por parte de Turquía de estos sistemas estratégicos rusos de defensa antiaérea provocó su exclusión del programa F-35 y la prohibición de comprar aviones. Ankara tenía la intención inicial de comprar hasta 100 F-35A para modernizar su fuerza aérea.

En última instancia, Ozeren cree que poseer el avión de quinta generación más avanzado del mundo representa una «victoria diplomática» para Grecia.

También cree que el momento elegido para tomar la decisión «dice mucho», ya que indica tanto «una preferencia por Grecia frente a Turquía dentro del Congreso de Estados Unidos» como que refleja las «tensas» relaciones entre Estados Unidos y Turquía.

«No obstante, esta decisión va más allá del mero equilibrio del poder aéreo en el Egeo», afirmó. «Sugiere que Estados Unidos busca garantías de Turquía, un miembro crucial de la alianza de la OTAN».

George Tzogopoulos, investigador principal del Centre International de Formation Européenne, un instituto francés de investigación política, cree que la decisión parece razonable desde un «prisma político».

«Tanto Grecia como Turquía son aliados de la OTAN, pero el carácter autónomo de la política exterior turca en los últimos años ha llevado a la administración estadounidense a emplear diferentes tácticas para servir a sus intereses complaciendo en cierto modo a ambos», dijo. «Washington se esfuerza por limitar la apertura de Ankara hacia Oriente, que es un proceso continuo y no se detiene con las ventas actuales».

Con ello, Tzogopoulos cree que Washington posiblemente esté planeando proporcionar a Atenas una «ventaja militar cualitativa» evitando al mismo tiempo «alienar irreversiblemente» a Ankara.

Curiosamente, menos de una semana después de que se aprobaran los dos acuerdos, la subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos, Victoria Nuland, declaró a los medios de comunicación turcos el 29 de enero: «Si pudiéramos superar esta cuestión del S-400, cosa que nos gustaría hacer, Estados Unidos estaría encantado de dar la bienvenida a Turquía de nuevo a la familia del F-35».

«No puede excluirse la posible venta del F-35 a Turquía», afirmó Tzogopoulos. «Depende del curso futuro del regateo turco-estadounidense, que también estará determinado por el resultado de las elecciones presidenciales en Estados Unidos».

Tzogopoulos cree que este regateo turco-estadounidense tiene dos ganadores y un perdedor. Los ganadores son Estados Unidos y Turquía, ya que el primero se asegura otra lucrativa venta de armas y la segunda recibe los aviones que buscaba. Por otro lado, la OTAN es una clara perdedora ya que el «mensaje que se está enviando a otros miembros» es que la autonomía en política exterior, en este caso Turquía, «podría ser una opción para los Estados sin graves repercusiones».

Y aunque la aprobación de la evaluación de Suecia por parte de la OTAN ha sido un factor importante para abrir la puerta a la venta de los F-16, Tzogopoulos señala que «no está claro dónde podrían situarse los límites del acuerdo turco-estadounidense».

«Hoy es la aprobación de Suecia y mañana podría ser otro tema en la agenda de conversaciones», dijo. «Las tácticas de negociación turcas están dando resultados y esto es lo que debería causar cierta preocupación».

El analista señaló que, aunque las relaciones greco-turcas son estables en la actualidad, la historia ha demostrado repetidamente que esa estabilidad no dura mucho.

«Para comparar el equilibrio del poder aéreo en el Egeo necesitamos cifras y plazos concretos», dijo. «No está claro, por ejemplo, cuántos cazas F-35 podría recibir Grecia y cuándo».

«Estados Unidos apoya la actual distensión en las relaciones greco-turcas, pero debe estar preparado para nuevas rondas de tensiones tarde o temprano», añade.

«Lo que más le importa a EE.UU. no es el equilibrio del poder aéreo en el Egeo en sí, sino el resultado de su esfuerzo para evitar una situación en la que Turquía podría salir perdiendo.»

En consecuencia, el riesgo para Turquía de que Grecia alcance en algún momento una ventaja militar cualitativa sobre Turquía en el aire sobre el Egeo podría formar parte de las «futuras conversaciones turco-estadounidenses».

Tzogopoulos destaca la declaración de Nuland subrayando cómo Turquía también podría adquirir F-35 si se resuelve el impasse del S-400.

«Así que el regateo continúa», dijo.

Paul Iddon