El programa de portaaviones PANG no se aplazará, según el Ministerio de Defensa francés.

Un informe parlamentario francés publicado a principios de junio planteaba la idea de posponer la construcción del portaaviones de nueva generación (también conocido como PANG), pero el ministro de las Fuerzas Armadas se opuso firmemente a tal opción y manifestó su apoyo al programa.

El diseño del portaaviones de propulsión nuclear de nueva generación (CVN) de la Marina francesa está a punto de concluir, y el programa se aproxima a un hito clave de aprobación para pasar a la fase de fabricación a finales de año. El informe parlamentario francés añade, por tanto, otra capa de duda a este programa tan político y politizado, reavivando el debate. En realidad, el programa está muy avanzado, con el primer contrato para el pedido de artículos de larga duración adjudicado en abril de 2024.

El tema del PANG sigue causando revuelo. Siendo el programa más importante de las fuerzas armadas francesas, su coste y todo lo relacionado con él es objeto de debate en la opinión pública y la esfera política.

En el contexto de un presupuesto nacional muy ajustado y de los intentos de Francia por rearmarse lo mejor posible, dos diputados han presentado un informe sobre el equilibrio entre masa y alta tecnología en el equipamiento militar francés. El informe explora varias opciones para liberar fondos de la actual ley de planificación militar (LPM) – ley que enmarca el presupuesto de defensa francés para un periodo determinado – con el fin de actualizar la ley al contexto geopolítico actual y redistribuir los fondos hacia capacidades más urgentes.

Así surgió el tema. Los dos diputados proponen aplazar la construcción del portaaviones de nueva generación, lo que en su opinión liberaría varios millones de euros, o incluso hasta mil millones de euros al año en créditos que podrían utilizarse para financiar otras capacidades, incluida la financiación de fragatas adicionales para aumentar el tamaño de la Armada y darle una ventaja exportadora, como hace actualmente la Marina italiana.

“Cada día de retraso en el PANG representa varios millones de euros, que podemos invertir adicionalmente para las necesidades de los próximos meses y años, en particular para la Marina francesa. Por tanto, apoyamos la ambiciosa propuesta de lanzar la producción de tres fragatas adicionales, basadas en el modelo italiano, en el astillero de Lorient”, subraya el informe.

Sin embargo, aunque los diputados recomiendan un aplazamiento, no cuestionan en absoluto la pertinencia de la necesidad de un portaaviones para Francia.

“Francia necesita naturalmente un nuevo portaaviones para sustituir al Charles de Gaulle, que será retirado del servicio en 2038, porque somos una nación archipiélago y miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. […] Así que no se cuestiona la pertinencia de disponer de al menos un portaaviones para la Marina francesa”.

Ante este informe, la Marina y su jefe de Estado Mayor, el almirante Vaujour, se movilizaron para presionar en sentido contrario. Si bien tres fragatas suplementarias serían evidentemente bienvenidas, como sugirió el Ministerio de Defensa en febrero, para hacer frente a todas las operaciones en curso, para los marinos el desplazamiento del programa PANG simplemente no es una buena solución.

Parece que cada uno en la Marina, a su nivel, se movilizó para promover ante los políticos las capacidades de un portaaviones y los beneficios para la Marina. Durante la reciente visita del presidente francés a bordo de un FREMM que recalaba en Noruega, el oficial al mando explicó la importancia del grupo de ataque de portaaviones para la Armada francesa. Es más, durante una audiencia parlamentaria hace unas semanas, tras la publicación del informe, el almirante Vaujour insistió en la importancia del PANG y del portaaviones como herramienta naval de combate y diplomática.

«La construcción del futuro portaaviones es una palanca de crecimiento excepcional», declaró el almirante Vaujour, añadiendo que se trata de la excelencia del saber hacer francés, «es un tejido industrial único que hay que preservar», «se trata de un fuerte impacto en todas las regiones», afirmó Vaujour.

Preguntado al respecto durante su comparecencia ante el Senado, el ministro de las Fuerzas Armadas dejó las cosas claras y expresó su oposición al aplazamiento de dicho programa por varias razones.

En primer lugar, hizo hincapié en que el portaaviones es una herramienta esencial en cualquier conflicto futuro: en particular para la superioridad aérea sobre el mar, pero también para proyectar fuerzas aéreas en tierra.

“Todos los debates son posibles, pero tengo dos certezas. La primera es que nunca habrá un momento en el futuro, en ningún conflicto, en el que no necesitemos proporcionar defensa aérea y superioridad aérea”, explica Sébastien Lecornu, del Ministerio de Defensa.

A continuación, explicó por qué el PANG es absolutamente necesario para mantener las capacidades industriales. Sin los dos reactores que albergaría el nuevo portaaviones, el mantenimiento de la industria sería aún más costoso y difícil.

«No hay que engañarse, ya que no se trata de un saber hacer mundial: 4 reactores nucleares para 4 SSBN, 6 reactores para 6 SSN […] y los 2 reactores nucleares con su desarrollo y mantenimiento [para el PANG], eso basta para mantener vivas las competencias», añadió.

Por último, planteó la cuestión de los recursos humanos, que también sería compleja, con una grave pérdida de conocimientos y competencias técnicas si se aplazara el programa.

“No se puede renunciar a toda una tripulación, a toda una aviación naval, y decir que se va a acabar en 4-5 años […]. No se puede hacer eso. Ya tienes gente en la Marina que está preparando a la tripulación para los próximos 10 o 15 años a partir de ahora. Así que, el escenario en el que detendríamos la función de portaaviones durante 4 ó 5 años, debemos decir la verdad: si se detuviera, se detendría por completo. No vamos a mantener a 1.400 marineros durante 4 años sin hacer nada, no tiene sentido”.

El debate en la esfera política francesa está vivo y sólo una decisión política al más alto nivel garantizará su continuidad.

Martin Manaranche