El proyecto del caza secreto de China confirma lo que ya se conoce sobre el nuevo avión furtivo J-50.
A primeros de abril de 2025, se conocieron las primeras imágenes publicadas que circulaban en redes sociales chinas desatando una ola de especulación y análisis en la comunidad internacional de defensa.
Estas imágenes, que parecen mostrar un avión furtivo futurista sin cola realizando pruebas de rodaje y posiblemente vuelos a baja altitud cerca de las instalaciones de Shenyang Aircraft Corporation en la provincia de Liaoning, se cree que representan el avión de combate chino de sexta generación, del que se rumorea desde hace tiempo, designado extraoficialmente como J-50.
Aunque la existencia del avión no ha sido confirmada formalmente por las autoridades chinas, la aparición de estas imágenes —que muestran un diseño de ala en flecha pronunciada, tomas de aire ventrales y un fuselaje liso que absorbe los radares— constituye el indicio público más contundente hasta la fecha de que China está acelerando sus ambiciones de combate aéreo de próxima generación.
Este artículo se basa en las imágenes recientemente publicadas, así como en información de inteligencia de fuentes abiertas y comentarios de expertos, para evaluar el desarrollo, las características y las ramificaciones internacionales del programa J-50.
El caza furtivo J-50 presenta una configuración que evoca profundamente los diseños conceptuales de los cazas de sexta generación. Cabe destacar que carece de estabilizadores verticales —una característica clave para reducir la visibilidad radar— y presenta una estructura ala-cuerpo en forma de lambda, optimizada para el sigilo y la eficiencia aerodinámica.
El fuselaje carece de compartimentos de armas externos aparentes, lo que sugiere un sistema de transporte interno consistente con la doctrina de baja observabilidad. Según varios analistas de defensa de código abierto, esta configuración se alinea con las tendencias observadas en los programas de sexta generación estadounidenses y europeos, como el Dominio Aéreo de Próxima Generación (NGAD) y el Sistema Aéreo de Combate Futuro (FCAS).
Aunque no se dispone de especificaciones oficiales, evaluaciones de código abierto sugieren que el J-50 podría incorporar diversas características que definen a las plataformas de sexta generación. Estas incluyen la gestión de misiones con inteligencia artificial, la integración de sistemas de guerra centrados en la red, la capacidad de operar con tripulación opcional y la posibilidad de controlar drones de apoyo en escenarios de combate complejos.
También se especula con el uso de materiales compuestos avanzados y tecnologías de sigilo activo, posiblemente incluyendo piel adaptativa o camuflaje electrónico. Además, la propulsión podría basarse en un motor turbofán de nueva generación —posiblemente una variante del WS-15— diseñado para soportar supercrucero y una gestión mejorada de la firma térmica. Estas suposiciones siguen siendo especulativas, pero son coherentes con la investigación documentada de China en estas áreas durante la última década.
El surgimiento del J-50 debe entenderse en el contexto de la evolución general de la industria aeroespacial de defensa china. En los últimos veinte años, China ha pasado de ser un importador y copiador de tecnologías extranjeras a un innovador cada vez más autosuficiente.
Esta evolución estuvo marcada por la introducción del J-20 Mighty Dragon, el primer caza furtivo de quinta generación operativo de China, y el desarrollo continuo del FC-31 Gyrfalcon, un avión furtivo más ligero, supuestamente destinado a operaciones en portaaviones o a la exportación. El J-50 parece representar ahora el siguiente gran avance, en consonancia con la ambición estratégica de China de alcanzar la paridad tecnológica —o superioridad— en ámbitos militares clave.
Los informes de los foros de defensa chinos y el seguimiento satelital de la actividad en las instalaciones del SAC sugieren que el desarrollo del J-50 comenzó en serio después de 2018, probablemente bajo un programa clasificado de alta prioridad. Por lo tanto, la repentina aparición de la aeronave a principios de 2025 refleja tanto una inversión sostenida como ciclos rápidos de prototipado, posiblemente facilitados por métodos de ingeniería digital y una arquitectura de aviónica modular.
Si el programa sigue el cronograma del J-20, la producción inicial a pequeña escala podría comenzar antes de 2030, lo que posicionaría a China como líder en la carrera de la sexta generación.
Estratégicamente, el J-50 podría tener un impacto significativo en el equilibrio del poder aéreo regional y global. Si se diseña para operaciones en portaaviones —una posibilidad dada la inversión china en portaaviones equipados con catapulta, como el Fujian (Tipo 003)—, el J-50 podría mejorar drásticamente la capacidad de China para realizar operaciones en alta mar.
Esta plataforma otorgaría a la Armada del Ejército Popular de Liberación (PLA) una verdadera capacidad de quinta o sexta generación en el mar, acortando la distancia con el F-35C de la Armada estadounidense y los futuros sistemas NGAD.
A nivel geopolítico, la introducción de un caza de sexta generación por parte de China añade una nueva capa de complejidad a la planificación de la defensa global. Para países vecinos como Japón, India y Taiwán, el posible despliegue del J-50 aumenta la urgencia de los programas nacionales de modernización de sus cazas.
Japón ya colabora con el Reino Unido e Italia en el proyecto GCAP, mientras que India continúa desarrollando su Avión de Combate Medio Avanzado (AMCA). Para los países de la OTAN y Estados Unidos, el desarrollo del J-50 podría servir de catalizador para acelerar las pruebas y el despliegue de sus propias plataformas de sexta generación, impulsando una nueva competencia armamentística centrada en el dominio aéreo, la integración de la IA y las capacidades autónomas.
Paralelamente, la aparición del J-50 genera inquietud respecto a la futura estrategia de exportación de China. Si bien es improbable que las tecnologías de sexta generación se exporten a corto plazo, China ha mostrado un patrón de desarrollo de variantes nacionales de alta gama, a la vez que produce versiones simplificadas para clientes extranjeros. Si se ofreciera una versión reducida del J-50 a socios clave como Pakistán o países de Oriente Medio, podría transformar los mercados mundiales de cazas y socavar el dominio occidental en la exportación de defensa.
La aparición del J-50 también pone de relieve la creciente madurez de la base industrial de defensa de China. Los ingenieros chinos ahora son capaces de diseñar, probar y desplegar aeronaves furtivas complejas sin apoyo extranjero. Más importante aún, la capacidad del país para mantener la confidencialidad del programa mientras progresa rápidamente sugiere un alto nivel de coordinación interna y priorización con respaldo estatal. Estas capacidades podrían extenderse más allá de las aeronaves tripuladas e incluir sistemas autónomos, armas hipersónicas y sensores de última generación, todos ellos componentes de un futuro espacio de batalla integrado.
Aunque aún queda mucho por saber sobre el J-50 —su función precisa, su aviónica, el rendimiento de sus motores y sus sistemas de armas—, la aparición de sus primeras imágenes ofrece un indicio convincente de la trayectoria estratégica de China. La era de los cazas de sexta generación ya no es un objetivo lejano, sino una realidad competitiva, y China está decidida a liderar, no a ser un simple seguidor.
La aparición del J-50 en imágenes recién publicadas marca un punto de inflexión en la aviación militar mundial. Ya sea un prototipo, un banco de pruebas o un modelo de producción inicial, este avión confirma que China trabaja activamente para dar forma a la próxima generación de la guerra aérea. El ritmo de desarrollo, sumado a la sofisticación de su diseño, sugiere que la carrera estratégica y tecnológica por el dominio de la sexta generación ya está en pleno auge, y es posible que no se desarrolle según las normas occidentales.
Army Recognition
Con el tunel de viento más grande del mundo y los ordenadores cuánticos que tiene China, están investigando a saco nuevas formas de aviones, más invisibles, más veloces, con mas de 2,5 millones de ingenieros e investigadores. Eso sumado a su cadena de producción imbatible y la cultura China de currar , currar y currar.
…Mientras en otros sitios… ocmpran tecnologías extranjeras, no fabrican nada.
Ver en acción para creer
Y se vieron los coches eléctricos, etc…, creerás
Eso no es un avion. Es una maqueta.
Pues no sería mala idea filtrar una foto de un avión radiocontrol desde un ángulo en el que pueda parecer un avión real y echarse unas risas viendo cómo a USA le entra la paranoia
Pues parece que la maqueta vuela.
En Europa tienen 2 maquetas (di que de 6ta gen.) y no vuelan. Por donde se vea, ya superaron a muchos.
Muestran un diseño de ala combinacion de flecha y delta, muy curiosa y muy pronunciada de mas de 60º
Lo cual no tiene ningun avion, ademas el fuselaje es muy afilado, a diferencia de gordos como el F35 y todos sus imitadores.
Es un avion hecho para volar muy muy rapido, y posiblemente necesite pistas muy largas para aterrizar.
Maqueta es lo que presentó aprisa y corriendo EEUU para enfrentar a los dos cazas de sexta generación chinos. Esto si que es histórico y disruptivo. Osea, no previsto e imaginado. Quien lo diría. Hace 30 años china pagaba un avión boeing con millones de camisetas fabricadas para el mercado americano. El asombro de nuestros días es esto. Un cambio imprevisto.
No hay información suficiente. El manjo de los tiempos por parte de China es muy bueno. No olvidemos que EEUU lleva ya varios modelos de avión invisible en servicio y China solo uno. Tampoco infravaloremos a los chinos. Son hábiles y aprenden rápido. El tiempo dirá si esto son prototipos o es un programa real.
Para los que dicen que la tecnologia furtiva esta obsoleta.
Sobre todo, esos que nos dicen que el EOTS estadounidense, no es un IRST. Su copia la usan los chinos en sus nuevos cazas.