El tercer LHD tipo 075 de la Armada china realiza un entrenamiento operativo.
Según la información publicada por el Global Times el 13 de noviembre de 2022, el Anhui, el tercer buque de asalto anfibio Tipo 075 de la Armada Popular de Liberación (EPL) china, ha realizado recientemente un entrenamiento realista orientado al combate, según anunció la Armada del EPL.
Con el número de casco 33, el Anhui llevó a cabo los ejercicios en una región marítima no revelada, anunció la Armada del EPL. Es la primera vez que la Armada del EPL da a conocer su tercer buque de asalto anfibio Tipo 075, así como el nombre y el número de casco del mismo, según los observadores.
Esto indica que el Anhui ha sido puesto en servicio en la Armada del EPL y está en camino de formar capacidades de combate, dijo al Global Times un experto militar chino que pidió el anonimato.
Con la experiencia acumulada por los dos primeros buques de asalto anfibio Tipo 075, el Hainan y el Guangxi, el Anhui podría alcanzar la capacidad operativa inicial más rápidamente, dijo el experto.
El buque de asalto anfibio Tipo 075 (nombre de informe de la OTAN: Clase Yushen) es una clase de buques de asalto anfibio chinos que está construyendo la empresa de construcción naval Hudong-Zhonghua para la Armada del Ejército Popular de Liberación (PLAN).
Dispone de una cubierta de vuelo de longitud completa para operaciones de helicóptero y cuenta con una cubierta de pozo inundable desde la que se pueden desembarcar aerodeslizadores y vehículos de asalto anfibio blindados.
El buque de asalto anfibio Tipo 075 tiene un desplazamiento de 40.000 toneladas, equivalente al de la clase Wasp de Estados Unidos.
El buque cuenta con una cubierta recta con 6 puntos de aterrizaje para helicópteros, que pueden albergar 6 helicópteros al mismo tiempo. El Tipo 075 también está equipado con dos sistemas de armas cuerpo a cuerpo (CIWS) H/PJ-11 de 30 mm (1,2 pulgadas) y dos misiles tierra-aire (SAM) HQ-10.
Navy Recognition
No está mal. Cuando se comparan los barcos de guerra de China e India queda claro dónde está la industria militar de cada país
Pues la verdad es que si sr. Paco, y es curioso la diferencia entre Rusia y China. Ambas naciones son muy corruptas, pero las dos han utilizado sus gigantescos ingresos de forma muy diferente. Los rusos, que partían con ventaja, ven sus recursos convertidos en yates y cuentas offshore, y (penosamente según se ha visto) ya NO son autosuficientes en materia militar.
Los chinos en cambio son casi autosuficientes en la misma materia. La paciente tortuga ha ganado la carrera a la liebre.
Si Taiwán quiere sobrevivir en caso de conflicto, tiene que inutilizar (que no hundir) dos portaaviones, dos tipo 075, cuatro o cinco tipo 055 o 052 y dos o tres buques tipo Ro-Ro modificados que acompañarían a la flota. Son 12 buques. Y lo tendrían que hacer después de haber sufrido ataques chinos devastadores.
Que utilizar para ello?, ya sean con minas, misiles antibuque hiper sónicos, o sub sónicos con diseños furtivo lanzados desde submarinos o lanzadoras, soy de la opinión que con inutilizar 1/3 de los 075, Taiwán está salvada. Después de todo, China tampoco tiene (de momento) tantos medios anfibios.
China ha realizado un desarrollo meteórico de su industria naval. Pocas veces en la historia de la humanidad una nación que no poseía industria naval ha conseguido ser potencia en muy corto tiempo. En la época antigua el caso más notable es el de Roma, que durante el transcurso de la PGM Púnica (264-241 a. C.), habiendo capturado fortuitamente una galera cartaginesa y disponiendo de suficientes bosques para proveer de madera en abundancia, adaptaron su industria a la producción seriada y lograron crear cientos de galeras trirreme en muy corto lapso de tiempo. Esta capacidad permitió a la ciudad del lacio a orillas del Tiber crear armadas numerosas con que reemplazar las graves pérdidas producidas por los combates navales y tormentas ocasionales a un ritmo que Cartago no pudo seguir. Durante la guerra, esencialmente naval, que duró 23 años, Roma fabricó unas mil galeras, con las que logró el dominio del mar, que le permitió vencer y dio nacimiento a una superioridad naval que se extendió por más de 600 años.
En épocas más recientes los mayores exponentes son EEUU y Japón. EEUU comenzó su proceso industrial más o menos a partir del fin de la guerra colonial (1812), y con gran ímpetu a partir de la década de 1830, con la expansión de los ferrocarriles, los barcos fluviales a vapor, el rápido incremento de la productividad agrícola (inventos como el arado de acero -John Deere-, el uso de fertilizantes y luego la mecanización a vapor) y la fuerte urbanización, en especial luego de la guerra de cecesión a mediados de la década de 1860, incrementado por el proceso de inmigración. Estas son las bases de la industrialización estadounidense. Pero hacia 1890 su flota de guerra estaba compuesta por escasos y pequeños buques, de los cuales casi un tercio eran aún de madera, con muy pocas unidades del tamaño de un crucero y ningún acorazado. Era una flota pequeña y anticuada, incapaz de compararse con ninguna de las más importantes de Europa.
(Sigue): En 1886, ante el crecimiento de algunas flotas sudamericanas -como la brasileña- el congreso aprobó la construcción de sus 2 primeros acorazados, que luego de un largo y complejo proceso constructivo entraron en servicio en 1895. Uno de ellos, el USS «Maine» provocó el inicio de la guerra contra España en 1898, en la que esta última perdió sus posesiones coloniales (Cuba en América, Filipinas y Guam en el Pacífico) a manos de la pujante democracia norteamericana. En este periodo, EEUU dio mayor impulso a sus fuerzas navales. A partir de 1888 el congreso autorizó 2 cruceros acorazados y 4 acorazados, que entraron en servicio justo antes de la guerra hispano-norteamericana. Luego de la misma, ante la extensión de los territorios conquistados y las enormes distancias de océano que debía cubrir la USN, ésta creció en forma imponente, alcanzando su cénit en diciembre de 1907, cuando la «White Fleet», una enorme formación de 16 acorazados, 6 torpederos y buques auxiliares, por orden del presidente T. Roosevelt, completó la circunnavegación del mundo visitando numerosos países para mostrar el nuevo poderío naval estadounidense.
(Sigue): La flota norteamericana siguió creciendo al ritmo de la evolución tecnológica y su entrada en la PGM en 1917 fue fundamental para la derrota de los submarinos alemanes en el Atlántico y lograr el dominio naval con que abastecer las tropas aliadas que condujeron a la victoria en Europa continental. EEUU, gracias a su intervención en la PGM quedó convertida en potencia naval de primera magnitud, en paridad con UK -dominante hegemónico hasta entonces-, estado que se reflejó unos años después del armisticio en la Conferencia naval de Washington, el primer tratado de limitación de armamentos de la historia contemporánea. Nada mal para un país que apenas 30 años antes carecía prácticamente de marina.
(Sigue): Lo de Japón es sencillamente impresionante. Hasta 1868 era un país cerrado económicamente, que no permitía el comercio exterior más que en ciertos puertos específicos, con permisos especiales y con volúmenes minimos; políticamente era un país feudal dominado por señores de la guerra denominados «Shogun», que eran dueños de la tierra y su población estaba sometida a una suerte de vasallaje en la que el comercio y la industria estaban absolutamente limitados a sus necesidades específicas. A inicios de mediados del S. XIX se sucedieron una serie de presiones de distintos feudos que eclosionaron en guerras civiles, la última de las cuales (1967-69) provocó la derrota del shogunato de Tokugawa. Esto permitió que en 1868 comenzara una época de cambios profundos conocido como «Restauración Meiji» que se caracterizó por establecer reformas políticas, económicas, sociales y culturales que fueron muy importantes para el desarrollo económico japonés. Para el nuevo gobierno el objetivo central era la modernización del país y la apertura económica y social a los países occidentales.
(Sigue): Aquí comienza el proceso de industrialización acelerado de Japón, que produjo una expansión económica sin precedentes, que la llevaría a convertirse en un jugador de fundamental importancia en el área Asia-Pacífico; que la impulsaría a colonizar China (a la que derrotó en una guerra en 1894-95) y a convertir a la península coreana en un protectorado (y a anexionarla territorialmente a partir de 1910). En esta época el slogan nacional era «país rico, armada fuerte». Esta expansión chocó inevitablemente con los intereses del imperio ruso en la región, especialmente en Manchuria y Corea. La guerra subsiguiente comenzó en 1904 y culminó en 1905 con la derrota de Rusia luego de la victoria japonesa en la batalla de Tsushima, convirtiendo a Japón definitivamente en una potencia económica y militar, que la llevaría finalmente a enfrentarse a EEUU en décadas venideras, que terminó con el ataque japonés a Pearl Harbor en diciembre de 1941.
(Sigue): Ninguna de estas campañas victoriosas de Japón podría haberse llevado a cabo sin una marina poderosa, cuyo equipamiento se realizó con los ingresos provenientes de su expansiva economía, fundamentalmente con buques de guerra (acorazados y cruceros) fabricados en Inglaterra tomando como modelos sus últimas evoluciones tecnológicas y con tácticas navales copiada a los británicos. En la época de la batalla de Tsushima la flota japonesa no solo era numerosa y bien equipada, sino que fundamentalmente estaba muy bien entrenada y sus buques poseían cañones de tiro rápido y largo alcance que eran los más avanzados en esa época. Esta fue una combinación fatal para la anticuada y desmoralizada flota rusa. En esta etapa fue fundamental la transferencia tecnológica desde Occidente, sin la cual el proceso de industrialización no hubiera evolucionado. Inicialmente fue la industria ligera (tejidos y pequeñas manufacturas) la que primero se desarrolló, pero luego se puso énfasis en la industria pesada, en especial la naviera y ferrocarrilles.
(Sigue): En el período posterior a la victoria sobre Rusia comenzó la fabricación de grandes buques de guerra en el propio Japón, produciendo un rápido crecimiento de la marina en el período anterior a la PGM. Japón participó en esta guerra como país aliado, emergiendo de la misma como indiscutida tercera potencia naval del mundo, solo por detrás de UK y EEUU. Esta situación también quedó reflejada en el reparto de tonelaje máximo de grandes buques de batalla (y otros) asignados a las potencias navales en el ya mencionado Tratado Naval de Washington de febrero de 1922.
(Sigue): A estos ejemplos podríamos adicionarle el caso del Imperio Alemán (1871-1918), que en los años inmediatamente anteriores a la PGM, produjo una expansión impresionante de su armada, que pasó de ser una fuerza fundamentalmente de defensa costera, con escasos buques de poco valor militar a poseer la segunda flota de naves de batalla más grande del mundo después de la británica, en 1914. En cuanto a China, antes del proceso de «invasión» de empresas y bienes de capital occidentales en los años ’90, su armada estaba compuesta por una cierta cantidad de destructores, fragatas y submarinos -además de un número sustancial de lanchas misilísticas, torpederas y cañoneras- esencialmente de fabricación nacional, derivadas de modelos soviéticos (más armas y sistemas), pero adaptados a los materiales y procesos productivos locales. En general eran versiones degradadas en algunas características, ya que en muchos casos los chinos tuvieron que adaptar motores, armas y sistemas de inferior calidad y rendimiento, pues no se disponía de los mismos que equipaban a los diseños originales. No eran modelos sobresalientes, aunque numerosos y eficaces para China en esos años.
(Sigue): La apertura china y la posibilidad que ésta ofrecía creando facilidades extraordinarias, convenció a muchos fabricantes de armas occidentales (y rusos) la posibilidad de realizar excelentes negocios para intervenir en la modernización de sus extensas y anticuadas FFAA. Nadie suponía que la provisión de modelos de sistemas, armas y electrónica avanzada desde inicios de los años ’90, beneficiaría de semejante manera a los diseñadores chinos, hábiles replicadores, que aprovecharon el acceso a numerosas tecnologías de punta para avanzar meteóricamente y producir en pocos años lo que normalmente llevaría décadas. De esta manera, sus diseños navales empezaron a ser más competitivos y estar a la altura de los de las principales potencias navales del mundo. Su punto sobresaliente fue la posibilidad de mejorar sus propias clases de submarinos nucleares (SSN y SSBN, nacidos en los años ’80) con nuevas tecnologías, ya que sus primeros diseños poseían firmas acústicas exageradamente elevadas y sus prestaciones generales eran inferiores a las de sus similares occidentales y rusos.
(Sigue): A partir de entonces el país de la Gran Muralla ha hecho un enorme esfuerzo por desarrollar su marina de guerra, siendo actualmente la más numerosa del mundo, pero en nuestra opinión lo ha hecho en forma desproporcionada a sus necesidades. Creemos que el desarrollo de una armada debe ir en crecimiento paralelo con los verdaderos intereses comerciales e influencia geopolítica. No dudamos que China es la segunda economía del mundo, con proyección a alcanzar el primer lugar. Pero aún hoy China carece de una verdadera red de bases y asentamientos global y una estructura comercial que necesite ser resguardada, o un posicionamiento internacional que la capacite para actuar como «policía mundial» al estilo norteamericano. Ni siquiera el objetivo de conquista de Taiwán justificaría la posesión de tantos medios. Pareciera que su enorme flota es más una forma de demostración de poderío económico que objetivamente eficiente, aunque la necesidad de equipar sus tres flotas y extender su radio de acción en aguas oceánicas (Pacífico e Índico) lo justificaren.
(Sigue): La flota china actualmente está en un proceso de conversión hacia una armada de «aguas azules» (oceánica), lo que coincidiría con la línea de pensamiento expresada, pero como dijimos es extemporánea a la creación de la estructura de soporte a lo largo y ancho de los mares y a la necesidad de proteger líneas de comunicación navales, aunque su flota mercante sea la mayor del mundo. Nos cuesta interpretar el objeto de semejante tamaño (y costo operativo), excepto que pretenda entrar en guerra a corto plazo. Además si bien la gran mayoría son buques modernos, algunos como las fragatas paquistaníes han demostrado fallas importantes en el funcionamiento de sus sistemas y ello puede ser sintomático de una suerte de estado inmaduro de sus avances tecnológicos. Además, no es una flota que pueda demostrar una capacidad operativa de total eficiencia ni que haya desarrollado a fondo sus tácticas navales (y aeronavales), simplemente por su juventud, a pesar de su ahínco por el entrenamiento, tal es el objeto del artículo que comentamos.
(Sigue): No se puede comparar la flota china en este aspecto con la norteamericana, ni tampoco con la británica o la francesa, a pesar de que en una guerra probablemente se impondría simplemente a fuerza de cantidad. Tampoco es comparable la calidad de sus construcciones, aunque están logrando avances significativos y sus astilleros tienen un ritmo de entregas que nadie, incluyendo a EEUU pueden igualar. Esto significa que tienen absolutamente coordinado todo el ciclo constructivo, desde el corte de aceros hasta la instalación de sistemas y subsistemas, así como un aparato logístico muy desarrollado, prácticamente en un ritmo de guerra. Esto, por sí mismo, es un logro notable que muy pocas naciones han hecho en escasas décadas. El problema de una flota grande a largo plazo es que va a resultar imposible seguir el ritmo de la evolución tecnológica en todas sus naves, por lo que solo los buques más nuevos estarán a un nivel óptimo, mientras el resto necesitaría de actualizaciones que sería imposible de sostener en tiempo y forma, además de oneroso. Esa es nuestra visión de la flota china actual.
(Sigue): Respecto a la comparación que hace el forista Paco entre las armadas de China y la India, nos cabe decir que ambos países han sido determinados por procesos muy diferentes, pero que tienen en común la comprensión que el dominio de los mares y océanos circundantes son esenciales para su seguridad y protección, así como el mejor medio para proyectar su poder, reflejado en la posesión de portaaviones. China se ha beneficiado con la introducción brutal de bienes de capital y financiero desde Occidente desde los años ’90 y ello ha posibilitado la obtención de montañas de dinero con que financiar el desarrollo militar y tecnológico -en este caso naval- ayudado por su capacidad de emular cualquier máquina o sistema foráneo. India por su parte, ha debido en primer lugar corregir los males que la persiguen desde su creación como estado: la corrupción y la estructura social de castas, enquistadas en todos los estamentos de poder y escalafones militares.
(Sigue): Desde mediados de la década pasada los planes del P M N. Modi para corregir estos males ancestrales (iniciativas «Atmanirbhar Bharat» y «Make in India») han empezado a dar sus frutos y el país ha comenzado paulatinamente a desarrollar su verdadero potencial. India está avanzando en materia naval así como en el resto de sus FFAA. Ha abandonado la compra directa de sistemas de armas foráneos e intenta producirlos en el país mediante acuerdos de producción bajo licencia con ToT -transferencia tecnológica- (por ej. submarinos Scorpéne de NG -clase «Kalvari») y paralelamente realiza desarrollos locales en asociación con empresas de punta extranjeras (por ej. el sistema SAM Barak-8), así como propios (por ej. el sistema AIP modular de NMRL -laboratorio de investigaciones navales, dependiente del DRDO-, del tipo celda de combustible de ácido fosfórico -PAFC-). Este proceso India lo lleva adelante sin defraudar patentes y sin recurrir a arducias peligrosas (como hackeos, sobornos, espionaje, etc.), que provocan recelos internacionales, para generar crecimientos y avances espectaculares, como es el caso de China.
(Sigue): En ocasiones, los avances artificiales pueden conducir a mesetas de desarrollo, pues no se producen por conocimiento de causa, sino solo de efecto, y esto puede implicar que mientras un sector importante progresa en un corto plazo, otro, que también es sensible, no lo logra en el mismo tiempo, produciendo un estancamiento de todo el conjunto. El caso más visible de lo que decimos es el caza J-20. India avanza más lentamente, pero lo hace a paso seguro, generando patentes compartidas y propiedad intelectual genuinas, con el objetivo de lograr autosuficiencia armamentista. Su armada también es poderosa y numerosa (es la cuarta más grande del mundo, poseedora asimismo de SSBN de diseño autóctono) y también posee numerosos buques de diseño local, aunque aún se encuentra en un proceso de necesidad de colaboración externa para sus diseños más avanzados (como el portaaviones INS Vikrant) o recurrir a la producción bajo licencia con ToT (los mencionados submarinos clase Kalvari de Francia o fragatas con características furtivas clase Talwar de Rusia), con niveles de integración nacional totales superiores al 70 %, un nivel consolidado que tiende a crecer.
(Sigue): Consideramos que el camino evolutivo elegido por India es sólido y creemos que con el tiempo India reducirá su diferencia tecnológica con China, cuyo proceso fue más corto, pero que aún es inmaduro en muchos aspectos y lo ha hecho generando recelo y oposicion internacional. La actitud de EEUU es sintomática para notar la diferencia entre ambas naciones. EEUU es socio comercial indiscutido de Pekín, pero políticamente intenta crear alianzas regionales para limitar su agresiva expansión territorial y frenar sus actitudes militaristas, que en general no solo afectan a Washington como potencia hegemónica histórica, sino también a los países limítrofes y regiones aledañas, provocando desestabilización en estas relaciones geopolíticas consuetudinarias. India, en cambio es buscada por EEUU como socio estratégico, justamente para oponerse a China, pero también intenta generar relaciones económicas más fuertes, por su mayor confiabilidad. Su importancia se refleja en la capacidad de Washington para evitar sancionar a Nueva Delhi por medio de la ley CAATSA, en general una iniciativa del DE, pero que es ratificada por el Congreso, lo que es muy significativo.